Horacio Erik Avilés Martínez Para ganar la guerra se necesitan tres cosas: dinero, dinero y más dinero.Napoleón Bonaparte (1769 -1821) Antes, las conflagraciones principalmente se disputaban a mano armada; ahora, en su mayoría se dan en las urnas. Hacer política electoral es lo más parecido a ejercer el arte de la guerra en la actualidad. La economía se reactiva y se moviliza la sociedad para otorgar o arrebatar el poder a un determinado grupo. En Michoacán, el proceso electoral del próximo 6 de junio ha puesto en máximo movimiento a los actores políticos, sociales, gubernamentales, mediáticos y empresariales, en aras de inclinar la balanza a su favor. Nuestro sistema democrático vigente en el país obliga al personal de estructura gubernamental a disputar su continuidad mediante un proceso político, so pena de perder el empleo y con ello, los privilegios de los que actualmente gozan. Entonces la lucha suele ser encarnizada. Por las razones antes mencionadas, el Gobierno del Estado ya ha entrado en esa dinámica que les impele a luchar para seguir en el cargo. La mayor dependencia, tanto en estructura de personal como en el volumen de recursos que maneja es la Secretaría de Educación en el Estado, por lo que es ineludible que entre a esta lógica marcial para preservar el poder a toda costa. Esta lógica interpretativa explica las medidas que se han tomado durante el tercer tercio del sexenio, donde dejaron de importar los resultados, el discurso educador desapareció, los indicadores educativos pasaron a segundo término, se descuidaron los perfiles académicos en puestos clave y se cedió terreno a la operación política, donde prevalecieron criterios enunciativos elaborados por Sun Tzu y Nicolás Maquiavelo, así como el napoleónico epígrafe de la presente entrega. Convertir a las dependencias educativas en buques de guerra en aras de conquistar las urnas pareciera ser una obsesión para algunos operadores políticos camuflados como funcionarios de la educación estatal. Están dando pasos para ello desde hace años, pero han incrementado su inercia. Es por ello que, durante esta semana que concluye se terminó de construir un nuevo orden en torno al manejo de los recursos al interior de la Secretaría de Educación en el Estado. Se dio por terminada la incursión que emprendió el Gobierno Federal en la estructura de la Secretaría de Educación en el Estado a petición y propuesta del ejecutivo estatal. La destitución de hace unos meses del subsecretario de educación básica y el reciente relevo del delegado administrativo implicó concluir con los coqueteos diplomáticos entre ambos órdenes de gobierno. Asi como entre las naciones, el retiro de embajadores amenaza tormentas. El objetivo es claro y manifiesto: colocar y fortalecer al equipo local, para atrincherarse y configurar el mejor escenario posible rumbo a la elección 2021, donde hay demasiado en disputa, sin que alguien no incondicional se interponga en su camino. Esta idea de posicionar las propias piezas en la estructura educativa estatal era un viejo anhelo, pero se dice que finalmente se logró consolidar durante la gira en Huetamo, donde se anunció la creación de la Unidad de Servicios Regionales en aquel municipio calentano, acción que implicaba otorgar un nombramiento de nivel directivo, el cual constituyó una parte de la serie de ajustes estratégicos que se ejecutaron a gran velocidad. De un tirón, se aprovechó para realizar casi dos decenas de relevos, los cuales no mostraron rostros nuevos, sino que apuntalaron el ejercicio del gasto educativo muy al estilo michoacano, donde contra lo que un experto en gastronomía podría esperar, en lugar de molcajete se prefiere la licuadora y con ello se favorece a un aspirante a gobernar interinamente a Michoacán, en una línea de cálculos políticos que se anticipa puede ser jugado en pro de dar continuidad al partido en el poder en la entidad. Si bien es cierto, atendiendo una visión política son perfectamente comprensibles tanto la situación como las medidas tomadas, también es importante señalar que, desde la atalaya del deber ser y con la Constitución Mexicana en la mano resulta completamente inaceptable lo que se está haciendo. Sí, se entendería perfectamente que en la SEE se den despidos, relevos institucionales y nombramientos, por estar sumida ya en la peor crisis de efectividad respecto a sus atribuciones legales de su historia, lo cual conlleva también una bajísima credibilidad en las acciones que actualmente se realizan, las cuales resultan de mínimo impacto en el desarrollo de la educación michoacana. Efectivamente, es un hecho que en la estructura de la SEE hay problemas de perfil académico, de experiencia profesional y de capacidad para resolver problemas mediante el diseño de políticas públicas. Es inocultable. Por supuesto, la honorabilidad y la honestidad de decenas de funcionarios de estructura de la SEE está también en entredicho, comenzando por el hecho de que el primer acto de corrupción que comete un servidor público es aceptar un cargo para el cual no posee las competencias necesarias, a lo cual se aúnan malos manejos, decisiones equivocadas y auténticas tropelías que han quedado registradas ante la opinión pública, a falta de órganos de gobernanza internos en la SEE que realmente atiendan las opiniones, recomendaciones, reclamos y propuestas de la ciudadanía. Es un hecho que, en muchas áreas de la SEE siguen urgiendo relevos a la brevedad, lo cual se verifica por el incumplimiento de la normatividad, por la firma de pactos, acuerdos y minutas con sindicatos, fracciones gremiales y grupos fácticos, porque se realizan acciones políticas, por el patio trasero de la educación superior estatal en que lastimosamente tienen convertidas a las escuelas normales, por permitir que los maestros estén incomunicados de los estudiantes y sus familias, por