Editorial Era de esperarse que la contingencia sanitaria por la COVID-19 y sus distintas variantes provocaran un repunte en la incidencia de enfermos. Esto no quiere decir que no exista el riesgo de que se salga de control y que veamos nuevamente hospitales saturados de pacientes y también incremente la cantidad de defunciones. Lo mejor es que no se baje la guardia y no se relajen las medidas que ya han funcionado. Nadie está exento de padecerla, y en estos tiempos no es válido el argumento de que los que ya lo padecieron están libres de volverse a enfermar. No nos vayamos tan lejos, y es probable que lo más visible esté en la clase política desde el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, así como funcionarios del gabinete del estado, quienes nuevamente dieron positivo al virus. Nadie ha parado la contingencia. La política de este gobierno es que no se pararán las actividades como ocurrió hace un año, cuando se vivió la más alta ola de contagios y defunciones. Prometen un control y endurecer las medidas, pero hasta ahí. Las actividades económicas ya no se pueden frenar, puesto que esto deja a su paso una estela de consecuencias negativas para todos los estratos sociales, sobre todo los más desprotegidos. El mensaje de ninguna manera debe ser tomado por la sociedad de que las cosas están a salvo. Sí, efectivamente han funcionado las jornadas de vacunación que se han celebrado, y la inmunidad de quienes recién libraron la enfermedad, sin embargo, un 10 por ciento de la población no ha sido vacunada, además de quienes ya son vulnerables de contagios, pueden provocar serios problemas al sistema hospitalario estatal. Nadie puede confiarse de que la nueva variante no deja secuelas mortales para los enfermos, partiendo de que hay personas que tienen comorbilidades que las ponen en desventaja o vulnerabilidad. Además, Ómicron no es la única variante que circula en la entidad, y aquellas sí han dejado secuelas graves en la salud. Especialistas han sugerido que cualquier persona que tenga síntomas de COVID-19, se asuma como tal hasta que se descarte. Estamos frente a la cuarta ola de contagios. No es cosa menor.