CLAUDIA LUNA PALENCIA En los últimos meses, las noticias en torno a la Inteligencia Artificial son del todo inquietantes, a tal grado que parecen un aviso de que el lobo vendrá a devorarse a los corderos. ¿Es acaso esta tecnología el lobo? La irrupción de diversos sistemas de IA como ChatGPT, GenAI o GenerativeAI, Dall-E o GPT ha motivado que cientos de creadores de arte, de contenidos, así como múltiples prestadores de servicios adviertan de la peligrosidad de todas estas herramientas en su uso masivo. En unos años más, anticipan el cierre de miles de puestos de trabajo e inclusive tener como próxima competencia, en su quehacer creativo, a un sistema que crea técnicas para producir contenido original. Por ejemplo, que el próximo best seller en las librerías no sea un libro escrito por Mario Vargas Llosa, sino por uno de estos sistemas concebidos por expertos en tecnología desde una empresa en San Francisco, California o en Beijing, China. O que la inauguración de una galería de arte no incluya ningún cuadro de Dalí, Picasso, Van Gogh, Rembrandt o Goya sino la obra pintada por un sistema de IA. Que haya creaciones y servicios que terminen colapsados porque un software lo hará de forma perfecta, además, ahorrará al empresario el costo de tener varios trabajadores contratados. El futuro de un medio de comunicación podría terminar en manos de un sistema de IA que contase las noticias desde la orientación ideológica, política o religiosa con la que fue previamente ideado. Inclusive una herramienta tecnológica dará forma a los trabajos escolares y los ensayos, así como las tesis necesarias para obtener un título profesional y hacerlo de tal forma impecable. que no habría lugar para demostrar un plagio o que ha sido escrita por un software y no un humano. Hace unos días, en el Capitolio, la voz de Samuel Altman, director Ejecutivo de OpenAI, retumbó en los oídos de los senadores que escuchaban ávidos la voz experta de este millennial que ha sido uno de los creadores de sistemas de IA más precoces. A tal grado es su talento, que actualmente a sus 38 años de edad, no es solo millonario, sino que ha sido varias veces reconocido por Forbes. En 2015, fundó junto con Elon Musk, Jessica Livingston y Peter Thiel, la empresa OpenAI dedicada a la investigación tecnológica de cuya creación emanó ChatGPT. Ha sido este prototipo de bot desarrollado en 2022 una de las claves de sol que han dejado entrever la capacidad infinita de los programas de IA con un potencial que, como todo, incluida a la ciencia misma, tiene su lado positivo y oscuro. Ante una comisión en el Senado, Altman explicó las bondades de ChatGPT señalando que es un “prototipo de chatbot“, especializado en el diálogo con una amplia capacidad de lenguaje para sostener una o cientos de conversaciones con un ser humano y de esta forma interrelacionar con él. Tan solo en medio año desde su lanzamiento este servicio ya contaba con más de un millón de usuarios y sus creadores están a la espera de que su expansión continué con miras a cobrar por sus servicios. Hasta el momento está vetado en países como Irán, China, Rusia y varias partes de África y en la Unión Europea (UE) habrá de discutirse al respecto del impacto de esta tecnología. A colación Altman que si algo sabe es de tecnología y de su potencial, pidió a los legisladores norteamericanos estructurar una pionera regulación en materia de IA en Estados Unidos. "Creo que, si esta tecnología sale mal, puede salir bastante mal. Y queremos ser vocales sobre eso. Queremos trabajar con el gobierno para evitar que eso suceda”, afirmó el tecnólogo. De acuerdo con el New York Times, en este primer testimonio de Altman ante el Congreso, el empresario imploró a los legisladores que regularan la IA; sin embargo, los miembros del comité mostraron una comprensión incipiente de la tecnología pero no dejaron de mostrarse inquietos por los daños potenciales de la inteligencia artificial en el mercado laboral así como en las redes sociales para generar determinado contenido que termine manipulando a las masas. Ya no es solo cuestión de fake news. Un alumno en Chicago pidió a ChatGPT que escribiera para él una poesía para sus deberes de Literatura y el resultado fue sorprendente por la capacidad creativa de este sistema de IA. Quizá por ello lo más preocupante sea que ni los gobernantes, ni los legisladores, sean capaces de ver la verdadera dimensión de la IA en su interrelación con los humanos y que, cuando se den cuenta, ya sea demasiado tarde. Al tiempo…