La educación y los jóvenes

En el siglo actual, marcado por vertiginosos avances tecnológicos y científicos, así como por una creciente competitividad en diversos ámbitos, el derecho a la educación se presenta como un imperativo universal.

Adriana Trejo Pérez

En el siglo actual, marcado por vertiginosos avances tecnológicos y científicos, así como por una creciente competitividad en diversos ámbitos, el derecho a la educación se presenta como un imperativo universal. En México, este derecho está regido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, específicamente en su artículo 3°. La educación es reconocida como el motor fundamental del desarrollo nacional y económico, con el potencial de generar amplios beneficios para la población mexicana al elevar el nivel educativo y lograr personas productivas, generadoras de bienestar y desarrollo económico y social.

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Al hablar de educación, me refiero al proceso de adquisición de conocimientos, habilidades y valores que pueden producirse en instituciones educativas, en la educación formal, o en entornos no escolarizados, en la educación no formal.

Aunque la educación es un derecho constitucional en México, persisten desigualdades significativas en el acceso y la calidad educativa entre regiones urbanas y rurales, así como entre diferentes estratos socioeconómicos. Las disparidades en infraestructura escolar, recursos educativos y capacitación docente pueden limitar las oportunidades de aprendizaje equitativas para todos los jóvenes mexicanos.

La familia juega un papel primordial en la educación, siendo el núcleo donde se transmiten valores y normas esenciales. Es en este entorno donde se establecen las bases para el desarrollo personal y social de los individuos. Como reza el proverbio: "Instruye al niño en su camino; y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él". La familia y la escuela colaboran en la formación integral de los jóvenes hacia un mismo fin educativo.

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La educación no solo beneficia al individuo, sino también a la sociedad en su conjunto al elevar las condiciones culturales, incrementar el acceso a empleos de mejor calidad, fomentar valores fundamentales como la tolerancia, la paz y el emprendimiento. Su propósito último es capacitar a los individuos para alcanzar la autosuficiencia en todos los aspectos de la vida, permitiendo el desarrollo integral de habilidades cognitivas, humanitarias y una convivencia armoniosa con el medio ambiente y la sociedad. Otra parte importante en la educación es el estudio de las artes y las humanidades que fomentan la creatividad, el pensamiento crítico y la empatía elementos fundamentales para la innovación como para la comprensión social y cultural.

Ante los desafíos contemporáneos y las problemáticas actuales, es relevante cuestionarnos si la educación sigue siendo asequible para la juventud mexicana de hoy en día.

La Organización de las Naciones Unidas define como población joven las edades comprendidas entre los 15 y los 24 años, mientras que en nuestro país el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) considera población joven a las personas de entre 12 y 29 años. En México, aproximadamente el treinta por ciento de la población total son jóvenes (INEGI), de ese treinta por ciento un poco más de la mitad son mujeres.

La mayoría de las personas recuerda la juventud como una de las etapas más bonitas e interesantes de la vida, ya que es en esta etapa cuando se construye la propia identidad, se toman decisiones importantes y se adquieren determinados niveles de madurez emocional, intelectual y social. De acuerdo con el UNICEF, los jóvenes representan un recurso humano importante dentro de la sociedad, ya que actúan como agentes de cambio social, desarrollo económico y progreso.

Para la juventud actual, la educación es una herramienta con gran fortaleza para incorporarse al mercado laboral y empresarial. En la actualidad, los jóvenes son una generación con varios años más de estudios que sus padres o sus abuelos. Mientras que seis de cada diez jóvenes han concluido el bachillerato, solo cuatro de cada diez personas de entre cuarenta y cuarenta y nueve años tienen este mismo nivel de estudios. Por cada joven que como máximo ha llegado al nivel de primaria, hay tres adultos mayores de entre cuarenta y cuarenta años que han alcanzado ese mismo nivel educativo.

