Cuidar los suelos es cuidar la vida

Por sus causas y efectos, el problema de la degradación de los suelos hasta llegar a la desertificación, implica la presencia de factores diversos, económicos, sociales y culturales, que aconsejan el establecimiento de políticas públicas y programas de carácter transversal, que involucren tanto al gobierno como a la sociedad.

Marx Aguirre Ochoa

Medido en hectáreas, Michoacán tiene una superficie cercana a los 6 millones de hectáreas (5 millones 864 mil), sobre las cuales existe la vida vegetal y animal, la sociedad humana con sus creaciones de infraestructuras físicas, presas, caseríos, poblados y las grandes ciudades.

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La superficie, el suelo, es componente fundamental de los ecosistemas, por su condición de recurso natural básico, que suministra los nutrientes a las plantas, permite la recarga de los acuíferos y el reciclaje de los compuestos orgánicos, a la vez que reduce la liberación del carbono a la atmósfera, como uno de los gases responsables del cambio climático.

En Michoacán, según datos de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), un millón 360 mil hectáreas presentan niveles de degradación, desde moderada hasta severa, a la vez que al año 30 mil hectáreas de bosques registran deterioro sistemático, provocado por distintas causas, entre las que se destacan la tala inmoderada e ilegal, los cambios en el uso del suelo, incendios y prácticas agrícolas y ganaderos carentes de sustentabilidad. En conjunto, Michoacán registra una tendencia creciente haca el deterioro de los suelos, con lo cual, se compromete el futuro de generaciones enteras.

Al nivel de productor, el deterioro de los suelos, aumenta la compactación y erosión, disminuyendo la retención de agua, con pérdida de materia orgánica y profundidad, afectando la biodiversidad e impidiendo el crecimiento de la producción y productividad, con las consecuencias inherentes, que impactan los niveles de ingreso y de bienestar de los productores. Suelos pobres sólo pueden sustentan pobreza en la población.

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A niveles más amplios, la degradación de suelos provoca incrementos en la sedimentación y azolves de presas, lagos estuarios y canales, reduce la vegetación acuática y degrada el hábitat de peces, incrementa el riesgo de inundaciones, contaminación del agua y elevación de las emisiones de gases de efecto “invernadero”, entre otras consecuencias.

Por sus causas y efectos, el problema de la degradación de los suelos hasta llegar a la desertificación, implica la presencia de factores diversos, económicos, sociales y culturales, que aconsejan el establecimiento de políticas públicas y programas de carácter transversal, que involucren tanto al gobierno como a la sociedad.

El campesino que carece de opciones para sobrevivir, continúa realizando las “tumbas”, “rosas” y “quemas”, para sembrar dos o tres años y terminar dejando a flor de tierra las rocas muertas, sin posibilidad de permitir la vida, de igual modo que en la tala de árboles por necesidad o por negocio, junto a los que realizan desmontes para el establecimiento de plantaciones comerciales, sin consideración alguna por los equilibrios ecológicos, como ocurre también con las demandas de crecimiento urbano, que en conjunto integran cuadros complejos, pero que no obstante, es imprescindible corregir con acciones integradas entre las instituciones gubernamentales y la sociedad, en particular los productores rurales. Un ejemplo claro de un esfuerzo compartido es el programa institucional de Agrosano que implementa la Secretaria de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) del Gobierno del Estado de Michoacán.

Los suelos, su conservación y su recuperación, son retos prioritarios para las instituciones y la población. Es tiempo de pensar y actuar con sensatez para evitar comprometer el futuro de todos. Es prioridad del gobierno del estado atender la recuperación y conservación de suelos, donde actualmente se implementan acciones específicas en todos los municipios michoacanos a través de capacitaciones y talleres directamente con los productores. Sería importante conocer a fondo el programa de Agrosano que integra estrategias para la recuperación y conservación de los suelos en Michoacán de manera oportuna y en beneficio del campo michoacano.