Etelberto Cruz Loeza Fui y soy coincidente con juicios del constitucionalista Elisur Arteaga Navas contenidos en su artículo La clase media y la Cuarta Transformación, publicado en la revista Proceso en su edición del 20 del presente. Transcribo estos fragmentos, respetando su presentación: “El futuro político de la nación comenzó a aclararse. Las marchas celebradas en muchas ciudades de la República el domingo 13 echaron luz, en lo que se consideraba un panorama oscuro e incierto. Marcaron el inicio del fin de la aventura de AMLO y Morena, encaminada a destruir las instituciones democráticas. Las manifestaciones demostraron que gran parte de la Clase media Nacional, englobada en la sociedad civil, no está de acuerdo con la 4t, su líder y sus reformas constitucionales. Es ella la que vota y lo hace en mayor proporción que la clase baja, rural; es la que determina el resultado de las elecciones. Fue la clase media la que conformó el grueso de los contingentes de las manifestaciones que, desde 2005, se llevaron a cabo para protestar contra el desafuero, el fraude electoral y por el respeto a las instituciones democráticas. Fue la que determinó el sentido de la elección del 2018; la que aportó el grueso de los 30 millones de votos con los que AMLO alcanzó la presidencia de la República. No es poca cosa. AMLO y la 4t han perdido gran parte del voto de quienes lo llevaron al poder. Las elecciones de 2021 apuntaron esa circunstancia, cuando menos en la ciudad de México; las manifestaciones del domingo la confirmaron. Con esos precedentes se infiere que para 2024, en lo que se refiere a la titularidad y composición de los poderes Ejecutivo y Legislativo de la Unión no hay nada seguro para nadie. Todo está en juego”. Bien, ciertamente es una opinión, pero, opinión también personal, tiene razón. La clase media es el motor, el combustible y miembros de la clase media son los conductores de los movimientos – la dirección y contenido -, de las revoluciones político sociales. Sir Winston Churchill afirmó algo parecido. Si usted gusta recordar: en nuestro país, los protagonistas de las Juntas, convocatorias, manifestaciones, proclamas, pronunciamientos fueron ideados, expuestos y protagonizados por miembros de la clase media. Curiosamente, desde hace más de dos años, la llamada clase media nacional es, ha sido y será vilipendiada por el titular del Ejecutivo, denostada, estigmatizada, disminuida, devaluada. Además, la pelota ya está en la cancha y se la disputa: La Calle. La calle ya no es de la 4T, ni de la llamada Izquierda, ni de los colectivos feministas, ni LGBTT, etc.: la Clase media ya hace uso de ella y está avanzando invadiendo, posesionándose y, importante, sin acarreados. Recuerde las marchas del 8 de marzo. Es realmente imposible que no lo haya visto ni valorado, por muy revolucionario y transformador que sea AMLO y que no lo sienta y ni lo perciba. Si la mayoría de analistas y columnistas de los hechos políticos, consideraban que la elección del 2024 Morena y su designados ganarían de calle, con lo que sucedió en el país el domingo 13, las circunstancias dicen otra cosa y es sumamente difícil asegurarlo. Igualmente, los dispositivos individuales de comunicación le ganaron a la TV, radio y periódicos. Éste es otro factor que, aunque se tenga control, presión y se gasten pacas y pacas de cash, los factores celulares-redes sociales con sus audios y videos en tiempo real y su enorme capacidad de distribución y que se compartan en el ciberespacio, no lo pararon ni podrán pararlo. Otro ejemplo: las restricciones en países islámicos como Irán e Irak están generando movilizaciones y revoluciones de pronóstico muy reservado. Otro fragmento: Hay un hecho cierto: la ciudad de México y otras ciudades de la República, las principales o más ricas, están fuera del control de Morena y a disposición de la sociedad civil. Por tener ésta una composición diversa e intereses diferentes, en este caso pudiera tratarse de una masa amorfa, dispersa, carente de personalidad y ayuna de líderes. Todo es cierto, pero lo más serio es que señala una herida: la carencia de líderes. Ningún partido político ha favorecido la militancia y surgimiento de líderes regionales, estatales y nacionales. Éste es un enorme problema y una causa que se manifiesta con el perfil de diputados y senadores que no atan ni desatan: carecen de formación, capacitación, actualización y superación, sin ideología, salvo la sumisión, constante y cotidiana. Ya para terminar. Después de las manifestaciones, habrá que reconocer que las cosas no pintan nada bien para Morena. Ésa es la realidad, aunque AMLO no lo quiera reconocer. El futuro político de México está en manos de la clase media. Esos tres juicios, para mí, son un vaticinio, sin ser oráculo de Delfos. La promovida salida de Morena de Ricardo Monreal, será fuerte sangría, mas podría ser repetición del enfrentamiento Calderón-Fox para facilitar la designación y, acaso, su triunfo presidencial.