Horacio Erik Avilés Martínez En días pasados, la OCDE presentó su más reciente informe en materia educativa para nuestro país. El reporte, denominado Panorama de la Educación 2022 (Education at a Glance) para América Latina y sus hallazgos para México fue presentado por Andreas Schleicher, Director de Educación y Habilidades de la OCDE. Presentó una serie de indicadores que deben llamar a la acción a los tomadores de decisiones en materia de política educativa en el país. Por ejemplo, los beneficios de contar con un título de educación terciaria se mantienen fuertes a pesar del gran aumento en la finalización de dicho nivel educativo. México, solamente por debajo de Costa Rica, tiene el segundo mejor beneficio de estudiar un posgrado, arriba del 300 por ciento, por encima de los salarios que brindan carreras cortas, apenas con un 20 por ciento y licenciaturas, con un 60 por ciento, respecto a la base que representan los ingresos que percibe un egresado de bachillerato En contrapunto, apenas tenemos un tercio de los jóvenes graduados, siendo el segundo país que menos gradúa estudiantes de educación terciaria, solo por encima de Indonesia. Se encontró también que, la brecha salarial entre los niveles escolares de finalización se correlaciona con el apoyo público para la redistribución, para reducir la desigualdad de ingresos, contando México con el segundo porcentaje mayor de adultos que apoyan una mayor redistribución, con el 80 por ciento, solo por debajo de Chile. A pesar de los beneficios de un título de educación terciaria, las tasas de finalización son bajas, como ya lo veíamos, solo por encima de Indonesia. Y a pesar de las necesidades de formación, México es el último lugar de los países evaluados respecto al porcentaje de profesores investigadores e investigadores puros, toda vez que más de 8 de cada 10 profesores de educación terciaria se dedican exclusivamente a la docencia. Por otra parte, la proporción de maestros por estudiantes es muy similar en educación pública respecto a la modalidad de sostenimiento privada en la nación, situándose en 20 estudiantes por maestro aproximadamente. Ello sitúa a México en el séptimo lugar de los países con mayor tasa de estudiantes por maestro, siendo el peor India, con casi 40 estudiantes por maestro. En cuanto al gasto promedio en educación por alumno, respecto al nivel educativo cursado, México permanece en último lugar en educación primaria, con 2 mil 976 dólares por estudiante, en secundaria, cayendo a 2 mil 889 dólares por estudiante; pero sube al antepenúltimo lugar en educación superior, al superar a Colombia y a Grecia, por la inversión promedio de 7 mil 341 dólares por estudiante. En lo que respecta a inversión por niveles educativos expresado como porcentaje del gasto total en educación, México se encuentra en lo que respecta a educación terciaria ligeramente por encima del promedio de la OCDE, al tener 29.98 por ciento, superando el 29.61 por ciento que es el valor medio. En cuanto a educación primaria, se supera el promedio de 30.11 por ciento, con el 35.53 por ciento, mientras que, en educación secundaria, México se encuentra por debajo del promedio, al dedicar únicamente el 34.49 por ciento del total del gasto, cuando en la OCDE en promedio se destina el 39.49 por ciento. El porcentaje de gasto privado en educación en México sigue creciendo. Ya es el cuarto mayor de los países de la OCDE en educación primaria a postsecundariano no terciario, toda vez que alcanza el 17.47 por ciento, casi duplicando el promedio de la OCDE, que es de 8.97 por ciento. En cambio, la transferencia de recursos públicos a privados solo alcanza el 1.04 por ciento y la inversión en educación pública es del 81.48 por ciento. Los países con mayor proporción del gasto en educación privada son Chile, Colombia y Turquía, la cual lidera el rubro con el 25.06 por ciento. En lo que respecta específicamente a la educación terciaria, México alcanza el quinto lugar en cuanto a los países con mayor presencia porcentual del gasto privado en educación terciaria. 43.45 por ciento del total se destina a esta modalidad de sostenimiento. La transferencia de recursos públicos a lo privado apenas alcanza el 0.65 por ciento, mientras que la inversión pública como porcentaje del gasto total en educación terciaria es del 55.90 por ciento, ocupando el sexto lugar del total al respecto. El país que tiene mayor porcentaje del gasto en educación terciaria es Chile, con el 51.25 por ciento. Los jóvenes que no estudian ni trabajan son una cifra abrumadora en el país y constituyen un reto fundamental para el sistema educativo. Se encuentra que, de acuerdo con cifras del 2021, el 21.70 por ciento de los jóvenes de 18 a 24 años en México ni estudian ni trabajan, lo cual en términos porcentuales comparativos no es abrumador, toda vez que se ocupa el décimo lugar dentro de los países evaluados; empero, el 39.46 por ciento de los jóvenes de la edad señalada no estudian y sí trabajan, mientras que el 28.39 por ciento se declaran