MEXICANOS PRIMERO MICHOACÁN AC | El regreso a clases en tiempos del COVID-19

La educación en la entidad tiene más complicaciones para ejercerse que en el promedio de la nación, ya sea por la situación en que se encuentra el sistema educativo, por el rezago histórico y por las condiciones socioeconómicas de nuestra población. Por si fuera poco, la variante Ómicron del COVID-19 llegó a complicar aún más las cosas.

Horacio Erik Avilés Martínez

Es un hecho que el derecho a la educación en la entidad tiene más complicaciones para ejercerse que en el promedio de la nación, ya sea por la situación en que se encuentra el sistema educativo, por el rezago histórico y por las condiciones socioeconómicas de nuestra población.  Por si fuera poco, la variante Ómicron del COVID-19 llegó a complicar aún más las cosas. Sin embargo, mantener la mirada en el ideal es clave para poder adaptarnos una vez más a las circunstancias y establecer rutas para que sea posible nuevamente el ejercicio del derecho a aprender para la niñez y juventud en la entidad.

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La prudencia que debe caracterizar a la humanidad ante situaciones riesgosas se ha hecho presente en Michoacán de Ocampo. Tal y como se mencionó en la entrega anterior, era previsible que se flexibilizara el retorno a las aulas, lo cual sucedió en esta semana, donde el Gobierno del Estado decidió que el regreso a clases presenciales fuera voluntario, lo cual es un acierto porque permite que las comunidades escolares tomen la decisión con base en las condiciones imperantes en lo local.

Esta semana, también se aplicó el refuerzo de vacunación para los trabajadores de la educación. Al igual que en la primera edición de la aplicación magisterial, ocurrida en mayo del año pasado, acudí como docente que soy a recibir la vacuna, en este caso, de la marca Moderna. Esperé a lo sumo veinte minutos para ser inyectado. Si bien, en esta ocasión no hubo citas personalizadas como en mayo pasado, la apertura de varias sedes para la vacunación prácticamente hizo que no se extrañara el sistema informático. Agilidad e intenciones de facilitar el proceso caracterizaron la actitud del personal de salud y de la Secretaría de Educación en el Estado.

Lejos quedaron esas escenas donde los ciudadanos se van a formar una noche antes, en donde se generan tumultos innecesarios y en donde se trafica con los lugares.  Ojalá que de las aplicaciones al magisterio se extrapole la logística para la población en general.

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Sin duda, fue un éxito la jornada de aplicación del refuerzo para los trabajadores de la educación y les envía un mensaje inequívoco de la prioridad que representan para la parte patronal, tanto pública como privada, ya que, sin distingos de la modalidad de sostenimiento financiero de sus planteles, se les contempló en las bases de datos que posibilitó su respectiva vacunación. Más aún, desde la lógica gremialista, varios de los líderes detractores de la aplicación de la vacuna Moderna finalmente relajaron su discurso y permitieron que el bien mayor se impusiera a la cerrazón de unos cuantos. Incluso, algunos que se sostuvieron en una postura recalcitrante fueron abiertamente desobedecidos por quienes sopesaron el beneficio de disminuir las posibilidades de fallecer por COVID-19 respecto a darle gusto a la postura política de quien dice defender sus derechos.

Por otra parte, hay que considerar que, habiéndose aplicado ya la respectiva inmunización a trabajadores de la educación y personas mayores de 15 años en la entidad, ahora, es muy importante voltear la mirada hacia los jóvenes de 14 años e infantes, para considerar la posibilidad de vacunarlos y así, tener a nuestra población escolar protegida ante los efectos más graves de la pandemia. Ya se han hecho buenos esfuerzos y se han logrado avances significativos, los cuales pueden complementarse con la protección de la salud de los estudiantes. Esa área de oportunidad puede subsanarse, es cuestión de fijar el objetivo, actuar hasta alcanzarlo y con ello tener mejores condiciones para el ejercicio del derecho a aprender de las niñas, niños y adolescentes en la entidad.

La disciplina social es un factor preponderante. En la medida en la cual podamos prescindir de la presencialidad en lo no esencial, podremos centrar nuestros esfuerzos para que lo indispensable suceda. Por ejemplo, el derecho a aprender. Al respecto, bien abonaría que los gobiernos municipales tomaran más en serio sus responsabilidades y acotaran las aglomeraciones, así como los aforos máximos, especialmente en negocios cuyas actividades no son esenciales. Lamentablemente, esa ha sido una cuestión constante desde el inicio de la pandemia, pero hasta el momento no se puede hablar de que haya un solo gobierno municipal en Michoacán que haya logrado infundir la cultura de la prevención a la ciudadanía de forma acertada. Queda en manos de nosotros los ciudadanos protegernos y con ello, cuidar a nuestros hijos para evitar que sus derechos sigan siendo lacerados y, además, que su salud se encuentre en riesgo.

