ETELBERTO CRUZ LOEZA Como toda edificación humana, la democracia puede fortalecerse, reblandecerse e incuso desaparecer para dar paso a fórmulas autorías. Estos años nos han enseñado que en efecto gobernar en democracia es más complicado, lento y tortuoso que hacerlo bajo un régimen autoritario. La democracia edifica una serie de pesos y contrapeso. En defensa de la democracia. - José woldenberg. En las democracias eficientes o deficiente – como se ha calificado a la nuestra - los partidos políticos son organismos sociales e instituciones, tanto sociales como políticas. Y en nuestro país están reconocidos constitucionalmente: Artículo 41° Constitucional: Fracción I.- Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinará las normas y requisitos para su registro legal, las formas específicas de su intervención en el proceso electoral y los derechos y obligaciones y prerrogativas que le corresponden. Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos hacer posibles el acceso de éstos al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios, e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, así como las reglas para garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a legisladores federales y locales. Sólo los ciudadanos podrán formar partidos políticos y afiliarse libre e individualmente a ellos; por lo tanto, quedan prohibidas la intervención de organizaciones gremiales o con objeto social diferente en la creación de partidos y cualquier forma de afiliación corporativa. Con la fundación y operación del Partido Nacional Revolucionario – antecedentes del Partido Revolucionario Institucional - y del Partido (de) Acción Nacional nuestro país inició la modernización de su vida partidista, tal como la conocemos y tenemos actualmente – evolucionamos hacia el bipartidismo, el poli partidismo hasta llegar al pluralismo partidista, muestra de la pluralidad de nuestra sociedad y de su diversidad ideológica, indicadores de la ¿fortaleza?, de nuestra democracia. Además, en las democracias, son indispensables e indisputables satisfactores sociales y políticos: Sin los partidos políticos, sean del matiz que sean, del color que sean, que tienen una función social que realizan, aunque no nos agraden los resultados, pero así lo manifestó la mayoría y debemos aceptar las reglas de oro de la democracia: la mayoría manda, todos los votos tienen el mismo valor político electoral, y social; además, todos los votos cuentan y, finalmente, no se gana, ni se pierde para siempre. Cada uno de ellos, son las autopistas para acceder al poder políticos, a los órganos supremos de gobierno de nuestra máxima organización e institución social: la sociedad mexicana. Una de las características de nuestro democrático sistema político electoral es el reconocimiento a la representación proporcional de las minorías – planteado desde 1847, por Mariano Otero y hasta la Gran Reforma Política se incorporó a nuestra legislación y prácticas político-sociales-partidistas - Una más es la obligatoriedad –ciertamente impuesta por la legislación constitucional, y electoral, por el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la federación - al reconocimiento elegibilidad y representatividad del otro componente de la sociedad mexicana: las mujeres, paritariamente, poco después. Es muy seguro que el escenario político, el mosaico político electoral no sea de nuestro agrado, pero fue decisión de las mayorías - nacionales, estatales y municipales -, mas, si estas insatisfacciones se manifiestan y tiene peso, nuestra legislación – constitucional y electoral – ha incorporado nuevas figuras que, mediante la satisfacción-cumplimiento de ciertas medidas-requisitos, pueda revocarse el mandato que tuvo, en su momento, esa mayoría y pueda darse la corrección y cambio. Es el juego democrático. Somos, nosotros, los ciudadanos, los que le damos, concedemos y llevamos la vida a los partidos políticos y ellos, los partidos políticos, deben representar – algunos le llaman capilaridad; otros, representatividad – a todos los grupos sociales, dado que no hay partidos políticos únicamente para los gremios ni para corporaciones; si tal como los vemos y están los partidos políticos no nos satisfacen ni nos agradan, es únicamente por nosotros: ellos son la muestra de nuestra pluralidad y diversidad social, e ideológica. Tal como están es responsabilidad nuestra – individual, grupal y socialmente. - Fundar un partido político no es fácil. Si lo fuera cualquiera lo haría, como en el pasado histórico, previo al 1929. Es mucho más difícil, crearlo de la nada, partiendo de cero. Aún más difícil crearlo, darle formar y fundar un partido político estatal. Plutarco Elías Calles y varios militares más fundaron el 4 de marzo de 1929 el Partido Nacional revolucionario. Este partido nació como una federación de partidos políticos regionales, grupos políticos diversos, generales y caudillos sobrevivientes de la lucha armada para “administrar el poder” desde el Centro, la cúpula, del Poder Supremo. El Partido de la Revolución Democrática nació porque Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano convenció-negoció con el Ing. Heberto Castillo – a cambio de una senaduría para él y puestos de representación popular para gente suya – y le facilitara la estructura del PSUM. Margarita Zavala&Luis Felipe Calderón Hinojosa carecieron de ¿condiciones?, para fundar un partido diferente al de Acción Nacional. José Pedro Kumamoto García, candidato independiente a diputación en Jalisco y fallido candidato a Senador, careció de elementos para fundar partido político. Se dijo convencido de que la gente estaba cansada del sistema de partidos; ahora, encabezando un grupo político trata de fundar el partido político local: Futuro.