Etelberto Cruz Loeza Te casé, porque mi obligación es cuidar la sociedad y la familia. Si no lo hubiera hecho te habrías ido a vivir en unión libre. Salvador Gálvez Bravo, legendario juez del Registro Civil de Morelia, ante la petición de pareja heterosexual de casarlos, pero tenía incompleta la documentación. 1972 No soy abogado. Soy una persona adulta de 74 años; entre mi abuela y yo existen 3 generaciones de por medio; entre mi madre y yo, 2 y entre mis hijos y yo, 1 generación y con este mundo el cual vivo, disfruto y sufro, existen mundos muy distintos y años luz de diferencia. Y si esto que veo y percibo es civilización, prefiero mi bárbaro mundo subdesarrollado, mi sociedad socialmente primitiva, en el que aprendí a nadar en Acapulco. Por otro lado sé, entiendo, comprendo, que todas las personas deben disfrutar sus derechos humanos, sociales y garantían individuales y que, particularmente, en lo referente a su actuación, comportamiento sexual, de género, son muy libres de hacer con su sexo, con su vida sexual lo que quieran en el marco de sus libertades y derechos. Mientras no lastime, ni lesione ni toque los derechos de terceros. Si usted que me lee, piensa y considera que soy tradicional, conservador, emisario del pasado y que me espanto de lo que veo, deduzco, sé, percibo, escucho, etc., está usted en su derecho de pensarlo, pero no soy un tradicional, ni conservador; sé lo que vivo y como lo expresó Descartes: Pienso, luego existo y, cual Sócrates, me conozco y puedo enjuiciar: “Nuestra civilización, nuestra sociedad, nuestra familia, nosotros, como mexicanos, estamos enfermos de modernidad, de civilizacioncitis y con el pretexto de modernidad, de innovación, de evolución, transformación, etc., y teniendo como modelos otras civilizaciones, otras culturas, otra sociedades, otros modelos de desarrollo, niveles de escolaridad, ambientes naturales y ambientes sociales e Historias Nacionales, ingresos y otras graduaciones de desarrollo tecnológico, quienes han promovido y alentado determinadas reformas que atentan contra nuestra familia y nuestra sociedad, pretenden que seamos – como individuos, como familia y como sociedad - como finlandeses, holandeses, belgas, suecos, noruegos, países nórdicos, eslavos, sajones, etc., países y sociedades que tuvieron/tienen, tuvieron otros ambientes, sociedades, economías, otras evoluciones sociales, culturales, educativas e histórica. Somos diferentes y por consecuencia no podemos ser iguales. Estados Unidos no acepta pertenecer a las organizaciones internacionales ni regionales de defensa-respeto a los Derechos Humanos, entre otros: mantiene su soberanía, autonomía y libertad jurídica, legal. ¿Por qué nosotros sí? Como ejemplo George W. Bush, como presidente de los Estados Unidos, vetó una ley federal por considerarla una afrenta a la familia y a la sociedad norteamericanas. Le chiflaron, criticaron: no se movió ni cambió su postura legal, ejecutiva. Pregunté ¿a quién corresponde, por obligación, responsabilidad, ley, mandato público guiar, vigilar a la sociedad y, por ampliación, a la familia en estos aspectos? Al Estado, a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al presidente de la República y al Congreso de la Unión, papá. Los artículo 1° y 4° formalmente lo establecen., y seguramente otros más, más específicos. En otras palabras, a los 3 poderes de la Unión y a la Constitución Política. Prácticamente los transcribí en mi anterior entrega, así que ahora pregunto: ¿A dónde va nuestra sociedad, la mexicana? ¿A dónde va nuestra familia, la mexicana? ¿A dónde vamos como individuos, los mexicanos? ¿Cuál es el interés oculto para proponer la modificación, evolución, transformación de nuestra sociedad, de nuestra familia, de los individuos, de los niños, que se utilizan como pretexto - el interés superior de la niñez –para estas modificaciones a nuestra legislación, a nuestra familia, a nuestra sociedad; ¿Es el camino que debe ser, el apropiado? Este malestar social no es nuevo. Incluso fue lema de campaña de Miguel de la Madrid Hurtado – presidente de la República. 1982-1988 -: Por la Renovación Moral de la Sociedad”. ¿Este tipo de renovación moral de la sociedad fue la que proponía o la que promovió? ¡Diablos! No cabe duda que somos una sociedad, una familia y un individuo enfermos. Arturo Saldívar, ministro de la nuestra Suprema Corte de Justicia, en su columna LOS DERECHOS DE HOY – publicada en MILENIO diario, en su edición del 23 del presente, dice -: Todos los Derechos Para Todas Las Familias. “La Corte ha sostenido reiteradamente que la Constitución protege a la familia como realidad social, es decir, todas las formas y manifestaciones de familia que hay en la sociedad y que no existe un único modelo de familia ideal sino que, por el contrario, este concepto se sustenta en los lazos afectivos, sexuales, de identidad, solidaridad y compromiso mutuo de quienes desean tener vida en común… la dinámica de las relaciones sociales ha llevado a una desvinculación entre la relación jurídica matrimonial y procreación, de manera que la decisión de un individuo de unirse a otro y proyectar una vida en común con una vocación de estabilidad y permanencia, es una expresión de la autodeterminación de cada persona y del derecho al libre desarrollo de la personalidad… en cuanto a la adopción por parejas del mismo sexo, la Corte ha establecido con toda claridad que los derechos de los niños sujetos de adopción se encuentran en una posición prevalente frente a los intereses de los adoptantes, pero sostener a priori que la adopción por parejas homosexuales afecta el interés superior de los niños y que por eso debe prohibirse es, en sí mismo, discriminatorio y se apoya en prejuicios que deben superarse, sobre todo tomando en cuenta que no solo no existen análisis científicos serios que demuestren una afectación a los niños adoptados por parejas homosexuales, sino que, por contrario, los que existen apuntan a una conclusión opuesta”. El ministro Saldívar está equivocado y comete un gazapo al evaluar-igualar derechos de adoptantes con la prevalencia superior de los derechos de los niños a adoptar. No son iguales ni son lo mismo. ¿Realmente eso es lo mejor para la estabilidad emocional y lo mejor para el desarrollo de la personalidad de los niños? Aun no hemos vivido una situación cuantitativa exponencial de casos atípicos de desestabilidad emocional y de desequilibrio de la personalidad en nuestros niños y adolescentes del sistema educativo nacional pero ya se registran casos de disturbio emocionales y en el desarrollo de la personalidad - que crecen exponencialmente -, y si bien no existen estudios científicos nacionales ni extranjeros, que lo trate y hagan recomendaciones, como lo afirma “los que existen realmente apunta en sentido contrario”….¡Por favor! No estaríamos enfermos. Viviríamos en un permanente manicomio. Esos estudios no son serios, ni científicos. Son “patito”. La Corte, por el interés superior de la sociedad nacional y del interés superior de la niñez mexicana, debe ordenar realizar un estudio científico para saber, conocer hacia dónde va la niñez y las sociedad nacionales como efecto de esas reformas. Si lo ordena, que no sea a una institución que esté presidida por homosexuales o LGTTT. ¡Serían juez y parte! Si somos una sociedad democrática, en la que mandan las mayorías, ¿por qué no se hizo/se hace consulta pública nacional de un tema tan trascendente? ¿Finalmente, qué porcentaje de la comunidad GTTT forma parte de la población nacional? ¿Y el porcentaje que sea, se impone a la mayoría natural, calificada? ¿Importa más el placer de una minoría?