Horacio Erik Avilés Martínez Este mes de actividades escolares concluirá con el inicio de las vacaciones de primavera; hasta entonces restan cuatro semanas de calendario escolar que deberán ser bien aprovechados, en un entorno lleno de coyunturas. Por ejemplo, el 14 de este mes se cumplirán tres años de haberse cerrado las aulas con la pandemia. Fue una acción responsable realizada en Michoacán que conllevó anticiparse una semana a decisiones nacionales. Lamentablemente, esa decisión no se ha visto secundada por pasos para diagnosticar y para remediar lo acontecido, en materias socioemocional, socioeconómica, de recuperación del abandono escolar y de reversión de la pérdida de aprendizajes. Pareciera que la prioridad, desde el gobierno federal es realizar acciones tendientes a implementar la Nueva Escuela Mexicana, modelo educativo que busca el gobierno federal llevar a la práctica, después de haberse trabajado durante cuatro años en generar las condiciones para tales efectos, lo cual hasta el momento no se ha podido lograr. El retraso es sustantivo y el tiempo se agota para cumplir con el compromiso presidencial al respecto. El costo de ese enfoque en la política educativa nacional es la pérdida de las prioridades en cuanto respecta a revertir el daño que dejó la pandemia en el sistema educativo michoacano. Como ejemplo de lo anterior, este mes está programada el 31 de marzo una sesión de Consejo Técnico Escolar (CTE), la cual además de estar ad hoc en viernes previo al inicio de vacaciones, está preparada para no ser cumplida en sus finalidades o ni siquiera llevada a cabo. Es un hecho que estas sesiones no despegan, ni terminan de ser de utilidad y no logran demostrar que el costo de oportunidad que implica su mera existencia a costa de un día de clases vale la pena, ya que ni en constituir un espacio de reflexión, de autogestión y de organización interna escolar, ni en revisar y analizar los lineamientos de la superioridad educativa, ni tampoco como una ventana hacia la formación continua de los trabajadores de la educación, resultando en un muy mal simulado día de asueto para los estudiantes y una insufrible obligación para el magisterio. Para ahondar la situación, se han dedicado estas sesiones a presentar la Nueva Escuela Mexicana a los maestros, por lo cual, la política inherente amenaza con ser meramente de membrete y simulatoria, en caso de que no se recuperen las finalidades de los CTE y exista rectoría de la autoridad para garantizar se alcancen los objetivos estipulados. Por otra parte, después de que concluyó la campaña por radicar inversiones de Tesla en Michoacán, debe aprenderse que el discurso de promovernos como una entidad abundante en dotación de factores se quedó atrás. Conforme avance la construcción de modelos de competitividad territorial, es manifiesto que su composición de variables e indicadores se parecerá cada vez más a mostrar una sociedad de derechos y de libertades, por la llana razón de que el factor humano cada vez gravita más en la generación de valor. Será positivo preocuparse por elevar los indicadores de competitividad, aún más, como una variable interviniente en el desarrollo humano, que debe ser la máxima prioridad del gobierno de Michoacán de Ocampo. Los rubros que afectan directamente la calidad de vida de sus habitantes deben atenderse prioritariamente: el agua, la alimentación, la salud, la vivienda y la educación, por lo cual se debe avanzar y evidenciar en ellos. La pregunta persiste: ¿qué tipo de desarrollo deseamos promover? La clase de desarrollo en la cual gravite más la cultura, el nivel académico, la escolaridad y la capacidad de innovar de la juventud michoacana nos brindará muchos mayores retornos que el sector primario. Esperemos se considere al sistema educativo estatal en el eje principal de nuestro desarrollo. Mientras se voltea a ver el entorno global y la posibilidad de que Michoacán atraiga inversiones de empresas de clase mundial, la realidad nos rebasó durante esta semana, toda vez que se visibilizó a nivel nacional que la infraestructura educativa en Michoacán arrastra un rezago histórico aun no atendido e irresuelto. Como un caso que acaparó la agenda pública en el sector educativo fue el que en Coahuayana es momento en el cual más de dos mil estudiantes continúan recibiendo clases bajo toldos, a 42 grados centígrados, después de cinco meses de transcurridos los terremotos que inutilizaron sus instalaciones escolares. Lamentablemente, solo cuando se vuelve urgente o rentable política y económicamente el tema se vuelve a poner en boga temporalmente su atención. Por ahora solo se han establecido promesas de atención al respecto, pero hoy los estudiantes no tendrán solución al respecto. ¿Deberá de ocurrir una nueva desgracia para que esta infamante situación vuelva a resurgir en la agenda pública? Con la penosa herencia arrastrada durante décadas, de escuelas precarias, abandonadas o construidas siguiendo los planos de la corrupción, a la fecha existen en Michoacán grandes irregularidades