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Para miles de mujeres que siguen en casa, esclavizadas, siendo víctimas del machismo, no hay ninguna diferencia entre cualquier día y el 8 de marzo.

La Voz de Michoacán

El Día Internacional de la Mujer ha ido cobrando relevancia que traspasa el discurso oficialista, sin embargo, aún falta muchísimo por hacer para alcanzar la igualdad verdadera.

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Cada 8 de marzo, los políticos se muestran interesados en los derechos de la mujer. Los comunicadores hablan en cada espacio del papel de la mujer. Los colectivos salen a las calles a demandar que se cumplan sus derechos, etc.

Sin embargo, para miles de mujeres que siguen en casa, esclavizadas, siendo víctimas del machismo, no hay ninguna diferencia entre cualquier día y el 8 de marzo. 

Los colectivos están conscientes de que la batalla del feminismo no ha terminado, menos en este proceso electoral en donde tienen la consigna muy clara de evitar que lleguen aquellas personas que han sido señaladas de agresores sexuales o físicos de las mujeres.

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Todos hoy traerán un discurso promujer, que sólo se quedará en sus redes sociales. Hay quienes no predican con ese ejemplo y en casa siguen menospreciando, discriminando y segregando a las mujeres, muchas veces de manera inconsciente y otras con pleno conocimiento haciendo valer su “poder”.

La violencia hacia la mujer se presenta de distintas maneras. Lamentablemente hay regiones en donde está todo tan normalizado que no hay capacidad para identificar cuando se agrede, en cualquiera de las modalidades y formas.

Hay lugares en donde el sometimiento es absoluto. No hay nada que valga más que lo que diga un hombre, a pesar de que se ha insistido por todos los medios que es imperdonable que sigan callando, aceptando todo tipo de violencia.

Sí claro, se ha visibilizado fuertemente el día internacional de la mujer y la demanda de cumplimiento de sus derechos. Sin embargo, está muy claro que la desigualdad social es una causa estructural que provoca la violencia hacia la mujer. Contra esa, se necesita un esfuerzo todavía mayor.

Los especialistas creen que las nuevas generaciones tendrán que asumir la responsabilidad de educar a los mayores sobre la visión del feminismo, y los derechos de la mujer. No es sencillo, pero está más que claro que podría ser el inicio de ese gran cambio.

Por lo pronto, los colectivos están más que claros que sus banderas no mueren en este proceso electoral, ni acabarán pronto. Más bien, es el punto de inicio para un movimiento que se quedará.