Mexicanos Primero Michoacán, A. C. Horacio Erik Avilés Martínez Cada fin de año solemos reflexionar sobre qué tanto nos acercamos a lo idealizado y cómo lo intempestivo superó lo planificado. 2018 significó un puente entre la ignominia y el modelo de educación al que aspiramos. Hubo novedades, acciones y reacciones que impactaron en el sistema educativo estatal de diversas formas. Se dieron pasos importantes y a la vez nos cuestionamos colectivamente lo sucedido en el ámbito educativo durante el último sexenio. El 2018 inició con amenazas de bloqueos en Michoacán, con resabios de impago a trabajadores de la educación y con el sabor agridulce de boca que dejó la asonada de cobrar derechos por constancias de estudio por parte del Gobierno del Estado, hecho que fue contenido en el Congreso del Estado. Si bien, la aplicación de la Prueba PLANEA en educación básica no tuvo éxito, tampoco la jornada de lucha de la CNTE, la cual fracasó estrepitosamente en la entidad en su convocatoria golpista, por lo que no debe ser interpretada como un hecho realmente lesivo al logro educativo de los niños, niñas y jóvenes michoacanos, ya que apenas si tuvo eco. Aunado a lo anterior, por tercer año consecutivo, no se firmó una minuta entre el Gobierno del Estado y la Sección XVIII de la CNTE, lo cual continuó en la línea de contener la acumulación de déficit presupuestal. Se presentó el modelo educativo nacional para educación básica, el cual, si bien no fue propiamente innovador, por fin fue un planteamiento completo y articulado. En Michoacán, la implementación del nuevo modelo educativo se anunció, pero parece que no existen las condiciones para lograr la universalidad de su aplicación en la entidad durante este ciclo escolar. Situaciones logísticas, presupuestales y el bloqueo recibido de los opositores a las reformas educativas fueron factores que incidieron en el resultado al cierre del 2018, que resulta en haber logrado solamente avances parciales. Al respecto, es importante señalar que, en general, la normatividad vigente en materia educativa avanzó en su implementación. En este año, las campañas políticas a nivel nacional versaron en torno a las acusaciones de corrupción, las cuales marcaron las elecciones, por lo que millones de mexicanos se volcaron a votar por un cambio. El sector educativo no fue la excepción y la precariedad de las escuelas mexicanas, la pobre defensa de los derechos de los maestros, el gasto suntuario en publicidad y en la realización de un proceso evaluativo que no contó con legitimidad en su diseño generaron las condiciones para que los grupos de interés dentro del sistema educativo nacional asumieran una posición política que gravitó en las elecciones. Asimismo, bajo amenazas de un posible boicot, arrancó el Ciclo Escolar 2018 -2019 sin mayores aspiraciones que hacer bien las cosas en la entidad federativa. A mediados de septiembre se realizó en la entidad el II Encuentro Estatal de Consejos de Participación Social en la Educación y semanas después el Gobernador del Estado dio su III Informe de Gobierno, en donde se remarcó lo avanzado pero también quedó claro el enorme reto que implica transitar de una incremental rectoría de la educación estatal a la conformación y articulación de un modelo de gobernanza educativa en la educación michoacana, el cual será una asignatura pendiente durante los próximos años. En virtud de la iniciativa de reforma educativa que hace un par de semanas remitió el Presidente de la República al Congreso Federal y de sus posibles efectos, sin duda en la entidad hay mucha expectación e incertidumbre sumadas, que por darse en pleno periodo vacacional no surte mayor efecto. Sin embargo, en caso de no tomarse decisiones ni marcar la línea de trabajo a seguir, el retorno a clases en enero puede complicarse hasta convertirse en un impasse lesivo para el derecho a aprender de los estudiantes michoacanos. Por otra parte, el poder de los sindicatos se ha constreñido de una forma importante en la medida en la que se ha limitado la incidencia de las cúpulas gremialistas en los asuntos públicos, como hace algunos años sucedía, en los que intentaron incluso impulsar a sus líderes a ocupar el Solio de Ocampo. Al respecto, en lo general, tanto los municipios, el gobierno estatal como la federación han hecho un buen trabajo en cuanto a no otorgar prebendas extraordinarias a favor de grupos sindicales específicos. Paralelamente, ganó el Gobierno del Estado con visibilizar a nivel nacional la problemática en materia de finanzas educativas, subiendo el tema a la agenda pública, en lugar de seguir, como año tras año se solía hacer, absorbiendo el costo político y guardando un ignominioso silencio cómplice. El desenlace de este tema lo conoceremos en 2019. Hoy en día, indudablemente el control de la Secretaría de Educación en el Estado lo posee el gabinete educativo, ya que ha sabido ejercer sus atribuciones en un verdadero laberinto que constituye el sistema de actores clave y grupos fácticos, los cuales en su momento tenían a la SEE prácticamente inmovilizada y a su merced. Si bien, falta aún mucho para poder decir que el Gobierno del Estado posee la rectoría plena de la educación estatal, a mitad del sexenio se rompieron inercias que entregaban en caída libre el control de las actividades, recursos y procesos de las instituciones educativas estatales a manos de quienes medraban con ellas. Lo anterior no necesariamente ha sido lesivo para la defensa de los derechos laborales, ya que al acotarse la extralimitación que buscaba generar presencia y control omnímodos de la vida de los michoacanos, los sindicatos han retomado su camino de luchar por el respeto de los derechos de sus agremiados, especialmente en el marco de la crisis financiera que impactó en prácticamente todo el sector educativo, el cual vino a insuflar una dosis importante de legitimidad a diversos liderazgos que lucían en franca decadencia, porque les entregó banderas plenas de justicia social por las cuales luchar. Por ende, para el auténtico sindicalismo fue un buen año, porque la situación les permitió reivindicar sus causas originales y fundantes. En cambio, para las hegemonías de cada fracción sindical fue un año verdaderamente malo, donde se exhibieron ante sus bases y en prácticamente todos los sindicatos hubo movimientos en pro de impulsar nuevos liderazgos que derrocaran las viejas prácticas, actos de corrupción y vicios enquistados en movimientos de bases. Caso especial es el de la Sección XVIII de la CNTE, en donde se promueve la revocación de mandato de la actual dirigencia, la cual de cualquier forma irá a un proceso estatutario de renovación en el VIII Congreso Seccional de Bases, con fecha, lugar y términos de referencia por definir. Respecto a los representantes del magisterio michoacano que participaron en el proceso electoral y lograron obtener cargos públicos, muy aproximadamente, a mediados del 2019, concluirá el periodo de curva de aprendizaje para los funcionarios, con lo que estaremos en condiciones de analizar si los funcionarios y representantes populares que fueron impulsados desde el sindicalismo magisterial preservan identidad y conciencia de clase, privilegiando a los grupos de los que son originarios y desde cuya representación accedieron a la función pública. Cabe la opción de que, en lugar de fortalecer grupos gremialistas, los ahora servidores públicos decidiesen asumir una postura de representantes populares, para verdaderamente gobernar para todos los michoacanos. Veremos cuál es la decisión que toman al respecto. Como consecuencia de lo anteriormente reseñado, podemos concluir que el 2018, si bien fue un año de claroscuros, fue favorable en cuanto al ejercicio del derecho a aprender para los michoacanos, ya que se consolidó la ruptura de inercias y vicios pretéritos y se implementaron acciones institucionales para continuar con la evolución del sistema educativo estatal. Permanecemos aún distantes del ideal, pero la experiencia ganada durante este ciclo debe servir para forjar la educación del mañana. Especialmente, en el marco del nuevo orden que se busca construir en materia educativa por el gobierno federal actual será muy importante que colectivamente se construyan mecanismos de participación para de lo recorrido, tomar lo pasado como basamento, experiencia u área de oportunidad, reivindicar la identidad educativa nacional y prospectar el horizonte futuro. Definitivamente 2019 no será un año apacible, habremos de estar muy atentos y participativos en torno a la educación nacional, estatal, la de nuestros hijos y por supuesto, la propia. Esperemos que los funcionarios del gabinete educativo no olviden que gobernar es cumplir y hacer cumplir la ley, ya que habrá que estar pendientes del destino que correrá el magisterio nacional con la supresión de la fracción III del Artículo 3° Constitucional, ya que, al eliminarse completamente, el famoso tema de la evaluación de permanencia, cualificada como punitiva, quedará en el vacío el ingreso y la promoción dentro del servicio profesional docente. Con ello, se abrirán puertas para que, una vez más, integrantes corruptos de las cúpulas sindicales hagan cera y pabilo con las plazas docentes, lucrando con ellas. Veremos si se toman cartas en el asunto y se contiene el vacío que generará la iniciativa que envió AMLO el pasado 12 de diciembre al Congreso Federal, en caso de su aprobación irrestricta, o si es el poder legislativo el que acota el espacio para que la corrupción medre una vez más con los trabajadores de la educación, los más inmediatos garantes del derecho a aprender de los mexicanos. Aunado a lo anterior, esperemos que el gabinete educativo de la nación no olvide que gobernar es consensuar, diseñar, implementar y evaluar la política pública. Habrá necesidad de rediseñar una gran cantidad de procesos en el sistema educativo, ya que además de la consabida y anunciada reingeniería estatal y del cotidiano programa de austeridad mandatado por el Congreso del Estado, habrá que esperar la toma de decisiones en el marco de la cancelación del acuerdo, así como en las reformas al marco jurídico vigente que se realicen a nivel nacional y estatal, para de esta forma poder lograr una auténtica transformación educativa en las aulas. Paralelamente, el funcionariado del sector educativo debe tomar en cuenta que gobernar implica presupuestar. Con el reacomodo del gasto público 2019 proyectado tanto a nivel nacional como estatal corresponderá a los servidores públicos de segundo y tercer nivel lograr implementar las medidas de política pública que garanticen el derecho a aprender desde diversas aristas con el presupuesto que se les asigne. Será un verdadero reto en diversos ámbitos hacer funcionar sus respectivas dependencias con la serie de modificaciones que recibieron las respectivas partidas presupuestales. Asimismo, habrá que seguir la pista al sindicalismo magisterial michoacano, tanto en educación básica como en los subsistemas de educación media superior y superior, ya que vienen procesos de renovación, que no podrán sustraerse a los vientos de cambio que soplan en la nación y en la entidad en particular. Especial atención requerirá el VIII Congreso Seccional de Bases de la Sección XVIII de la CNTE, el de renovación de la Delegación D-III-6, el posible nombramiento de un Secretario General de la Sección 18 del SNTE, así como los procesos electorales en diversas fracciones sindicales en subsistemas educativos. Y la gran interrogante es si en 2019, por fin vendrá la construcción y validación ciudadana del modelo educativo nacional, la cual debe contener un modelo educativo completo, desde formación inicial de docentes, pasando por educación inicial hasta educación superior, que recupere la identidad y saberes comunitarios a la vez que el estado del arte en cuestiones de ciencia y tecnología, que forme las destrezas, saberes, actitudes y competencias necesarias para forjar al modelo de ciudadano que requerirá la sociedad mexicana en el mediano plazo. Quedan grandes retos para 2019 en el sistema educativo estatal: Garantizar la inclusión y la equidad para que las escuelas michoacanas sean auténticas comunidades de aprendizaje en donde se impulse el derecho a aprender en su máxima expresión, desde educación inicial hasta posgrado. Resolver el rezago histórico en infraestructura, equipamiento y asignación de personal en cientos de planteles precarios en la entidad. Respetar los derechos laborales de los trabajadores de la educación, desde su formación inicial hasta la actualización y capacitación continuas, así como el pago puntual de sus salarios y prestaciones ya adquiridas. Garantizar los mecanismos de gobernanza, colaboración y participación ciudadana en todos los planteles escolares de la entidad, articulándose de forma municipal y estatal, para que la escuela pública sea asunto de todos y, por ende, sea arropada por la ciudadanía. Que la autoridad educativa se responsabilice totalmente por la dotación de recursos dignos y suficientes para que las escuelas de la entidad sean un modelo de la sociedad futura que estamos construyendo colectivamente y se garantice el principio constitucional de gratuidad educativa. Y usted, amable lector, ¿qué espera para el sistema educativo michoacano para 2019? Por ahora, le deseo un feliz y próspero 2019, lleno de aprendizajes significativos. Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles