Mexicanos Primero Michoacán | En la vida diaria, aprender sí importa
Aprender importa en la planeación del presupuesto familiar, las personas que aprendieron matemáticas en la primaria pueden crear y seguir un presupuesto mensual, distribuyendo ingresos entre gastos necesarios y ahorro


Horacio Erik Avilés Martínez*
Resulta decepcionante y profundamente indignante atestiguar que a la educación se le brinda poca importancia en la vida cotidiana, partiendo desde el propio gobierno. La ligereza con la que se conduce la agenda educativa contrasta ampliamente con la gravedad de la situación que se vive en la gran mayoría de los hogares de la entidad federativa.
Sí, esta semana vimos a titulares de oficinas educativas de la entidad y a sus redes sociales fungir como vocerías de un concierto de un cantante puertorriqueño, arbitrario acto de autoridad pagado con dinero que pudo ser destinado a rehabilitar por lo menos diez escuelas.
Leer para creer: -Corran por sus boletos. -Tráiganse sus croquetas. -Ya hay poquitos boletos. -Resistan bajo el sol. -Pierdan toda la mañana, no importa. - ¿Qué creen? Ya se acabaron los boletos. ¿Y sus atribuciones, sus dependencias, los programas que deberían de hacer funcionar, cómo van? ¿Ya está hecha la tarea para la situación que se viene ante la crisis internacional, es decir: un programa para la formación para el trabajo de los miles de migrantes que serán deportados?
Pero esto no constituye un marasmo, ni una súbita pérdida de juicio: es tendencia y se concatena con muchas perlas previas. Antes de ello, ya tenían tiempo fungiendo como oficialía de partes de programas del gobierno central, en lugar de diseñar, ejecutar y supervisar los propios, anulando y omitiendo la consulta ciudadana, la planeación para el desarrollo, la transparencia y la rendición de cuentas, la elección de voceros alternos, grupos y escuelas-mascota por encima de las constitucionales inclusión y universalidad. La propaganda de lo excepcional sustituyendo la ejemplaridad de lo que debería ser constante y cotidiano. Actos protocolarios en donde se dan por hechos los concursos de oposición, los pagos puntuales universales a los trabajadores y la asignación de docentes; aquellos en donde en lugar de entregarse edificios y equipamiento, se dan vales de papel a directivos y maestros, asi como cheques de saliva a los estudiantes y padres de familia.
En la calle, cunden la evasión mediante el juego, el afán de obtener diversión, el entretenimiento barato, las drogas, el alcohol, el tabaquismo, el consumo de sustancias ilícitas, aunadas a un posicionamiento fortísimo del pensamiento mágico, del fanatismo, las seudociencias y las supersticiones, la posverdad imperante, los discursos falaces, las mentiras completas, la comunicación de masas, los otros datos, las afirmaciones de los influencers y políticos en redes sociales, las apuestas y los casinos, tanto virtuales como en las tienditas de la esquina, todo acompañado de gratificaciones instantáneas, entrega de dádivas clientelares, mal disfrazadas de apoyos. Conductismo destilado destinado a la inmovilidad, control, trato clientelar y degradación de nuestra sociedad.
Los resultados de un sistema educativo enfermo y descuidado no se visualizan en esta plana. Amable lector: por favor pase a la nota roja, hojee la sección de economía o entre a las redes sociales de este medio, en donde podrá leer los testimonios incontables de sucesos manchados de sangre, desigualdad, pobreza, muerte y abandono. Todo, como condena brutal y funesta consecuencia de que no se ha podido, querido ni sabido modelar la sociedad futura desde una mejor escuela mexicana.
Si de percepción se trata, tampoco los resultados son halagüeños. Las tendencias nos desfavorecen. En 2024, en los estudios demoscópicos de preferencias electorales que se dieron a conocer, los cuestionarios tradicionalmente llevan una pregunta por delante: ¿cuál considera usted que es el principal problema de su comunidad/municipio/estado/país? Las respuestas suelen ser variopintas, pero la educación nunca sobrepasó el cinco por ciento de las respuestas en total. Más aún, la mayoría de los padres de familia brindan una cualificación favorable a las escuelas en las que estudian sus hijos, incluso a pesar de que reconocen la mayoría de ellos que desconocen sus niveles de aprendizaje, que se incumple el calendario escolar y que faltan maestros.
