ETELBERTO CRUZ LOEZA Sin que formalmente nos invite el señor presidente de la República, jugamos a la carambola de cinco bandas, o más, todos los días en el billar o casino Las Mañaneras. La primera carambola se hace fácilmente: estar en los medios tradicionales y los contemporáneos y, especialmente en radio, televisión y redes sociales. Le sale. ¡Es un campeón! La segunda, es distraer: todo lo que dice y afirma es un distractor. No importa lo que sea y si es cierto o falso. Importa que lo diga él y ahí. Simple. Y las gana todas: Ejemplo: El pleito casi personal de Andrés Manuel López Obrador, no del gobierno, no del titular del Ejecutivo y sí de AMLO, con los diputados Republicanos de Estados Unidos. Otro: la confrontación – dimes y diretes - con la presidenta de la República de Perú – Dina Boluarte. Una más: Los señalamientos de la Conferencia Episcopal Mexicana sobre seguridad Nacional y la demanda=exigencia de una nueva política de seguridad pública. ¡Qué se vaya al diablo la seguridad nacional! ¡Ahí está Rosa Icela! ¡Ahí está el secretario de Defensa Nacional Luis Crescencio Sandoval y el gabinete de seguridad! ¿Otro? El incremento de contagios de COVID-19; la no existencia-muestra de voluntad política para nuevos programas de compra de biológicos-vacunas contra COVID-19 para el nuevo programa nacional de vacunación 2023 y sumemos este otro: El desbasto, en general, de medicamentos para todo el sector salud, la contratación de más médicos cubanos… ¡Ahí están Hugo López Gatell y Jorge Alcocer! ¡Que se vayan a mi rancho esas minucias! También, fácil, le sale… La tercera banda es para polarizar, confrontar, dividir, pelear, estigmatizar, señalar, calificar negativamente… ¿Qué otro enemigo fifí, aspiracionista, conservador, neoliberal, chairos, rateros, racistas, deshonestos, hipócritas, ladinos, simuladores, corruptos y más… ¿Qué enemigo está ausente? ¿qué calificativo hace falta? De la Clase Media para arriba. De la Clase Media para abajo. Pero los pobres son míos. Esos no se tocan. Ni la calles, ni las plazas. Mostró de lo que es capaz este domingo pasado – 18 de marzo, conmemoración de la Expropiación Petrolera – LXXXV aniversario -, finalmente no le cuesta nada. No es cash suyo. ¡Qué íntimo festejo ver la plaza a reventar! ¡Recuperó la plaza, el zócalo y las calles! ¿Qué importa el costo! Lo valioso es la imagen, que dice más que mil palabras. Igualmente: la embuchaca con suma facilidad. La cuarta banda es el juego del Plan B y como daño colateral, dinamitar el Instituto Nacional Electoral y el intento de socavar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y ésta estará más difícil. Y ahí estamos todos embobados con el agarrón, su asimétrica ofensiva mediática contra la ministra Piña Hernández – que se ha mantenido prudente, callada, pero trabajando respaldando a sus impartidores de justicia – jueces, magistrados y ministros que tratarán, discutirán, propondrán y acordarán el dichoso Plan B - que ya lleva dos caídas - de la reforma en materia electoral, con su caballo de Troya: es más barato, mucho mejor y se combate la corrupción, el pueblo sabio decidirá: tomará decisiones y combatirá la corrupción. Qué la seguridad, que la inflación, que Tesla, que… ¡se vayan a mi rancho! La quinta banda: el juego de la sucesión presidencial adelantada, la embuchacó: todos en su partido están moviditos, jugando su juego como Juan Pirulero, pero, si bien, lo hizo y se están moviendo las fuerzas y aguas, seguramente ganará en esa banda y habrá bolas de fantasías, pero habrá muchos dolidos y rencores y ¿Cuánto dura el rencor? (Andrés Manuel López Obrador trae un rencor desde la calificación de la elección federal del 2006. Ese porcentual - 0.56% - le hace sangrar y respirar por la herida). La carambola de seis bandas: aplicar, respetar su testamento político: limpiar de corrupción el Poder Judicial y desaparecer a los órganos autónomos…esa sí que no podrá ganarla, por todos los intentos que haga no podrá embuchacarla. Supone él que: el protagonista político a quien él le diga las Palabras Mayores gane el proceso electoral constitucional para elegir al titular del Poder Ejecutivo Federal 2024…No hay seguridad y sí incertidumbre, lo que es natural en todo país con procesos democráticos Que el designado por él, si resulta triunfador en el proceso electoral por la presidencia de la República 2024, sea un títere, marioneta y usando lo que él le hereda - que cree que es suyo: el poder Presidencial - realice lo que él le entrega en su testamento político que por enésima ocasión lo hace público. En nuestro país, por historia, tradición, usos y costumbres ningún presidente de la República - desde el sexenio del Gral. Lázaro Cárdenas, aun designando a su sucesor – (en la etapa del PRI=partido=gobierno=partido en el gobierno) el sucesor no continuó los planes y programas de gobierno de su antecesor. Ninguno. Ni Ernesto Zedillo Ponce de León, pues aquí, con él se inició la ruptura revolucionaria y el poder Ejecutivo tomó directamente el neoliberalismo e inicio de la globalización como política de Estado y todo empezó a cambiar Y en la llamada alternancia, menos. Vamos, ni con la continuidad del panismo y/o neo panismo. Luis Felipe Calderón Hinojosa, no siguió con los programas y planes de Vicente Fox Quesada. Enrique Peña Nieto usó sus propios programas y sus proyectos de Reformas Estructurales de X Generación y de Gobernar con Minorías con Pactos por México y Planes acordados con la oposición, gobernó aplicando su idea. Así que… No existe continuidad en programas presidenciales. Sería algo así como un Maximato y esos en ningún país democrático se tiene; existen dictadores, totalitarismos, ni testamentos dejando como herencia el poder político – que no es propiedad sustantiva personal heredable suya: reside en el pueblo. Ahora, haciendo a un lado todo lo mediático y distractor ¿por qué lo hace y lo difunde? ¿Siente que esa pasión que es el poder político se le está yendo?