Salvador García Espinosa y Josué Rangel Díaz Hace unos pocos días se anunció por parte del Ejecutivo del Estado una inversión de 5.3 millones de pesos para mejorar el Parque Zoológico Benito Juárez. Sin duda, dicho anuncio causa beneplácito, no sólo al más de millón de personas que lo visitan anualmente, sino a toda la sociedad michoacana, ya que, con 50 años de existencia, ha formado parte de la vida de innumerables niños, niñas, jóvenes y familias completas. Desde 1970, año en que se inauguró el parque, todos hemos sido testigos de su evolución; muestra de dichos cambios es que la generación de los que hoy conforman la tercera edad, tiene en su memoria colectiva aquel zoológico en el que se admiró a animales, aún y cuando se mantenían en un ambiente sumamente estrecho. La generación de adultos construyó su imaginario colectivo con base en la idea de un espacio recreativo y de convivencia, donde la característica principal la constituían los animales en cautiverio que, a pesar de su origen geográfico tan lejano, resultaban cercanos en la cotidianidad, como el legendario elefante Chamberú. Hoy en día, la niñez observa al zoológico a través de una serie de consideración que van del cambio climático y la preservación de especies, hasta la incomprensión y necedad de mantener a los animales en cautiverio. Con base en este último escenario es que, la inversión a realizar en el zoológico se enfrenta a un gran desafío: el de contribuir a contrarrestar y lograr eliminar del colectivo, el estigma del zoológico como un lugar donde sólo se acude a mirar animales como simple actividad de entretenimiento. La condición de cautiverio entra en claro conflicto con la postura ética respecto al medio ambiente, sin embargo, contrario a lo que pudiera pensarse, para las actuales generaciones de la niñez, la conciencia sobre los problemas ambientales y la depredación que ha propiciado la humanidad sobre el planeta, les permite conceptualizar al zoológico como una reserva de la fauna, es decir como un espacio necesario que la humanidad diseña para preservar la vida animal. Hoy, en pleno siglo XXI, la finalidad primordial del Zoológico Benito Juárez, debe ser la conservación de la fauna silvestre, más aún, aquella en peligro de extinción. Esta función adquiere mayor relevancia ante la imposibilidad de reincorporar a su hábitat natural las especies animales, pues no sobrevivirían ni a la presión de caza, ni a la pérdida o deterioro significativo de su hábitat. En este contexto, el zoológico seguirá siendo el refugio más seguro para preservar la existencia de las especies que preserva, al menos hasta que las condiciones sean las adecuadas para asegurar la conservación de su hábitat. Con base en lo anterior, y particularmente pensando en la niñez, se visualiza que sería oportuno complementar la inversión a realizar en el zoológico, y orientarla hacia el concepto del zoológico como reserva especial o prioritaria de la fauna, que surge del tema del BIENESTAR ANIMAL, como uno de los ejes prioritarios de atención, pues en la mayoría de los casos es este factor el que ha propiciado la evolución y adecuación en los últimos años, bajo la premisa para que las sociedades humanas convivan de una mejor manera con los animales. Se tiene la oportunidad de generar conocimientos especializados sobre todas y cada una de las especies, a fin de garantizar su trato adecuado. En otras palabras, se requiere de una estrecha relación con centros de investigación veterinariaybiológica, pues al tener una concentración tan densa de distintas especies, los zoológicos se convierten en un sitio único y privilegiado, debido a que ofrecen la oportunidad de observación constante de estas especies, para que los biólogos y zoólogos pueden obtener información importante para sus investigaciones. No se ignora que los animales en cautiverio y la información que se obtenga de ellos, pueda suplir la información que se obtenga en su hábitat natural; pues estos dos espacios distintos arrojarán información distinta y pertinente. Sin embargo, los zoológicos constituyen una alternativa real que contribuye al avance tecnológico y científico, para quienes no cuentan con los recursos necesarios para hacer una investigación de campo. La información obtenida en los zoológicos resulta ser sumamente valiosa para garantizar la preservación de las especies con que se cuenta y su adaptación al medio en el que habitan. La vinculación con instituciones de educación superior no debería limitarse a las actividades de investigación, sino que hay que fortalecerla y ampliar con su potencial en términos educativos, por serun espacio donde se puedan debatir y ampliar los conocimientos sobre la situación de la biodiversidad en el planeta. Se trata de re-convertirse en verdaderos centros de aprendizaje que permitan fortalecer la comunicación necesaria, para contribuir a cumplir con la Agenda 2030 y, en particular, con el Objetivo 4, referente a Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. La Meta 4.7 establece con toda claridad “De aquí a 2030, asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible”. colecciudad@gmail.com