Salvador García Espinosa Hace unas semanas se tuvo noticia del cierre de las fronteras para la exportación del aguacate michoacano hacia Estados Unidos; el impacto económico fue significativo: la no exportación propició pérdidas del orden de casi 200 millones de pesos por día. Por fortuna, de inmediato, las autoridades federales y estatales atendieron el asunto y, podríamos decir que la suspensión no pasó de unos cuantos días. Para poder imaginar el posible impacto, hay que señalar que la exportación del aguacate representó para México durante el año pasado 3,440 millones de dólares, un promedio de 9.5 millones por día. Tan solo en Michoacán, el Servicio Nacional de Sanidad Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) ha certificado 49 mil 005 huertos, con una superficie de 152 mil 712 hectáreas para exportar aguacate. Hoy en día, para propios y extraños resulta imposible pensar en el municipio de Uruapan y su ciudad capital, sin relacionarlos con la producción y exportación de aguacate, así que, bien vale la pena cuestionarse cuál es la relación entre dicha producción y la ciudad, desde la perspectiva urbana y en términos de la competitividad urbana. Población Un primer aspecto para considerar es su tamaño poblacional; Uruapan siempre se ha ubicado como la segunda ciudad en importancia demografía en Michoacán. En 1960, esta ciudad concentraba el 2.46% del total de la población estatal y, hoy en día, 60 años después, concentra el 6.3% del total de los michoacanos. Sin embargo, en 1960 la ciudad de Uruapan, en términos poblacionales, representaba el 50% de la población que concentraba Morelia como principal ciudad estatal, y hoy representa el 35% de la población moreliana. En otras palabras, aunque Uruapan sigue siendo la segunda ciudad de Michoacán, en términos reales ha crecido a un menor ritmo que ciudades como Zamora, Apatzingán, La Piedad y Zitácuaro. Importancia económica y competitividad Cuando uno visita Uruapan, resulta inevitable preguntarse ¿Dónde están los beneficios económicos del aguacate? Porque la bonanza económica derivada de la exportación del aguacate hace suponer que la ciudad contará con un mejor nivel en la prestación de servicios básicos, infraestructura, transporte, seguridad, entre otros factores; situación que no ocurre. Pero no hay que confundir, no se trata de que los empresarios aguacateros sean la fuente de financiamiento de la ciudad. Se trata de asumir el reto de la competitividad urbana, entendiendo que una ciudad será competitiva en la medida en que genere empleos, produzca bienes y servicios bajo una lógica de sustentabilidad y, lo más importante, generación de una especialización productiva basada en oportunidades a futuro. Lo ocurrido el mes de febrero, en lo que ve a la suspensión de exportaciones del aguacate, debe propiciar una profunda reflexión sobre dónde se encuentra ubicado Uruapan en términos de la competitividad urbana, y sobre la cual se identifican tres niveles de competitividad: El más básico es aquel en el que las ciudades aprovechan sus ventajas geográficas y sus recursos naturales; tal es el caso de Uruapan, cuyas condiciones geográfico-naturales han permitido la proliferación de huertas de aguacate. Un segundo nivel considera la competitividad urbana, asumiendo como ventajas competitivas el tamaño de la ciudad, el tamaño del mercado de productos y servicios, la disponibilidad de contratar mayor mano de obra calificada, la especialización del mercado de insumos, la interrelación de actividades afines (clústeres), etc. El tercer escenario es el ideal de la competitividad urbana; es cuando las ciudades pueden producir bienes y servicios para los mercados regional, nacional e internacional, aumentando, de manera paralela, el ingreso real de su población, el desarrollo sustentable de la ciudad y, de manera importante, la calidad de vida de sus habitantes. Reto Los aspectos que deben atenderse en Uruapan, para traducir los beneficios de la exportación del aguacate en una ciudad, cuyo desarrollo económico se traduzca en una mejora en la calidad de vida a sus habitantes, son muchos y muy variados, pero en todos y cada uno se requiere como condición sine qua non una verdadera participación ciudadana. Es imperativo que la sociedad civil, los empresarios, las cámaras de comercio y demás asociaciones unan esfuerzos con el gobierno municipal, para impulsar objetivos comunes y concretos de beneficio de su ciudad. Generalmente, los objetivos que transforman una ciudad son a mediano y largo plazo, esto propicia que, si se pretenden impulsar únicamente desde la esfera municipal, se vuelvan inalcanzables, pues para garantizar la continuidad de los proyectos se demanda la participación de la sociedad. De entre los muchos aspectos, la construcción de un mejor futuro para Uruapan pasa necesariamente por el tema educativo; en la actualidad, el 31.4% de los uruapenses cuenta sólo con instrucción secundaria, en contraste, solo el 14.9% tiene estudios de licenciatura, y solo el 0.93%, de maestría. Por área del conocimiento, el 19% de la matrícula se concentra en la carrera de ingeniería en agronomía y, en segundo término, pero solo con un 7%, la licenciatura en ingeniería en administración. En términos institucionales, el Instituto Tecnológico Superior de Uruapan concentra el 30.5% de la matrícula de educación superior, mientras que la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, solo el 19%. En este contexto, la máxima casa de estudios de Michoacán tiene una asignatura pendiente con esta ciudad y toda la región, pues se requiere ampliar la matrícula en educación superior, además de diversificar la oferta educativa, con una suficiente pertinencia que responda al contexto económico, social y geográfico de la ciudad de Uruapan. colecciudad@gmail.com