Por: Raúl Castellano. ¿Qué podría salir mal, sino todo? Así podría resumirse el sexenio del fracaso de la administración de Peña Nieto. De mal en mal y, de pronto, se abre un foso en donde se resumen las acciones todas de este sexenio que está por terminar. El foso tiene dentro de él, al conjunto de fracasos, corrupción, impunidad, irresponsabilidad de un gobierno que se ha dedicado más a servirse en grande de los recursos públicos. Este foso marca el cierre del sexenio, de un gobierno que se ha convertido en un agresor de la gente a la que debe servir. Nadie mejor que sus funcionarios para escurrirse de sus responsabilidades y lavarse las manos. Ahí está ese burócrata, Gerardo Ruiz Esparza, que ni siquiera la muerte de dos personas fue capaz de hacerle mella para dar la cara como responsable de la obra que en su momento de inauguración la presumió y se jactó de la importancia y calidad de la misma. Los muertos al foso y Ruiz al gozo. Total, “son gajes del oficio” habría de decir este insensato. Como todo lo que toca esta administración, también esta obra forma parte de las acciones corruptas del gobierno. De un poco más de 1,000 millones de pesos en que se presupuestó el llamado pomposamente “Paso Exprés”, acabó por ser “Paso de la Muerte”, y acabó costando 2,300 millones de pesos. La fatídica obra fue realizada por una empresa española desprestigiada, que creó un foso de muerte. Llovió, algo muy natural, pero la obra que por lo mínimo iba a durar 40 años, que era el tiempo que garantizó la constructora Aldesa, no aguantó que callera una simple lluvia, y se abrió, de pronto, un foso que se tragaría a dos hombres. Ahí permanecieron 9 horas, tiempo que tardaron los servicios de rescate en sacar el coche. Las personas que iban dentro, no murieron por la caída del auto. Una segunda negligencia los mató: el abandono de 9 horas, para morir asfixiados. “Un mal rato” dijo Ruiz Esparza, en una expresión que encierra todo el cinismo posible, así como su absoluta insensibilidad, frente a la muerte de dos seres humanos que, además, murieron por su culpa. Pero ahí no acaba el asunto; Ruiz Esparza, pensando que todo se arregla con dinero, les avienta un cheque por el “mal rato”. ¿Que este insensato no alcanzará a medir el tamaño de la tragedia para la familia de los fallecidos, que resultaron ser, además, padre e hijo? ¿Qué no entenderá que las familias no los volverán a ver jamás a Juan Mena López, y Juan Mena Romero, y que no recibirán el cariño y el sustento que les daban? Para estas familias es la peor tragedia que les pudo haber acontecido. Solo años de dolor y duelo les esperan. Entretanto, Ruiz Esparza continúa su carrera política, llenándose las bolsas de dinero mal habido, desde que inició su complicidad como socio de Peña Nieto en el Estado de México, acostumbrado a cometer los crímenes que se operan desde el poder. Este gobierno corrupto, no es capaz de garantizar una obra segura, una obra confiable. Analizando la cuestión, vemos que al fin de cuentas se trató de una obra menor, que solo era la ampliación de un camino de menos de 15 kilómetros. No obstante esto, el propio Presidente se pavoneó con una obra ejemplar que, como he dicho, costó el doble y se entregó tarde. La obra fue incluida dentro de la muy costosa publicidad gubernamental, bajo el lema de que lo bueno cuenta y cuenta mucho. Desde mucho antes de la conclusión de la obra se prendieron las señales de alarma, ante las evidentes y visibles fallas de la obra que provocó durante los trabajos, más de 250 accidentes y ¡más de 20 muertos! El muro que se levantó estaba, pues al parecer le han hecho reparaciones, a punto de colapsarse. ¿Es creíble todo esto? Parece un cuento de horror, una pesadilla dentro de un hoyo negro. Y si alguien piensa que Ruiz Esparza, como titular de la SCT y a fin de cuentas responsable de una pésima obra que ha costado muchas vidas, ha presentado su renuncia, se equivoca rotundamente. Él confía en su jefe que en el colmo del cinismo dice que “no se apresuren juicios ni condenas”. Existen motivos morales y políticos, independientemente de los motivos penales, por lo que este burócrata mayor ya debía haber renunciado, o que el Presidente lo hubiera cesado. Una vez más, vemos el indignante espectáculo de la corrupción unida a la impunidad. Ese foso que se abrió, por el socavón que se formó, es el símbolo del país: un México socavado. Es el símbolo de un gobierno que no es capaz de hacer nada bien. ¿Y que tendrán que decir las familias que fueron avasalladas en sus derechos, cuando el paso de la muerte no les dejó más salida que a la propia vía rápida? La compañía española Aldesa, responsable de la obra, ya traía antecedentes que la desprestigiaban, como el de haber dado donativos ilegales al Partido Popular español, para obtener favores del gobierno de Rajoy. Esta es la empresa que construirá la torre de control del nuevo y discutido aeropuerto Internacional de la Ciudad de México; ¿y qué tal que se caiga por estar en terrenos fangosos del Lago de Texcoco? Gerardo Ruiz Esparza declaró ganador del concurso para llevar a cabo el Paso Exprés, al consorcio Aldesem y Epcor, a empresas que en las 13 obras presentadas en los últimos 5 años, para acreditar el cumplimiento de contratos, 8 no cumplían con lo que se les solicitó. No obstante este grave hecho, Gerardo Ruiz Esparza se hizo el desentendido. La empresa Epcor, por su parte, está ligada a la construcción de la polémica Estela de Luz, por la que cobró un dineral, en complicidad con Juan Camilo Mouriño y Alfonso Lujambio quien administró la obra , que se presupuestó en 200 millones de pesos, y terminó costando 1,035 millones de pesos. La Estela de Luz, que conmemoraría los festejos del Bicentenario, además, se entregó con 15 meses de retraso. Ruiz Esparza mediocre, agachado y servil, ante la indignación de todos, por no asumir su responsabilidad, no presenta su renuncia, la cual debió haberla hecho desde el momento que el foso negro se abrió y se tragó a dos personas; en cambio, dice que solo su jefe dirá si le sirve o no le sirve. ¿Qué clase de farsante es este impresentable corrupto? Padecemos un gobierno corrupto, encubridor, insensible, sin responsabilidad ni ética. En México pasan cosas terribles, pero a pesar de eso, no pasa nada. ¿Hasta cuando está dispuesta la ciudadanía a soportarlo?