el indignante impago de salarios, prestaciones y bonos a miles de trabajadores de la educación, además de que hay un número indeterminado de estudiantes que no pueden ejercer su derecho a aprender y otro tanto de aquellos que han sido víctimas del abandono escolar. Simultáneamente vemos cómo se han abandonado las responsabilidades educativas del gobierno. En contrapunto, se intenta tapar el sol con un dedo mediante la realización de eventos vía Internet, conciertos, entrega de obras, colectas y acciones asistencialistas de bajísimo impacto, pero de alguna rentabilidad mediática y electoral, que finalmente en muy poco abonan al derecho a aprender. Hay funcionarios que ya están completamente desentendidos de sus labores y se dedican a tiempo completo a hacer operación política en lugar de velar por el interés superior de la niñez y la juventud michoacanas. Se comprende, pero no se justifica; es ilegal y es abusivo. Se entiende que los actuales funcionarios deseen conservar su empleo y sus privilegios, pero a costa de la educación de los niños michoacanos es un acto reprochable. Llama la atención de que la enorme mayoría de ajustes en la estructura se haya hecho en las áreas de control de recursos, justo en el momento de mayor crisis financiera de la cual se tenga memoria en la Secretaría de Educación en el Estado, cuando también se omite invertir en recursos materiales que comuniquen a los maestros con los estudiantes, cuando los libros de texto aún no llegan a donde deben estar y cuando se toman decisiones de gastar recursos en infraestructura que no se va a usar en meses, si no es que en años. Asimismo, es de extrañar que, justo cuando se requiere cerrar el ejercicio presupuestal 2020 se den tantos movimientos atropelladamente, ignorando los perniciosos efectos de la denominada curva de aprendizaje, la cual implica entre seis y nueve meses para que un profesionista con las competencias adecuadas para su cargo pueda brindar los mejores resultados. También, es revelador que se den relevos, pero no se esclarezcan las razones, justo en las áreas donde, desde hace un par de años ya no hay esclarecimiento del gasto educativo por concepto, capítulo y partida, en donde las licitaciones son sospechosas y poco transparentes, ahí donde las compras se hacen a precios cuestionables, justo en donde los órganos de control interno no transparentan su accionar, ahí donde no se sabe cuánto personal se ha contratado, ascendido o dado de baja durante los últimos años en la SEE, ni de qué manera; ahí mismo donde se omite dar cuenta del estado de la educación en la entidad y de los indicadores educativos, así como de los millones y millones de pesos que se dejaron de gastar durante este ejercicio 2020, por la obvia imposibilidad que el confinamiento impuso. Está a punto de concluir el año y aún no sabemos a dónde fueron a parar los montos de las partidas destinadas a viáticos, congresos y conferencias, por poner algunos ejemplos. Haber realizado rápidamente al menos dieciocho nombramientos en áreas administrativa llama la atención por el hecho de que hay muchas áreas que requieren tanto o más ya la remoción de sus titulares, por ser perfiles viciados, ímprobos, corruptos, sin vocación de servicio, faltos de perfil y de compromiso con el derecho a aprender, así como con la ciudadanía. Bien se haría en hacer una revisión puntual, cargo a cargo, del desempeño realizado, de manera pública y escrupulosa, partiendo de una base cero. La educación no puede estar peor hoy en Michoacán, pero en lugar de pensar en dignificar el cierre de la administración y convocar a contratar mejores perfiles se ratifica a incondicionales sin dar cuentas de los resultados previos de estos beneficiados a los michoacanos. Esperemos que el Gobernador del Estado, así como lo hacían sus antecesores, revise a nivel de jefatura de departamento el accionar de cada empleado de estructura y valide, ratifique o revoque sus nombramientos respectivos, es su atribución. Finalmente, no dejemos de observar el hecho de que, enviar de regreso a los oidores de la Federación puede resultar una medida muy cara, toda vez que se les convocó a participar en la transición en aras de concretar por fin la denominada federalización de la nómina educativa, causa ciudadana que hemos enarbolado desde hace más de una década, pero que ahora luce más lejana de concretarse que nunca. Se les invitó, pero después se les despide sin consumar la misión, lo cual minará aún más la muy precaria confianza construida entre la Federación y el Gobierno del Estado. En política, como en el golf, gana el que llega a la meta tirando menos golpes. No cabe duda alguna de que en esta administración pública estatal se tiene en cuenta y se atiende al ya citado apotegma de Napoleón Bonaparte, por lo que se busca tener dinero, dinero y más dinero para ganar la guerra electoral. Pero, privilegiar la política maquiavélica sobre la política pública haciendo odas a los cuatro vientos, en la cara de la necesidad de los michoacanos y de los fiscalizadores federales puede resultar otro exceso sumamente caro. De manera tendencial esperemos entonces más acciones de parte de la administración estatal en el plano político y en torno a estrechar el control y manejo de los recursos a su discreción. Mientras tanto, ejercer el derecho a aprender de más de un millón de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, considerar escenarios de presencialidad intermedia para el regreso a clases, atender y contrarrestar el rezago educativo y hacer valer los derechos profesionales docentes seguirán corriendo en una pista paralela, clamando por justicia social. Mucho más que un nuevo orden material en la SEE o contar con funcionarios electoreros, merecemos un gobierno educador. Sus comentarios son bienvenidos a eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles