Salvador García Espinosa La educación es la piedra angular sobre la que se edifica el bienestar y desarrollo de una sociedad. Su impacto es significativo al menos en dos vertientes: la individual, dado que una persona con instrucción educativa tendrá mayores posibilidades de obtener un empleo mejor remunerado. En una segunda vertiente, la social, la educación resulta ser el soporte indispensable de la dinámica económica. Lo anterior resulta indispensable para comprender que la educación universitaria adquiere una relevancia significativa, que obliga a pensarla desde una perspectiva socioeconómica, desde la cual la ampliación de la matrícula es fundamental. El propio Programa Sectorial de Educación 2020-2024, al señalar que “La educación superior en nuestro país sigue siendo privilegio de pocos, ya que la cobertura en este tipo educativo es de 39.7 por ciento, para la modalidad escolarizada y no escolarizada”, la meta para 2024 es del 50 por ciento; si bien la media nacional es de 42 por ciento, en Michoacán se deben redoblar esfuerzos, dado que el indicador se ubica muy por debajo de la meta en tan sólo 29 por ciento. Más aún, la política educativa federal señala que para cumplir con el objetivo de que “todas y todos vivamos en un entorno de bienestar, con un desarrollo humano integral” es necesario garantizar una educación obligatoria de calidad con pertinencia y se entiende por pertinencia: “…que los aprendizajes y conocimientos adquiridos sean útiles y acordes a las exigencias y desafíos del desarrollo regional…”. En este sentido, la calidad educativa certificada bajo criterios académicos, resulta insuficiente si no existe la pertinencia para garantizar la incorporación de los egresados al mercado laboral. La correspondencia entre los programas educativos con el entorno geográfico y social, resultan un factor fundamental para impulsar el desarrollo de la entidad. Por ejemplo, para las actividades agropecuarias; así lo consigna el mismo Plan de Desarrollo Integral del Estado de Michoacán 2021-2027 (Pladiem), donde se señala que “la riqueza natural de su territorio y la pujanza en las actividades agrícolas no han permeado en el grueso de la población, ya que un elevado porcentaje… viven en la pobreza, marginación e informalidad laboral, con pocas oportunidades de desarrollo”. En su diagnóstico el Plan alerta que: “pese a la vasta producción agrícola del estado, el valor de la agroindustria como tal equivale apenas al 3.3 por ciento del PIB estatal anual, lo que implica que una vez cosechadas las hortalizas, frutas, verduras y granos en su gran mayoría no pasan por un proceso de transformación que les otorgue un valor agregado… El aprovechamiento agroindustrial es realmente ínfimo comparado con el potencial agrícola”. En este contexto, hay que señalar que, tanto en el caso del sector agropecuario como en otros sectores económicos, las inversiones de la iniciativa privada han sido significativos y el respaldo gubernamental con inversiones de infraestructura, así como el establecimiento del marco normativo; pero se hace necesario el respaldo de dichas inversiones con la política educativa al garantizar la pertinencia regional de sus programas educativos. En Michoacán, de acuerdo con el Pladiem, “el 64.3 por ciento de la Población Económicamente Activa, es decir, más de un millón 397 mil michoacanos, permanecen en el sector informal… cuatro de cada diez, con ingresos por debajo de la línea de pobreza”. El mercado laboral estatal se ha caracterizado por sus precarias percepciones. Al cierre de 2021, con un salario diario consolidado de $361.35 pesos, lo que nos ubica como entidad en la posición 25 del país. Se trata de impulsar desde el sector educativo universitario, la mejora de las condiciones de vida de todos los michoacanos, facilitando el acceso a la educación, brindando conocimientos pertinentes y actuales acorde a los sectores productivos de la entidad, para impulsar y modificar las condiciones precarias del bajo ingreso y la poca estabilidad laboral. En este marco general, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, como principal institución pública de educación superior, enfrenta el reto de complementar su calidad académica con la pertinencia regional y contribuir con Educación al cumplimiento de objetivos propuestos en el Pladiem tales como: Fomentar el desarrollo integral y sostenible de los principales sectores productivos del estado reforzando las cadenas de valor, consolidar la minería como actividad productiva, bajo el precepto de armonía social y la responsabilidad con el medio ambiente, promover la creación y el acceso al salario digno y empleo formal con un enfoque incluyente, sin discriminación y con apego a la justicia, y el fomento al empleo digno a través de la capacitación profesional y el uso de herramientas digitales. No debemos olvidar que nuestra riqueza geográfica se encuentra estrechamente vinculada con la biodiversidad y nuestros retos ambientales, de ahí que convenga finalizar esta reflexión con lo dicho por Stefania Giannini, quien es Subdirectora General de Educación de la UNESCO: “Nos preguntamos cada vez más si lo que la gente aprende es realmente relevante para sus vidas, si lo que aprenden ayuda a asegurar la supervivencia de nuestro planeta. La educación para el desarrollo sostenible puede brindar los conocimientos, la conciencia y las acciones que empoderan a las personas para transformarse a sí mismas y transformar las sociedades”.