Etelberto Cruz Loeza Así como son todas las cosas: las circunstancias mandan y ya El titular del Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, no lo deseaba, pero en el caso del incendio en un centro o estación de retención-detención de migrantes, se está repitiendo el perfil de la noche de Iguala, la más triste – 26 de septiembre de 2014 - y hasta la cantidad de muertos en el incendio es casi la misma, 43 en Iguala y 40, y sumando, en Ciudad Juárez, Chihuahua y, también, el de la guardería ABC. Como se sabe y se difundió y se vio en todo el mundo, en Ciudad Juárez, un migrante venezolano, como elemento de manifestación y presión, por falta de atención a su demanda quemó un colchón y éste, encendió otro y otro y se formó la chamusquina y todo huyeron, pero el responsable de la seguridad de un salón dejó con candado y cadena una sala y todo se lo llevó la ()/&%$#”!° y quemó local, nacional e internacionalmente la imagen de la administración lopezobradorista, en lo general y en lo particular, la política migratoria, si hay , específicamente, la referente a las de atención de las caravanas de migrantes centroamericanos. Y ahora se está conociendo con pelos en la mano que la mayoría de los mandos del Instituto Nacional de Migración no pasaron los exámenes de confiabilidad y se está exhibiendo las condiciones materiales y de atención en todos los centro de atención-detención-retención, de hecho, cárceles y que en todos estos centros – como se llamen y/o categoricen, son nidos de corrupción y hasta delincuencia organizada y lo es tal, que ya se dispuso el cambio en la titularidad del INM y llega el padre Solalinde, cuya primera propuesta es cambiar el nombre, es decir empezar a maquillar todo, como se hizo con lo de la L-12, que cumplirá muy pronto otro año más. Sin embargo, habiendo semejanzas, también existen diferencias: Enrique Peña Nieto, gobierno Federal participó, atrajo el asunto por las incapacidades de los gobiernos locales – municipal y estatal – y estaba todo tan enredado que como a Truman, le cayó la paca de heno: pura corrupción desde abajo hasta la cima…Y ya no pudo o no quiso detener la bola de nieve y le reventó el asunto, pero lo resolvió, policial y jurídicamente y ya no le importó, porque hubo fuerzas que azuzaban y echaban gasolina al asunto. En Ciudad Juárez, todo es de los gobiernos morenistas – municipal, estatal y federal – así que, ¿a quién echarle la culpa? Una diferencia enorme es el control mediático y la manipulación correspondiente que tiene el gobierno de la República, pero no se puede tapar el sol con un dedo, ni la luna llena. Otra diferencia es que los migrantes hablan, usan sus cámaras de los celulares y transmiten imágenes y audios de todo y todo se sabe en tiempo real y no hay control de daños posibles…hasta la detención de la comitiva presidencial y la detención por los manifestantes de la camioneta en la que viajaba el presidente – parecía que andaba surfeando y/o su camioneta era un barquito en mar picado -. Una más, son las cadenas informativas televisivas nacionales e internacionales: nota, tema y escándalo y por ahí se fueron y, además, en tiempo real, con varios capítulos que daban para más comentarios y con especialistas en las áreas de derechos humanos y de política migratoria. Sumamos ésta: a Enrique Peña Nieto ya no le importó el control de daños, pero a Andrés Manuel López Obrador, sí, pero ya no puede hacer nada, aunque lo intente. Y si Andrés Manuel López Obrador no deseaba que lo llamaran represor, ahora ya tiene ése mote y se ganó el de incendiario=pirómano e incompetente, además de mentiroso y corrupto y si las imágenes hablan más de mil palabras, ahí están ésas, y son muchísimas. Una diferencia más es que aquí no habrá campaña política, ni asociación de familiares como el de las Madres o familiares o Padres de los 43 de Iguala, Guerrero, de quemados ni nada de eso, pero si bien no se habrá raja política para conmemorar cada año – son centroamericanos y venir cada mes o cada año, sale muy caro -, pero el daño está hecho: todo está colapsado, como la L-12 y esos son irreversibles. Una más: los dos fueron crímenes de Estado; cierto, no los ordenó el Estado, pero de acuerdo con las legislaciones internacionales suscritas por nuestro país, intervinieron trabajadores del Estado – en cualquiera de sus 3 niveles y, al hacerlo, toma ese calificativo-. En el primero, Iguala, se mostró la ineptitud y corrupción de los cuerpos de seguridad y su colusión con la delincuencia organizada – acaso el narcotráfico -, además de los modelos, formatos y actuaciones de los sistemas policíacos para obtener confesiones-detenciones y arraigos. En el segundo, Cd. Juárez, la incompetencia, incapacidad, impreparación del personal de las estaciones, estancias, centros de retención-detención-atención migratoria, desadministración, corrupción, inexistencia de política migratoria, y lo que resulte. Exhibida internacional. ¡Palo dado, ni Dios lo quita!