En México, los jóvenes pueden acceder a la educación formal a través del sistema educativo nacional. Este sistema comprende los niveles básicos, medio superior y superior, en sus modalidades escolar, no escolarizada y mixta. En el nivel medio superior los jóvenes cursan el bachillerato o su equivalente y la educación profesional técnica que no requiere bachillerato o sus equivalentes. En el nivel superior los jóvenes cursan licenciaturas, especialidades, maestrías y doctorados. En los últimos años el porcentaje que accede a la educación superior ha aumentado considerablemente.

Los rápidos cambios experimentados por la humanidad y el planeta en las últimas décadas demandan perfiles de egreso en los centros educativos adaptados a las necesidades actuales, que difieren significativamente de las de hace 20 años.

El avance acelerado de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) así como las inversiones en investigación han contribuido significativamente al desarrollo tecnológico moderno. El uso extendido de internet y otras tecnologías ha transformado la manera de aprender, permitiendo una participación más amplia y accesible a través de plataformas educativas, cursos en línea, videoconferencias y libros digitales.

A medida que evolucionan las tecnologías y las demandas del mercado laboral, es crucial revisar y actualizar continuamente el currículo educativo. Esto garantiza que los jóvenes adquieran las habilidades necesarias para competir en un entorno laboral globalizado y tecnológicamente avanzado. Además, la inclusión de habilidades socioemocionales y competencias transversales puede ser fundamental para preparar a los jóvenes no solo para el trabajo, sino también para la vida en sociedad.

Es fundamental explorar las tendencias futuras para inspirarse y planificar carreras que ofrezcan más oportunidades de desarrollo personal y profesional. Según Kiplinger, los mejores empleos del futuro estarán relacionados con la medicina y las tecnologías emergentes, sin menospreciar otras áreas exitosas en la actualidad.

El estudio de la tecnología abarca desde la nanotecnología y la robótica hasta la inteligencia artificial y la bioelectrónica, ofreciendo nuevas fronteras para la innovación y el progreso.

En el ámbito de la medicina, las proyecciones futuras se centran en áreas como la gerontología, impulsada por el aumento de la esperanza de vida y mejoras generales en la salud de la población. La implementación de tecnologías médicas avanzadas está orientada hacia la creación de perfiles predictivos y la prevención de enfermedades, redefiniendo el enfoque de la atención médica.

Otra de las herramientas para el aprendizaje es dominar una segunda lengua, hecho que no solo enriquece culturalmente, sino que también abre oportunidades significativas a nivel internacional, facilitando la comunicación, el estudio y el trabajo en un mundo globalizado.

Las nuevas generaciones de jóvenes distan mucho de las generaciones anteriores. Cuando relacionamos los términos «tecnología» y «jóvenes», pensamos en la «generación digital». Se trata de personas que desde edades muy tempranas han crecido en entornos tecnológicos y han utilizado las herramientas digitales cotidianamente, lo que les permite interactuar de una manera muy diferente con el mundo.

En la educación no formal, el uso de teléfonos inteligentes por parte de los jóvenes les permite crear, hacer simulaciones, aprender otro idioma, etc. Las aplicaciones brindan a las jóvenes respuestas rápidas a situaciones cotidianas, no obstante, su efecto no siempre es positivo y se relaciona con la pérdida de tiempo. "No podemos perder de vista los riesgos que puede entrañar para la infancia y la adolescencia si se produce una exposición temprana y sin acompañamiento a Internet, redes sociales o videojuegos", advierte Gustavo Suarez Pertierra, presidente de UNICEF España. 

La educación es fundamental para el progreso individual y colectivo, aporta beneficios al desarrollo económico y social de México. La familia y la escuela tiene un papel en la formación de los jóvenes, ambos entornos colaboran para trasmitir valores, normas y conocimientos esenciales para el desarrollo personal y social de los individuos. Esta colaboración es crucial para que los jóvenes puedan enfrentar los desafíos del siglo XXI.

Los avances en educación superior son significativos, pero existen desafíos de equidad en el acceso a las oportunidades educativas. Actualmente existe la necesidad de adaptar los métodos educativos para aprovechar las tecnologías en educación. La finalidad de la educación debe ser preparar a los jóvenes para un mundo globalizado y tecnológicamente avanzado.


Adriana Trejo Pérez es miembro de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días