Marx Aguirre Ochoa Para crear empleos, se necesita esencialmente de inversión productiva, sea ésta realizada por el gobierno o por la iniciativa privada. En el primer caso los montos de inversión que el gobierno ha realizado, si bien han logrado crear algunos empleos, y mantener con signos vitales constantes la economía michoacana, no han podido servir para reducir significativamente las hondas carencias de la entidad. La inversión pública del estado de Michoacán depende, como en todos los estados del país, de los montos de dinero público que el Gobierno Federal les permita ejercer. Esto es una decisión esencialmente central, y que sigue como tal, criterios establecidos por el centro, considerándose poco los intereses locales. Esto se puede traducir en que si el Gobierno Federal por razones de mala planeación financiera, trastornos financieros globales, presupuestos mal planeados u otras actividades, como ya se ha venido observando, dedique menos recursos al desarrollo y a las inversiones estatales. El país no ha logrado tasas de crecimiento significativas en casi ya 15 años, resultado a que la economía nacional sigue siendo sometida a sucesivos planes de “ajuste” que parecen interminables, lo que implica que los empleos creados cada año sean insuficientes para toda la población que se incorpora al mercado laboral. El segundo impulsor del desarrollo, la iniciativa privada, ha mostrado un comportamiento marcadamente insuficiente para proveer de los empleos que el estado necesita, situación que no puede imputarse únicamente a una falta de iniciativa empresarial. La pandemia de Covid, trajo consigo falta de condiciones para invertir, aunado a la carencia de un adecuado ambiente de negocios que estimule la inversión, y el ánimo de los inversionistas, tanto locales como extranjeros. El mejoramiento del ambiente de negocios es el objetivo general de la política de promoción de inversiones más importante que realiza el gobierno estatal. Esto esencialmente consiste en establecer reglas claras y precisas para la inversión, por medio de hacer cumplir la ley y de establecer un gobierno fuerte y sólido que marque directrices claras con rendición de cuentas, transparencia y buen manejo de los recursos públicos, presupuestos municipalistas generando desarrollo e fortalecimiento de las economias locales. El gobierno estatal ha empezado por reconocer aquellas áreas de la economía michoacana en las cuales existan mayores ventajas competitivas para la inversión, con relación a otros estados del país y el mundo, procurarando focalizar la inversión pública para el mejoramiento de las condiciones de infraestructura. ¿Qué puede ofrecer Michoacán que sea muy del Estado, que resulte lo suficientemente atractivo para los grandes inversores de modo que éstos inviertan y creen empleos? Un ejemplo muy claro, es el Estado de Aguascalientes. El clima de inestabilidad política y social que ha vivido Michoacán ha influido en demás negativamente en la percepción que los inversionistas se han formado y tienen del Estado. Resultará un reto complejo que en el corto plazo (dos a tres años), sin embargo, la administración estatal esta influyendo radicalmente en la percepción sobre Michoacán, el reto no es imposible, y los esfuerzos estan a la vista y recursos para cambiar esta imagen. La obra pública y el gasto de gobierno, aún con sus grandes limitaciones, serán prioridades para convertirse en el principal estimulo para el desarrollo estatal, en todo lo que ello implica de racionalidad en el manejo de las cuentas públicas y de su sustento financiero. Sin duda el apoyo federal ha sido relevante para sacar del bache financiero con el que se encontró al estado, el orden y la recomposición de los procesos administrativos burocráticos empiezan a generar un ambiente de confianza y rentabilidad para la inversión en Michoacán.