que han quedado impunes, porque no ha habido tampoco la capacidad de hacer rendir cuentas a quienes abusaron, se coludió o fueron omisos. Las consecuencias del abandono en infraestructura física educativa son incalculables por perpetuar el ciclo de la pobreza, al ser planteles miserables y peligrosos, inapropiados para el aprendizaje o la convivencia. Son las no-escuelas espacios donde se violan consuetudinariamente los derechos humanos de las generaciones en formación, siendo una lapidaria y descorazonadora experiencia justo para quienes más necesitan un espacio modelo que constituya testimonio de la importancia que tiene su formación integral para la sociedad en la que viven. Desde el inicio de operaciones de nuestra organización, desde Mexicanos Primero Michoacán, a seis gobernadores de la entidad y a diez titulares de la Secretaría de Educación en el Estado les hemos hecho un respetuoso y firme llamado a la acción, a redoblar la gestión y a brindar resultados prontos a las autoridades con atribuciones para resolver la problemática, porque de ellos depende el ejercicio pleno de los derechos de la niñez y juventud michoacanas a estar, a aprender y a participar en escuelas con instalaciones dignas, inclusivas, seguras y equipadas, que estén adaptadas para ser confortables y ergonómicas, por encima de las condiciones climáticas y sismológicas de cada comunidad escolar en Michoacán. Por encima de todo, deben detenerse las afectaciones que esta situación tiene en la violación de los derechos de los estudiantes y debe de actuarse cuanto antes para revertir estos entornos hostiles, realizándose una gestión integral y oportuna para que no se retrase la construcción de las aulas prometidas. Penosamente, actores que en el ayer no pudieron garantizar la calidad de la infraestructura pública educativa ahora emiten juicios flamígeros, siendo que en buena medida son corresponsables de que las edificaciones hayan sucumbido ante los eventos sismológicos. Si bien, por ahora será importante resolver las situaciones que acontecen en las regiones dañadas por los sismos, por extensión también deben revisarse las circunstancias que prevalecen en muchas otras escuelas más. Que la coyuntura se haya suscitado en la materia ha generado una gran cantidad de comentarios y denuncias que realizan estudiantes, maestros y padres de familia respecto a la falta de atención oportuna y la ausencia de inversión pública para dignificar los planteles escolares. Es tiempo de actuar al respecto. Otra situación que ya afecta a la regularidad educativa es el anunciado congreso de la fracción azul de la CNTE, evento plagado de política y versiones encontradas. Esta semana también hubo movilizaciones que, ajenas al interés superior de los estudiantes, fueron programadas en horario laboral. Quedó manifiesta la nula responsabilidad que las cúpulas dirigentes exhiben con el estudiantado, al citar a sus actividades en día y horario laboral. En ámbitos no magisteriales hay muchos otros sindicatos que, cuando sesionan, lo hacen a contra turno. Sin embargo, en la Secretaría de Educación en el Estado e instituciones sectorizadas aún abundan los gremios que abusan de la situación y convocan impunemente a reuniones que nada tienen que ver con devengar su salario. De por sí, el calendario escolar en este mes ya lucía a modo para la realización de paros y puentes, así como suspensiones de facto al cierre vacacional, como frecuentemente sucede. Pero, al final, quienes pagan las consecuencias de las decisiones fácticas son las niñas, niños y jóvenes, al ver vulnerado su derecho a aprender. Mientras tanto, las acusaciones de intromisión gubernamental de parte de los comisionados gremiales enrarecen más el ambiente, más cuando está fresca la memoria de que fueron fortalecidos por la gestoría que se les ha brindado a raudales durante mucho tiempo, sin ser capaces de demostrar la legitimidad que da la mayoría, ni tampoco de haberse constituido formalmente como una fracción sindical, prefiriendo depender del SNTE, siendo su nicho de oportunidad para existir el entablamiento de dobles negociaciones. Por encima de ello, el magisterio michoacano merece tener unidad y sus derechos laborales salvaguardados, lo cual sería un ideal por alcanzar en aras de que los primeros garantes del derecho a aprender cuenten con las mejores condiciones para ejercer su vocación. En suma, antes de salir de vacaciones, las próximas cuatro semanas serán intensas y mostrarán la capacidad de seguir avanzando de parte de las autoridades educativas en torno a generar una auténtica transformación en el sistema educativo michoacano, con todo y las circunstancias que son plenamente conocidas. Esperamos sea de inmenso provecho, de grandes aprendizajes y de recuperación del ejercicio pleno de los derechos educativos de las generaciones en formación. ¡Qué así sea! Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles Erik Avilés es doctor en Ciencias del Desarrollo Regional y director fundador de Mexicanos Primero, Capítulo Michoacán, A.C.