Boris González Ceja Son las 5:50 de la mañana. Como todos los días, el adolescente Diego se levanta muchas veces con el cansancio a cuestas, sin poder abrir los ojos; de manera particular, esta noche no pudo conciliar el sueño, su profesora de secundaria le dijo una frase que lo dejó pensativo: “Parece que tienes Trastorno de Déficit de Atención”; sin ningún tipo de evaluación formal, la docente le expuso tal aseveración, bajo el argumento de que nunca puede estar quieto. Desde el preescolar Diego fue un niño muy activo, hermoso: siempre se encontraba en movimiento como todos los niños de su edad. No obstante, no cabía en su escuela, no cabía en un sistema educativo que pretende mantener a los niños en sus asientos, como medicados; su cuerpo, al igual que su mente, volaba siempre hacia otros lugares. Ello no fue impedimento para lograr el proceso de enseñanza-aprendizaje, pese a siempre estar activo y en movimiento. Diego aprendió a leer, aprendió las tablas de multiplicar, aprendió a conocerse y reconocerse en la diferencia. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos más frecuentes de la niñez. Habitualmente su diagnóstico se realiza en la niñez y a menudo dura hasta la adultez. Los niños con TDAH pueden tener problemas para prestar atención, controlar conductas impulsivas (pueden actuar sin pensar cuál será el resultado) o ser excesivamente activos. Es importante entender que darles medicamentos a los niños está prohibido sin una indicación profesional, o al menos debería de existir una prohibición para medicar a los niños que no tengan un análisis de caso específico realizada por especialistas en el tema. Decidir si un niño tiene TDAH es un proceso de varios pasos científicos. No hay un único examen para diagnosticar el TDAH y hay muchos otros problemas, como la ansiedad, la depresión y ciertos tipos de trastornos del aprendizaje, que pueden presentar síntomas similares, por lo que invitamos a las familias y escuelas a no generar diagnósticos que sean estigmatizantes. ¿Qué pueden hacer los niños con este trastorno? Primero es importante no autodiagnosticarse, y saber que todos podemos llegar a tener los síntomas del TDAH. Es importante que te encuentres informado sobre la enfermedad. Considera la posibilidad de recibir asesoramiento para toda la familia que los considere como socios en el plan de tratamiento. Explora técnicas de organización de actividades para que tengas un proyecto de vida y una agenda diaria que te permita que tu deseo sea manejable, entendible y planeado. También puedes aprender sobre el manejo del estrés que te ayude a responder con calma. Busca formas de relajarte y divertirte, considerando siempre lo necesario como las tareas, tus obligaciones en casa y en la escuela. Reconoce tus fortalezas y habilidades. ¿Cómo los padres pueden identificar el TDAH? Existen 3 indicadores que puedes evaluar: prestar atención, hiperactividad e impulsividad. Al tener problemas para prestar atención, los niños con TDAH pueden parecer que no están escuchando, tener dificultades para concentrarse, no seguir correctamente las instrucciones. Al ser hiperactivos, los niños con TDAH pueden trepar o saltar cuando toca jugar tranquilamente, hacer las cosas a prisa en vez de tomarse su tiempo, cometer errores por descuido. Al ser impulsivos, los niños con TDAH pueden interrumpir mucho, hacer las cosas sin pensar, incluso aunque sepan que no está bien hacerlas, tener dificultad para esperar, tener explosiones emocionales. Pídele al psicólogo de tu hijo que te aconseje cómo responderle y manejar los comportamientos difíciles. Siempre es importante pensar en cómo nos fue de adolescentes para ser más comprensivos con ellos, y darles espacio para su creatividad, sin descuidar sus dosis de realidad. Trabaja con la escuela para asegurar el apoyo necesario. Desgraciadamente en pleno año 2023 tenemos un sistema educativo que excluye a los niños con TDAH debido al tipo de enseñanza, con la expulsión del centro educativo por problemas de conducta “graves”, y otro mecanismo relacionado principalmente con todos aquellos desajustes en la comprensión, adquisición y ritmo de los procesos de enseñanza. Se encuentra la SEP en deuda por la falta de programas de educación socioemocional que no incentiven el ausentismo escolar. Causas y azares… El IMSS sigue repitiendo malas prácticas en atención a niños y adultos con TDAH, sin la preparación de sus médicos que generan más daños que soluciones. Si como familiar, maestro o médico tienes inquietudes sobre el TDAH, puede llevar a su hijo a un sicólogo infantil, donde con gusto le atenderemos. También puedes visitar el consultorio virtual de psicología https://psicologiaydesarrollocomunitario.com/consultorio/ que trabaja las 24 horas todos los días, y sin costo una psicóloga profesional responde tus preguntas y dudas. Hasta la próxima, que la Historia Universal es la de un solo hombre.