Veo un riesgo de que se dé una ruptura constitucional, sobre todo cuando un presidente de la república declara que el amparo es un sabotaje legal a sus problemas. Ignacio morales lechuga, ex procurador general de la república. Etelberto Cruz Loeza Tal como yo escuché que lo decía Don Ángel Fernández, me pongo de pie y me quito el sombrero, así lo hago ante el enorme poder manipulador del señor presidente de la República; claro que lo hace utilizando el terrible y poderosísimo poder mediático de su área de comunicación social. Reúne en esa área información general por todos los medios de comunicación –tradicional, contemporánea y redes sociales– imagen, manejo de masas, análisis de información, consultoría diaria o como le llamen y etc. Nada se le escapa. Es más, él, el presidente de la República, señor Andrés Manuel López Obrador, tiene una enorme puerta al país, a la sociedad y al mundo: él manda, dirige y pone el juego, las reglas, los contrincantes, y hasta al árbitro. ¡Y hasta se divierte dividiendo, confrontando y echando gasolina al juego! Todo lo tiene tan previsto por ese equipo de hasta de bombero lo hace y todos, lo que es todos, están o estamos o de floreros o de espectadores. Lo que no se sabe es si esta potente herramienta manipuladora le alcanzará para conservar el poder y el partido o perderá las 2 cosas. ¿A qué se debe este reconocimiento de sus dotes de manipulador? Vetado, señalado para aplicarle desde multas hasta con medidas cautelares, todos los días a ciencia y paciencia de reglas del juego, árbitro, medios de información, hace campaña política para él y su partido, Morena. Colocando él, cotidianamente la agenda nacional, su conferencia de prensa no es más que trabajo de publicidad y propaganda política lopezobradorista y todos caemos en su juego con sus distractores. Buena parte del sector de opinión nacional está en vilo por la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación por el dichoso artículo 23° transitorio de la reforma al poder judicial de la federación y, posiblemente, él se está carcajeando a mandíbula batiente. Está sobradamente pensado, analizado y deducido que el senador del PVEM sirvió a sus fines – ¿quién no es comparsa del presidente de la República? El quid del asunto es el precio - y lo que realmente se discute es una burbuja de jabón: en el artículo 97° constitucional, en su cuarto párrafo se establece: Cada cuatro años, el pleno elegirá de entre sus ministros al presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el cual no podrá ser reelecto para el periodo inmediato posterior. Y ese artículo, el 23 transitorio de la reforma del poder Judicial, propone ampliar ese periodo a seis años. En ninguna parte se habla de reelección, de mandato. Sí se habla de ampliación del periodo. El área jurídica de la presidencia de la República debió analizar muy bien las palabras y las encontró. La inmensa mayoría de las personas las usamos como sinónimos, pero no lo son. Busqué en el Larousse: Reelegir: volver a elegir. Llevar, nuevamente, a cabo una elección. (En este caso sería por el periodo de cuatro años, que no es el caso. Literalmente plantea ampliación). Ampliación: Extender, dilatar a un tamaño mayor del que se tiene. En ningún caso, semánticamente son iguales. Son líquidos, ciertamente, pero no son lo mismo; ¿misma cualidad? ¿Podrían servir para lo mismo? Los Ministros de la Corte de Justicia de la Nación, los únicos intérpretes de la Constitución, no la tienen tan papita, pues si bien es cierto que ese transitorio fue creado en los sótanos o salas del poder presidencial - si interesa, habría que probarlo y es realmente imposible - y que, también es una abierta, evidente, flagrante intervención del Poder Ejecutivo Federal en el poder Judicial y que rompe la teoría republicana del ejercicio de los tres poderes federales, el poder judicial no ha dicho nada – algo así como la candidata a la presidencia del municipio de Juchipila, Zacs., a quien le manipularon su Derriere…¡ni lo sintió!...fueron otros los que lo vieron y lo exhibieron…así aquí, somos los ajenos a los juegos de poder entre poderes de la Unión y el poder transexenal, los que hacemos alboroto. ¡Ah!, y el presidente manipulando a los Medios y a la opinión pública, se divierte aun más echándole gasolina a la hoguera al afirmar que los Ministros que voten en contra de la Ley Zaldívar son cómplices de corrupción, traidores a la patria y antidemocráticos. Indudablemente me pongo de pie y me quito el sombrero…cuando se atreve a afirmar-amenazar, realmente, por boca de su bancada en el Senado que, que, si Morena pierde la mayoría el 6 de junio en la Cámara de Diputados, su bancada en el Senado convocaría a periodo extraordinario de sesiones y se incluiría iniciativa de reforma electoral. Está dejando ver su juego y no debe hacerlo. Sobre este universo, cito visión circunferencial del ex procurador general de la República, publicadas en El Universal – edición del 290421-: (Los Ministros) están a favor de la constitución. Los que estén en contradicción con las opiniones del presidente no pueden ser traidores a la patria. Son apegados a la legalidad y a la constitucionalidad. Es, en todo caso, el congreso, sumiso, obediente a los dictados del poder. La negativa de la existencia de las instituciones constitucionales - porque es en las instituciones donde descansan las funciones, no en los hombres, no hay un solo hombre -. Esa es una idea caudillista más cercana del fascismo, de los regímenes autocráticos, que de las democracias republicanas. Creo que el poder Judicial de la Federación no está debilitado. Hay agresiones que agradan y agradecimientos que agreden. En esta balanza pongo las expresiones. La justicia sólo se puede buscar a través de la ley. El gobierno no puede salirse de la ley para hacer justicia. El gobierno tiene siempre como límite el marco jurídico. El único camino válido para que el Estado logre la justicia, es la ley, es lo que tiene que hacer. El ministro Zaldívar dijo que la Constitución no es de cumplimiento optativo, pero ahí está el artículo 97° constitucional y que se cumpla. Él mismo dijo que la acción de prorrogar el mandato era un fraude a la ley, es decir, valerse de una norma permisiva para violar una prohibitiva, pues eso es lo que están haciendo: valerse de una ley permisiva para violar una de más alto rango, que es la Constitución, que es la prohibitiva y que prohíbe reelegirse o permanecer un día más después de los cuatro años. No sé cuándo vaya a llegar la acción de inconstitucionalidad, no sé cuál va a ser el resultado, pero tengo confianza en los ministros de la Corte, pero como mexicano sí me preocupan los rumbos que el país tome. La destrucción institucional, sin ser sustituida más que por la voluntad de un solo hombre es peligrosa para una democracia incipiente y todavía frágil como es la de México…