CLAUDIA LUNA PALENCIA El FMI sigue dándole vueltas a cómo contribuir a un gran marco regulador internacional para los 190 países que aglutina. Precisamente el organismo internacional propuso un plan de acción de nueve puntos al respecto del uso de las criptomonedas: 1) el Bitcoin no debe tener estatus de moneda de curso legal; 2) deben adoptarse criterios internacionales a favor de aumentar las regulaciones en torno a la criptografía; 3) monitorear el impacto de los cripotactivos en el mercado; 4) fortalecer los marcos monetarios; 5) controlar los flujos excesivos de capital; 6) más leyes para criptomonedas y activos; 7) imponer impuestos a las organizaciones que usan criptomonedas; 8) vigilar que estas operaciones no eludan la gestión del flujo de capital; y, 9) el FMI vuelve a recomendar a los países que las criptomonedas no deben sustituir el uso de las monedas locales. Se trata de una primera iniciativa por parte del organismo internacional y los bancos centrales esperan que, a lo largo del año, puedan darse otro tipo de pasos prudenciales y regulatorios para crear finalmente un gran marco legal para el universo de los criptoactivos. La intención es frenar una vorágine preocupante en este mercado. Y es que la montaña de pérdidas, robos, estafas y quebrantos alrededor del uso de las criptomonedas a nivel mundial sigue creciendo: de acuerdo con Atlas VPN, los hackers robaron “más de 3 mil 500 millones de dólares en criptomonedas” en 2022. El año pasado fue especialmente revuelto para el universo cripto y eso precisamente hizo saltar todas las alarmas: de acuerdo con Cointelegraph, en los últimos doce meses subieron exponencialmente el número de estafas con criptomonedas y solo en el mes de abril de 2022 miles de personas vieron esfumarse sus inversiones en criptoactivos “como resultado de estafadores sofisticados” que saquearon Coinbase. Tampoco los últimos meses han sido favorables para las inversiones en bitcoins y otras criptomonedas: en julio pasado quebró Celsius, una de las mayores plataformas de inversión en criptoactivos de Estados Unidos, aquejada por la caída en el valor del bitcoin. Las operaciones con monedas y activos virtuales llevan más de una década realizándose y ningún año había tenido las particularidades detectadas en 2022: nada más en Estados Unidos, la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) recibió miles de quejas que contabilizaron pérdidas superiores a los mil millones de dólares por fraudes en criptomonedas. Los grupos etarios más afectados, no solo en Estados Unidos, sino en promedio mundial, son la llamada Generación Z (jóvenes que rondan los veintitantos años) y los Millennial (jóvenes treintañeros) aunque también hay casos de baby boomers invirtiendo su propia jubilación. Muchas de las operaciones irregulares son reportadas fundamentalmente en la plataforma Bitcoin. A colación El universo cripto ha ido ampliándose con el bitcoin, ethereum, litecoin o bitcoin cash. Alrededor de las criptomonedas hay toda una literatura cada vez más extendida: una a favor de su utilidad y como rostro de un futuro que parece inevitable, sin dinero físico de por medio, la sepultura de todas las monedas y los billetes contantes y sonantes. Otra es negra: habla de fraudes, lavado de dinero, de servir al crimen para evadir a los bancos y a los sistemas financieros proporcionándoles desde internet un mundo financiero paralelo grisáceo y opaco. El dinero de la mafia va al universo del dinero digital, al menos, eso dicen las malas lenguas. Algunas webs como bitcoin.org ofrecen el anonimato en las transacciones y pagos rápidos internacionales: “Los bitcoins pueden ser transferidos desde África a Canadá en 10 minutos. No existe un banco que retrase el proceso, ni honorarios escandalosos y no puede congelarse la transferencia”. Sin una regulación internacional, las criptomonedas siguen estando fuera de la arquitectura financiera actual. En la UE, no solo preocupa la afectación a los clientes, sino el lavado de dinero detectado a través de los bitcoins: recientemente Chainalysis señaló que en 2022 se lavaron más de 26 mil millones de euros de criptomonedas adquiridas a través de fondos ilegales. Ha sido todo el dinero opaco detrás de los criptoactivos lo que motivó a que el pasado 20 de abril, el Parlamento Europeo aprobase la primera Ley de Regulación de Criptoactivos que venía discutiendo con profundidad en los últimos meses. Tras una serie de consultas y debates, la primera legislación europea al respecto fue aprobada por 529 votos a favor; 29 en contra y 14 abstenciones. La UE tiene la primera gran normativa para rastrear las transferencias de criptoactivos, prevenir el blanqueo de capitales y cuenta con un marco de supervisión para la protección de los clientes. Dicha legislación sienta las bases para que sus veintisiete países miembros, puedan rastrear las transferencias de criptoactivos como bitcoins y tokens de dinero electrónico. El texto, que fue acordado provisionalmente por los negociadores del Parlamento Europeo y el Consejo Europeo, en junio de 2022, tiene como objetivo garantizar que las transferencias criptográficas, como es el caso de cualquier otra operación financiera, logren rastrearse siempre y las transacciones sospechosas puedan bloquearse. La ley también cubriría las transacciones superiores a los mil euros de las llamadas billeteras autohospedadas (una dirección de billetera de criptoactivos de un usuario privado) cuando interactúan con billeteras alojadas administradas por proveedores de servicios de criptoactivos. Las reglas no se aplican a las transferencias de persona a persona realizadas sin un proveedor o entre proveedores que actúen en su propio nombre. @claudialunapale