La Voz de Michoacán La recta final de cualquier gobierno suele presentarse complicada. Ya nadie hace caso de nada. Hacen falta los recursos. Se cierran las puertas de todo. Los que estaban ya no están. Los que decían ser, se vendieron al mejor postor, y los leales son menos. En fin, comienza el desorden. Lo que viene para la gestión de Silvano Aureoles no es nada alejada de esa realidad. La politización irá subiendo cada vez más de tono. No es reciente la polarización desde hace unos años entre la expresión que representa el gobernador con la que se abandera con la cuarta transformación. Vienen momentos sumamente álgidos para la política pública. La confrontación será el tono del discurso y del diálogo. Eso para nada favorece a los michoacanos. El gobierno ha sufrido desde hace varias administraciones de un déficit brutal, que ha obligado a que todos los mandatarios se endeuden o tengan que ser “sacrificados” por los sectores a los que no se les cumple. No hay recursos que alcancen, menos ahora que las bolsas extraordinarias no existen, o no se autorizan para un declarado opositor a la 4T. La contingencia sanitaria ha asfixiado las finanzas públicas. En Michoacán se dejaron de recibir recursos por conceptos de impuestos estatales que se condonaron por esta crisis que golpeó de manera generalizada, aunado a que hay sectores que claramente son una carga para el gobierno debido al desorden histórico que se ha venido arrastrando: la educación. Lo que sí es cierto es que la cruda realidad que se vive ahora, no sólo es alejada a lo que se llegó a vivir en el pasado inmediato que prácticamente colapsó a empresarios y a la economía estatal. Sí, es sumamente lamentable lo que enfrentan los profesores, y otros funcionarios que no han recibido salarios, pero antes no sólo era éste sector, sino la crisis era pareja. Nadie celebra que ahora sea menos la crisis, pero por fortuna el gobierno electo ya está trabajando directamente con las dependencias federales para ir destrabando los problemas que enfrenta Michoacán, lo que hace pensar que nuevos aires se respiran para el estado, esto sin excusar a quienes se les tengan que atribuir responsabilidades por lo que ahora ocurre. No obstante, lo que en este momento ya está pegando, probablemente no es nada con lo que irá presentándose conforme se acerque la fecha del cierre del gobierno. Lo que viene todavía será más difícil. No descartemos que nuevamente, como en el pasado, volvamos a estar en medio de la convulsión social que tendrá que presentarse, porque esto es cíclico.