Sin embargo, la problemática planteada no debe amilanarnos, deprimirnos, ni aterrorizarnos, sino retarnos para seguir adelante: la educación es el sendero, la piedra angular y el eje central para el desarrollo integral de la sociedad, pilar de su sostenibilidad y de su soberanía plena.
El reto es inmenso. Incluso, en la fuente educativa, entre expertos, cuando por fin se habla del sistema educativo estatal, se debate sobre el perímetro: los indicadores que denotan las condiciones en las cuales las niñas, niños y jóvenes intentan ejercer sus derechos educativos, a estar, aprender y participar en un entorno seguro, con condiciones dignas y suficientes para aprovechar al máximo su tiempo y recursos, logrando alcanzar trayectorias completas a través del sistema educativo y edificar la mejor versión posible de sí mismos. De lo anteriormente descrito, el aprendizaje, que marca un antes y un después es sin duda el corazón de todos los derechos educativos. Aprender importa.
Al respecto, muy poco se habla de qué tanto gravita aprender en educación básica, preescolar, primaria y secundaria; pero el impacto de las competencias básicas educativas en la vida diaria es inmenso. A continuación, planteo algunas de las innumerables situaciones donde la diferencia entre tener o no una educación básica completa con competencias suficientes marca una brecha significativa en la calidad de vida. Aprender importa.
Podemos hablar de situaciones financieras y económicas; donde al recibir su salario, una persona con competencias matemáticas puede verificar que su pago sea correcto, calculando horas extras y deducciones. Sin estas habilidades, podría ser víctima de errores o abusos laborales sin detectarlos. Así también, durante las compras en el mercado o en el tianguis, quien domina las matemáticas básicas puede comparar precios por kilo, calcular costo unitario, descuentos y verificar el cambio correcto. Sin estas habilidades, una persona es más vulnerable a engaños y decisiones económicas desfavorables.
Así, aprender importa en la planeación del presupuesto familiar, las personas que aprendieron matemáticas en la primaria pueden crear y seguir un presupuesto mensual, distribuyendo ingresos entre gastos necesarios y ahorro. Quienes carecen de estas habilidades suelen vivir día a día sin planificación financiera.
Paralelamente, al tener la necesidad de solicitar un préstamo, quienes saben calcular porcentajes y tasas de interés pueden evaluar diferentes ofertas y comprender las implicaciones de los pagos. Sin estas competencias, pueden caer en préstamos abusivos o esquemas fraudulentos. Sus víctimas abundan en nuestra entidad federativa.
Análogamente, en el manejo de servicios bancarios, las personas con comprensión de las matemáticas y habilidades digitales pueden utilizar cajeros automáticos, aplicaciones bancarias y entender cabalmente sus estados de cuenta. Quienes no tienen estas habilidades dependen de otros para operaciones básicas.
En un tema trascendental, el de la salud y el bienestar las personas con competencias lectoras y matemáticas pueden tomar decisiones informadas sobre su alimentación. Sin estas habilidades, es más difícil mantener una dieta saludable y fácilmente caer en situaciones que los lleven a contraer enfermedades crónico-degenerativas, minando seriamente su calidad y esperanza de vida.
Así también, aprender importa en la administración de medicamentos, quienes pueden leer y entender instrucciones médicas tienen elementos para obedecer correctamente los tratamientos. Sin estas competencias, hay riesgo de errores en dosis o horarios. En el caso extremo, pero perfectamente probable de vivir una emergencia médica, las personas que tienen habilidades básicas con el uso del lenguaje pueden describir síntomas con precisión y entender indicaciones médicas. Quienes carecen de estas habilidades tienen mayor dificultad para exponer su sintomatología y recibir atención adecuada En el seguimiento de enfermedades crónicas, quienes entienden gráficas y números pueden monitorear su presión arterial, niveles de glucosa u otros indicadores. Sin estas competencias, el control de la enfermedad es más complicado.