estudiando, pero desempleados. Es decir, han buscado empleo sin éxito. Finalmente, solamente el 10.76 por ciento de los jóvenes estudian y trabajan a la vez. El campeón de este último rubro es Países Bajos, que tiene al 46.76 por ciento de sus jóvenes estudiando y trabajando simultáneamente. En cuanto a atención a la primera infancia, los datos aún son muy retadores para México, ya que apenas el 4.57 por ciento de los niños de menos de tres años están matriculados en educación inicial, mientras que de 3 a 5 años la cifra crece al 70.88 por ciento, siendo aún lejana la cobertura universal para el preescolar. Resulta inmediata la relación entre gasto y educación para la primera infancia, toda vez que nuestro país ocupa el último lugar en inversión pública por niño en educación de primera infancia, con apenas 2 mil 383 dólares, a larga distancia del penúltimo lugar, que es Israel, nación en la cual se invierten 3 mil 906 dólares para el rubro citado por infante. En cuanto a inversión privada, somos el penúltimo lugar de los países evaluados, con apenas 473 dólares por estudiante, superando a Luxemburgo, donde solo se dedican 404 dólares, pero en cambio se invierten 21 mil 534 dólares públicos para cada niño. En cuanto a los docentes, los salarios, el horario laboral y el desarrollo profesional de los docentes difieren de un país a otro inmensamente. Por ejemplo, en México, en promedio les toman 19.72 años a los profesores llegar a la parte más alta de la escala salarial, ganando prácticamente el doble, transcurrido el largo periodo mencionado, de lo que perciben en la parte superior de la escala salarial en relación con los ingresos de los trabajadores con educación terciaria promedio en México, partiendo prácticamente del promedio. Es decir, después de 20 años de trabajo, los profesores logran llegar a la escala más alta, consistiendo en el doble del promedio que gana cualquier trabajador con su misma educación en el país. En cuanto a las horas de enseñanza, México destaca por ser el país que menos horas dedica en preprimaria durante cada ciclo escolar, con apenas 505 y siendo uno de los países que no sobrepasan los cuatro años de formación inicial docente para preprimaria, primaria y secundaria. Lamentablemente, en Michoacán no contamos con una actualización desagregada de estas cifras que nos brinden las instituciones públicas, pero es preciso que se tomen en cuenta estas circunstancias mostradas para corregir y actuar desde lo local antes de que la crisis nos alcance. Y también, para aprovechar oportunidades como las que los datos nos muestran, como son el promover estudiar posgrados de excelencia entre la juventud michoacana, por los excelentes retornos que ello les conlleva. También, hacer actos de justicia con los derechos de la primera infancia y de los estudiantes de educación básica, así como elevar la cobertura de educación de 0 a 5 años, de bachillerato, educación superior y posgrado es impostergable. Gobernar es presupuestar. Preocupa, después del vistazo global, que continúa inexorable el paso del tiempo y es momento en el cual no se concreta la federalización de la nómina educativa para Michoacán. Ya hay quien cura en salud al gobierno federal, mencionando que a aquel orden de gobierno no le conviene. Sin embargo, no se trata de una postura de negociación ni de conveniencias a órdenes de gobierno, sino de resolver la problemática generada por una imposición del gobierno federal, la cual data de 1992, con la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB). Justo es que las generaciones en formación tengan garantizado el salario de sus maestros y también, que se honre la palabra presidencial empeñada en el sentido mencionado. El mundo no nos va a esperar. Llama por otra parte la atención la serie de pronunciamientos de políticos profesionales quienes alguna vez tuvieron bajo su encargo al sistema educativo michoacano, haciendo campaña permanente en redes sociales, en entrevistas, en colaboraciones en noticieros, en ruedas de prensa y en giras. Bien valdría la pena que sustenten sus aspiraciones futuras en los resultados que alcanzaron en la administración de los recursos del sistema educativo estatal. Es decir, bajo qué panorama educativo gobernaron y cómo cambiaron el paisaje, para bien y para mal. Y por supuesto, a todos aquellos quienes estamos involucrados con la educación de las niñas, niños y jóvenes en Michoacán nos viene bien la autocrítica: ¿Cómo deseamos ser recordados respecto a nuestras aportaciones en torno a los derechos educativos de las generaciones en formación? Como funcionarios, investigadores, maestros, personal de asistencia y apoyo, directivos, padres de familia y sociedad civil organizada podemos hacer mucho más para pasar a la acción después de conocer el panorama que nos muestra a grandes rasgos el reporte comentado en esta entrega. ¡Construyamos un Michoacán educador! Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles *Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C.