De nunca acabar

Lo acontecido en la secundaria número 4 en nuestra ciudad debe de ser un antecedente muy claro de que algo no está bien y de que el bullying sigue siendo un enemigo silencioso dentro de los espacios educativos.

La Voz de Michoacán

El bullying no deja de ser el enemigo -muchas veces- silencioso y poderoso en las aulas. No importa el estrato social, ni el sexo, aunque quizá puede ser más letal para unos.

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El caso de la menor de la secundaria 4 en Morelia muestra lo duro que puede llegar a ser no sólo en ella, sino en muchas personas más que son víctimas constantes de la violencia escolar.

Independientemente de que las investigaciones oficiales hasta ahora apuntan a que la menor de edad fue intervenida por una apendicitis, esto no significa que esa problemática no exista.

Es probable que lo que informaron  las  autoridades  es real, y la denuncia de la familia es producto de los antecedentes que la misma menor de edad ya había confesado que sufría.

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La menor de edad está hospitalizada con un pronóstico reservado, que esperemos pueda mejorar conforme avancen las tareas de los médicos. Pero esto debe significar un antecedente muy claro de que algo no está bien y que deben ponerse manos en la obra antes de que esto se salga de control. Hoy es esta escuela, y quizá esto mismo ocurre en otras.

Lo desgarrador es que los menores de edad que sufren violencia muchas veces no informan por lo que atraviesan. Han sido meses de estar informando y tratando de sensibilizar sobre la violencia escolar y el problema sigue vive. Es inconcebible que a estas alturas esta problemática continúe. En esta tarea no sólo están involucradas las autoridades, sino las propias familias que deben revisar en qué están fallando en la formación en el hogar.

Hoy quizá -esperemos que así sea- la estudiante de la secundaria 4 no terminó en el hospital por supuestos golpes propiciados por bullying, y habrá que esperar el parte médico para constatar que derivó esa apendicitis.