CUARTO PODER | Chile, a casi 50 años

Si bien, Andrés Manuel López Obrador lo seleccionó y designó candidato, fue el pueblo quien, mayoritariamente lo eligió, no López Obrador.

Etelberto Cruz Loeza

Adicionalmente, el titular del Ejecutivo Federal, en su irreflexiva pugna con el INE está convocando a violar la Constitución Política al, amenazadoramente afirmar que el pueblo puede efectuar la Consulta Nacional para la Revocación de Mandato y, puntualmente el INE la precisa: sería ilegal. Y así. Don Andrés Manuel López Obrador su pantagruélica gula de poder con el instrumento de su democracia participativa, directa, más la constitución ordena otra cosa: es el INE el responsable de efectuarla.

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Otro, el Ejecutivo estatal, en lugar de sumarse al coro de gobernadores morenistas respaldando a su jefe político, AMLO, en su disputa por la autonomía del INE y, en el fondo, exigiendo su dependencia al Ejecutivo Federal, debería dedicarse y asumir la prioridad de combatir la inseguridad en todo el estado de Michoacán. Pareciera que él vive en otro estado y le importa muy poco lo que pasa en toda la geografía del estado y su población.

Si bien, Andrés Manuel López Obrador lo seleccionó y designó candidato, fue el pueblo quien, mayoritariamente lo eligió, no López Obrador y se debe al pueblo, no a Andrés Manuel López Obrador. Así de simple.

Y como dijeron, el empresario Martí y Nelson Vargas: si no puede, Qué renuncie. Simple.  En la hermana República de Chile, andina y sureña, el antepasado domingo 19 del presente, se efectuó la llamada Segunda Vuelta y los candidatos Gabriel Boric – identificado con la Izquierda - y José Antonio  Kast - identificado con la Ultra derecha - fueron los protagonistas políticos que participaron después de la primera ronda, en donde no recibieron la mitad más uno del electorado y, constitucionalmente, obligadamente compitieron por la presidencia de esa República y Gabriel Boric fue el triunfador por 11%, aproximadamente, de diferencia.

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A casi cincuenta años del golpe de Estado que encumbró a Augusto Pinochet, su caída y presidentes con pincelada de socialdemócratas, demócratas y católicos, resulta victorioso un joven de 36 años, muy identificado con la Izquierda, sin pertenecer a ninguno de los partidos tradicionales y con la lucha por la renovación/cambio en el sistema educativo -, particularmente en el superior, en el cual lo profesionistas universitarios egresan de las aulas todos endeudados y con la obligación de pagarle a la instituciones financieras que los becaron – es un decir -.

Con todo y el desconcierto que se generó en la Bolsa de Valores – bajó casi 5%, al conocerse el resultado final -, en la juventud chilena existe demasiada esperanza.

A continuación, algunos fragmentos de su discurso en la noche de la victoria: Más allá de las diferencias que tenemos, en particular con José Antonio Kast, sabremos construir puentes entre nosotros para que nuestros compatriotas puedan vivir mejor. Porque lo que sí nos une es el amor a Chile y su gente.

Compatriotas, seré el presidente de todos los chilenos y chilenas. De quienes hoy votaron por este proyecto, de quienes eligieron otra alternativa y también, de quienes no concurrieron a votar.

Los tiempos que viene no serán fáciles. Debemos hacer frente a sus consecuencias sociales, económicas y sanitarias de la peor pandemia que ha vivido nuestro país en más de un siglo. Será difícil, no cabe duda, pero vamos a ir avanzando con pasos cortos, pero firmes, aprendiendo de nuestra historia.

Hoy podemos estar más seguros que antes de algunas cosas: Que un crecimiento económico que se asienta en desigualdad tiene pies de barro; que solo con cohesión social, reencontrándonos y compartiendo un piso común, podemos avanzar hacia el desarrollo verdadero y sostenido; que llegue a cada familia chilena y que incluya también las pymes que con tanto esfuerzo levantan hombres y mujeres honradas a lo largo y ancho del territorio nacional.

Que desestabilizar las instituciones democráticas conduce directamente al reino del abuso, la ley de la selva y el sufrimiento y desamparo de los más débiles. Vamos a cuidar la democracia cada día, todos los días.

 Que los avances para ser sólidos requieren ser fruto de acuerdos amplios. Y que, para durar, deben ser siempre peldaño a peldaño, graduales, para no desbarrancar ni arriesgar lo que cada familia ha logrado con su esfuerzo.

Que el respeto a los derechos humanos siempre y en todo lugar debe ser un compromiso inclaudicable y que nunca por ningún motivo, un presidente debe declarar la guerra a su propio pueblo. Verdad, justicia, reparación y no repetición.

Tendremos un Congreso equilibrado, lo que significa a su vez una invitación y una obligación de diálogo. Yo, honestamente lo veo como una oportunidad para encontrarnos, para unirnos en grandes gestas por el bienestar de nuestra patria, para lograr amplios y duraderos acuerdos que mejoren la calidad de vida de nuestros compatriotas.

Confío en la responsabilidad de todas las fuerzas políticas de mantener las diferencias en el marco de las ideas, poner siempre por delante el bien común y rechazar de manera clara y sin ambigüedades la violencia en política y en nuestra vida en sociedad. Sepan que en mí encontrarán un presidente abierto a escuchar y a incorporar distintas visiones, siendo también receptivo a las críticas constructivas que nos ayuden a mejorar.

Recibo este mandato con humildad.

Sé que en los años que vienen se juega el futuro de nuestro país. Por eso les garantizo desde ya que seré un presidente que cuide la democracia y no la exponga, que escuche más de lo que habla, que busque la unidad de los acuerdos y que atienda día a día a las necesidades de las personas, que combata los privilegios y trabaje cada día por la calidad de vida de la familia.

Hoy es un día de mucha felicidad, pero, también de mucha responsabilidad; tenemos que seguir siendo uno, tenemos que seguir encontrándonos para llevar a delante los cambios que el país tanto necesita; les pido que cuidemos este triunfo, que desde mañana tendremos mucho por trabajar para reencontrarnos, sanar heridas y caminar hacia un futuro mejor.