En materia de ciudadanía, ejercicio de derechos y cumplimiento de obligaciones, así como de cultura cívica, al votar, las personas que saben leer pueden informarse sobre propuestas y candidatos. Sin estas competencias, son más vulnerables a manipulación electoral. En trámites gubernamentales, quienes entienden formularios pueden realizarlos independientemente. Sin estas habilidades, dependen de otros y son vulnerables a estafas. Durante procesos legales, las personas con competencias lectoras pueden entender documentos básicos y sus derechos. Quienes carecen de estas competencias están en mayor riesgo de padecer injusticias. Al participar en reuniones comunitarias, quienes pueden leer y escribir documentan acuerdos y compromisos. Sin estas habilidades, tienen menor participación en decisiones colectivas. Así también, aprender importa en la defensa de derechos laborales, las personas con educación básica pueden entender contratos y prestaciones. Sin estas competencias, son más vulnerables a explotación laboral.
En la crianza de los hijos, al ayudar con tareas escolares, los padres pueden apoyar el aprendizaje de sus hijos. Sin estas competencias, tienen dificultad para involucrarse en su educación. En reuniones escolares, quienes entienden reportes de calificaciones pueden dar seguimiento al progreso académico y a sus promesas o estadísticas. Al leer con sus hijos, los padres pueden fomentar hábitos de lectura y aprendizaje, importantes para estimular el desarrollo intelectual. En la elección de escuelas, las personas con educación básica pueden evaluar opciones educativas y tomar decisiones informadas sobre la educación de sus hijos.
En el hogar, al seguir recetas de cocina, quienes pueden leer y medir ingredientes preparan platillos con precisión. Sin estas habilidades, dependen de memoria y aproximaciones. En el uso de electrodomésticos, las personas educadas pueden leer manuales y seguir instrucciones, aminorando el riesgo de mal uso y accidentes. Así también, al usar productos de limpieza, quienes leen etiquetas evitan mezclas peligrosas. En el consumo de servicios, como electricidad, agua potable, gas o Internet quienes entienden recibos pueden verificar cobros correctos.
Al usar transporte público, aprender sí que importa, las personas que pueden leer mapas y horarios planean mejor sus viajes. Sin estas habilidades, dependen más de otros para moverse. En viajes por carretera, quienes entienden señalamientos y mapas viajan con mayor seguridad y menor riesgo de perderse o accidentes. Al calcular distancias y tiempos, las personas con competencias matemáticas planifican mejor sus traslados. Sin estas habilidades, tienen mayor dificultad para organizar su tiempo. Al conducir, las personas educadas entienden señales de tránsito y regulaciones. Sin estas habilidades, hay mayor riesgo de infracciones y accidentes.
Estas situaciones demuestran cómo aprender importa desde la educación básica, porque impacta prácticamente cada aspecto de la vida diaria, afectando no solo el desarrollo individual sino también familiar y comunitario. La falta de estas competencias básicas crea círculos de desventaja que pueden perpetuarse a través de generaciones, resaltando la importancia crítica de garantizar el acceso a una educación básica donde se priorice el aprendizaje para todas las niñas, niños y jóvenes en el estado.
En suma, cuando se habla del porvenir de nuestra entidad federativa y sus habitantes, particularmente las niñas, niños y jóvenes, vaya que aprender importa. Aún están a tiempo las autoridades para rectificar esa “ley del hielo” que le han aplicado al aprendizaje de las niñas, niños y jóvenes, desde el Plan Estatal de Desarrollo, el Programa Sectorial, sus indicadores, sus programas, su presupuestación y sus informes de resultados para pasar a una nueva etapa donde sea una alta prioridad demostrar que en verdad les importa que en las escuelas de la entidad se aprenda. Que así sea.
Sus comentarios son bienvenidos en eaviles@mexicanosprimero.org y en Twitter en @Erik_Aviles
*Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C
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