Sin duda, también es importante que se logre invertir bien en las escuelas michoacanas. La asignación presupuestal adicional se tiene que ir reflejando en las condiciones en las cuales se ejerce el derecho a aprender de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en la entidad. En la medida en la cual se puedan ubicar las acciones en pro de la educación que sean fruto de medidas recaudatorias como el reemplacamiento, el refrendo vehicular o la verificación, va a mejorarse la percepción de tales cobros, así como de los empréstitos solicitados y que generaron polémica, pero que, si logran mostrar su rostro garantista ante la sociedad, podremos pensar en que el fortalecimiento del aparato burocrático, así como del cobro de impuestos y derechos habrá valido bien la pena.

Ahora, será clave que la inversión histórica en materia educativa que tendrá verificativo en este ejercicio. Sí, la que está ya etiquetada en programas educativos sea debidamente ejercida y transparentada, en un ejercicio de gobernanza que permita toma de decisiones de inversión participativas, colaboración ciudadana y contraloría social, especialmente en aquellos que tienen cifras multimillonarias ya destinadas, como es La Escuela Es Nuestra, o el programa de becas “Benito Juárez”.  Lograr convertir los cuestionamientos del pasado en acciones transparentes y efectivas es un reto que en este año puede alcanzarse.

La educación inicial necesita ser arropada no solamente con inversión, sino con políticas públicas que garanticen que desde la primera infancia se pueda ejercer el derecho a aprender en la entidad. Si bien, aún no contamos con cobertura universal, se pueden seguir dando pasos sucesivos para alcanzarla mientras que se invierte más y mejor en este nivel educativo, que requiere ser fortalecido por ser verdaderamente estratégico: es en los primeros años de vida cuando el ser humano más aprende. Por ello, la desatención histórica que se ha tenido al respecto ya debe quedar atrás dando pasos prontos para revertir la situación.

Paralelamente, ha quedado pendiente conocer el estado real que guarda el sistema educativo estatal. Más allá de algunos indicadores gruesos, es perentorio lograr diagnósticos con granularidad tal que permitan conocer, aula por aula, estudiante por estudiante, cual es la situación socioeducativa y de aprendizaje en que se encuentran, para poder establecer una ruta de mejora clara y precisa, toda vez que se dejó de evaluar durante más de dos años. Ahora, ya no es tan necesario compararnos, sino conocer cuál es la verdadera realidad que en rezago en el aprendizaje nos envuelve, así como las necesidades de toda índole que tienen los estudiantes y que se han convertido en inmensas barreras para el ejercicio de su derecho a estar, a aprender, a participar y a convivir en las escuelas.

En educación superior también hay grandes retos. Uno de ellos resolvería estructuralmente la problemática de la falta de oportunidades para estudiar una carrera universitaria, a la vez que despresurizaría a algunos subsistemas y modalidades de educación universitaria, como las ciencias de la salud, los institutos tecnológicos o las escuelas normales, lo cual implica desarrollar un esquema universal de aplicación de exámenes de admisión, mediante el cual, los aspirantes serían inmediatamente canalizados a un banco de ofertas educativas acordes a su ubicación geográfica y a su vocación. Paralelamente, permitiría incrementar la matrícula en universidades o subsistemas que no son muy demandados y que suele tener espacio en sus aulas.

De esta forma, al nivelarse la oferta y la demanda se elevaría la cobertura universitaria, que apenas rebasa la cuarta parte de las necesidades reales. Asimismo, permitiría una colaboración competitiva estrecha y encaminada a la mejora continua entre las instituciones de educación superior, creando lazos reales de vinculación para la resolución de la problemática educativa, social, productiva y gubernamental imperante en la entidad y sus comunidades, toda vez que, históricamente se ha generado un desapego inmenso entre las necesidades de Michoacán y las actividades universitarias, pero que ya es tiempo de revertir ese ciclo negativo para aprovechar el gran potencial académico que existe en la educación superior estatal.

En suma, estamos en una posición donde se puede construir mucho. Ciertamente, las condiciones de este inicio de año no han sido las óptimas, pero con flexibilidad, prudencia, diálogo, capacidad de adaptación, diseño de políticas públicas inteligentes e inversión se podrá hacer un gran 2022 en materia educativa. Hay, definitivamente, mejores condiciones que en ejercicios pasados, que permiten afirmar que este puede ser el año de la recuperación educativa en la entidad. ¡Que así sea!

Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles