Horacio Erik Avilés Martínez Comprender la situación en materia de gobernanza educativa en la entidad implica conocer cada uno de los esfuerzos que se han realizado en la materia desde diferentes ámbitos de competencia. Especialmente, para elevar la efectividad gubernamental en cuanto a hacer vigente el derecho a aprender de los michoacanos, a combatir la corrupción y la impunidad en el sector, a mejorar el cumplimiento irrestricto de la normatividad aplicable en la materia, a impulsar ejercicios de transparencia y rendición de cuentas, la participación y colaboración ciudadanas, así como acabar con la violencia y la precariedad en el sector educativo implica forzosamente la definición de los perfiles de los funcionarios que ocupan los cargos clave. Mucho se ha hablado acerca de que el factor humano es el principal generador de valor en el sector educativo. “La calidad de un sistema educativo no puede exceder a la calidad de sus maestros”, señala categórico y basado en evidencia científica Michael Barber, ex Ministro de Educación de la Gran Bretaña. Por supuesto, entre más alto se encuentra en el organigrama educativo un servidor público, mayor radio de influencia tiene para transformar la realidad o para arruinar a una organización entera. En ese contexto, con muchas honrosas excepciones de funcionarios que se entregan de tiempo completo para desarrollar el sistema educativo estatal, resultan penosos algunos actos de rapiña política que en el sector educativo han emprendido algunos directores de subsistemas educativos en la entidad, los cuales precisamente se encuentran en el fondo de los indicadores educativos respectivos y hundidos en la mediocridad, producto de la pésima dirección realizada. La falta de lealtad a la superioridad gubernamental y a la ciudadanía deberían ser castigadas. El contexto del tema es que, en pleno proceso electoral, algunos funcionarios educativos, en lugar de avocarse de tiempo completo a cumplir con los enormes pendientes administrativos y operativos que se cuentan en sus áreas, la cual es la mejor forma de arropar a la administración actual y al proyecto político al que se deben, se encuentran promoviendo su arribo a cargos de mayor responsabilidad aprovechando las posibles renuncias, relevos institucionales o enroques que realice el Gobierno del Estado. Tampoco pierden oportunidad de levantar la mano para ocupar cargos algunos exfuncionarios de la Secretaría de Educación en el Estado quienes fueron en su momento removidos por su falta de institucionalidad. A pesar de su nula aportación al ámbito educativo ahora se promocionan sin empacho por redes sociales o mediante la concertación de entrevistas a modo en medios de comunicación que se prestan a ello.Es tiempo de desenmascararlos y ubicarlos en su justa dimensión, por el enorme daño que realizan a la educación al haber aceptado un cargo para el cual no poseen las competencias ni la vocación necesarias. Importante será que el Gobierno del Estado ponga un alto a la especulación y a la expectación en el sector educativo, ya que premiar mediante el Principio de Peter a funcionarios de ínfimos resultados o brindarles otra oportunidad a personajes que tuvieron un desempeño mediocre y desleal serían errores que pagarían muy caro los estudiantes michoacanos, al ser dirigidos por perfiles políticos en lugar de por auténticos profesionales de la educación. Asimismo, es sabido que la curva de aprendizaje en el sector educativo prácticamente inutiliza un ciclo escolar entero, por lo que sería un craso error incurrir en la rotación de mandos directivos. Ya bastante ha mal invertido el Gobierno de Michoacán durante el presente siglo en el pago de salarios mal devengados de cientos de funcionarios educativos como para que todavía, sin mérito en su gestión a algunos de este corte se les premie con una reincorporación al sector educativo o con un ascenso carentes de méritos. Mucho más barato resultaría becarlos en alguna universidad extranjera que permitirles tomar las riendas de responsabilidades tan sensibles y trascendentes como las del ámbito educativo, en donde el producto de la incapacidad eleva exponencialmente el daño al impactar en miles y miles de biografías infantiles y juveniles. Es tiempo de cambiar el paradigma en materia de asignación de responsabilidades educativas a servidores públicos: en lugar de pensar que el funcionariadochatarra flota, se debe de pensar que las escaleras se barren de arriba hacia abajo; de otorgar cargos por compromisos políticos se debe pasar a lograr un proceso de selección minucioso y abierto al escrutinio de la sociedad; de becar gestores políticos se debe pasar a contratar gerentes públicos; de contratar amigos, familiares y compadres, es preciso transitar hacia reclutar a los mejores profesionales disponibles en el mercado laboral. Si contamos con gobernantes que reúnan el perfil adecuado para cada uno de los cargos, sin duda como sociedad estaremos dando pasos importantes rumbo a garantizar de mejor manera el derecho a aprender. SI se desea aprovechar la coyuntura, esperemos que sirva este proceso político-electoral para visibilizar el oportunismo, la mediocridad y la falta de capacidad de algunos funcionarios en el ámbito educativo para que se contrate a auténticos servidores públicos con vocación, que sean verdaderos actores clave del desarrollo educativo, liberando a la actual administración de absurdos compromisos que adscriben a nuestra niñez y juventud a una educación precaria en todos los sentidos. Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles