Etelberto Cruz Loeza Transcribo fragmento de la parte 2, La Opinión Teledirigida, de Homo Videns. La Sociedad Teledirigida, de Giovanni Sartori. Editorial Taurus. Las opiniones son convicciones frágiles y variables. Si se convierten en convicciones profundas y fuertemente enraizadas, entonces debemos llamarlas creencias. La democracia representativa no se caracteriza como un gobierno de saber sino como un gobierno de la opinión, que se fundamenta en un público sentir de res publica. Lo que equivale a decir que a la democracia representativa les es suficiente, para existir y funcionar, con el hecho de que el público tenga opiniones suyas; nada más, pero, atención, nada menos. Entonces, ¿cómo se constituye una opinión pública autónoma que sea verdaderamente del público? Está claro que esta opinión debe estar expuesta a flujos de informaciones sobre el estado de la cosa pública. Acudo a ese santón contemporáneo de la teoría y práctica democrática por el debate generado, y más que habrá a medida que se acerque marzo de 2022, mes de la consulta nacional para la revocación de mandato. Personalmente me satisface plenamente que se discuta el fondo, y fin, de este ejercicio democrático. Existen diversos puntos de vista y opiniones, lo cual es natural en una democracia dinámica y perfectible como la nuestra. ¿Cuál es el fondo? Regresarle al ciudadano, al elector, el derecho de corregir su mandato otorgado a un presidente de la República por medio de la boleta electoral, por la pérdida de confianza, tal como lo contiene nuestra constitución; no se hace más que cumplir esa disposición constitucional, ese derecho social, e individual. Los protagonistas políticos deben aceptar que ser electos y elegidos no es un cheque en blanco y una carta de impunidad; que existe esa figura que los puede regresar a su anterior condición. Se corrige un error. No es prudente, ni recomendable que, si, mayoritariamente, el ciudadano cometió un error al conceder poder a una persona y ésta lo defrauda, al no cumplir el mandato constitucional, el ciudadano no debe continuar pagando su error. Debe regresársele esa facultad de corregir. La visión y percepción es que, si un ciudadano recibió, legal y legítimamente, el poder, el mandato debe aceptarse como un contrato por obra y tiempo determinado, pero si no cumple, si se le pierde la confianza, el contrato puede, y debe, rescindírsele, lo cual es legal en las operaciones contractuales, ¿por qué no en la política, específicamente en el ejercicio del poder? Considero que nuestro presidente de la República cayó en su propia trampa: quiso mostrarse como demócrata y transformador de la vida política, lo que no se niega, que propuso la figura de la Revocación de Mandato y cuando lo repensó bien a bien, ya se había tragado la carnada. Tan se dio cuenta tardíamente, que sus senadores trataron de enmendar la plana y después de 16 horas de discusión y negociación, no lo lograron, quedando la pregunta así: ¿Estás de acuerdo en que a ______________________, presidente/a de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de confianza o siga en la presidencia de la República hasta que termine su periodo? En la pregunta, tal como está después de la “o”, la disyuntiva es innecesaria, pues lo está ratificando. La pregunta debió ser directa, para que tenga una sola respuesta: sí o no. todo lo demás sale sobrando. Para mí, A.-Esas 16 horas de discusión=negociación son expresión=manifestación del temor, no miedo, de lo que vendrá. Entienden el alto riesgo que lleva la pregunta directa. B.-Es deseable que la ley secundaria de la Revocación de Mandato sea explícita, clara, unívoca y no sea galimatías como las redactadas por la SCJN. C.-No haya intervención propagandística de la presidencia de la República en sus mañaneras y/o propaganda y publicidad partidista. D.-Al INE se permita libertad, autonomía y soberanía para que cumpla su función, obligación y responsabilidad institucional y constitucional. Está la opinión de juristas de que, al actual presidente de la República, por tecnicismo constitucionales no se le puede aplicar, pero, por esos mismos tecnicismos, y porque el pueblo sabio podría quererlo y el pueblo manda, debe realizarse. Y existe un escenario que debe prevenirse o ajustarlo para ejercicios siguientes: de conformidad con la Constitución, en el caso de que se dé la revocación de mandato, la persona que asumiría el cargo, ¡sería el secretario de gobernación!, que terminaría el periodo. ¡Inaceptable! ¡Sería cambiar para llegar, lampeduzamente, a lo mismo: Gatopardismo Puro! Adán Augusto López Hernández es su amigo, protector y compadre. Todo queda entre cuates y amigos. No debe ser así. La política y la Presidencia de la República son cosa seria Lo que debe, y debería ser, es que el presidente de la República sustituto/interino debe convocar a nuevas elecciones constitucionales. Se debe corregir el mal de raíz, total y completamente. Curiosamente, todos los protagonistas populistas que llegaron a ser Ejecutivos de sus naciones, o ya dejaron el poder o están en capilla: Alberto Fernández, en Argentina, el 13 del presente perdió el control político; Jair Bolsonaro, pese a sus conmemoraciones populistas, se le está demandando impeachment, juicio político, en Brasil; en ambos casos por nulos resultados sociales, incompetencia y mal manejo de la crisis de salud; Donald Trump no fue reelecto; Enmanuel Macron enfrentará en el 2022 a los derechistas de Maríe La Penn y a los socialistas, con Anne Hidalgo, alcalde de París, que el domingo 12 anunció su deseo de buscar la candidatura y presidencia de Francia. Pedro Sánchez, en España, permanentemente está en capilla. (En Estados Unidos existe esta figura; particularmente, en California, el pasado 13 su ciudadanía fue consultada para decidir si se le revocaba o no el mandato a su gobernador demócrata, que fue ratificado. Ahí gana la opción por mayoría simple, sea la cantidad que sea de votos recibida. ¡Así de simple! Y así debería ser en nuestro país y legislación: Mayoría Simple, sea cual sea la votación recibida. ¡Para qué tanto brinco!