Etelberto Cruz Loeza. En memoria de Jesús Amezcua Pizano (+). Amigo, compañero de históricas aventuras pedagógicas. Fundador de la unidad SEAD UPN Colima. Descanse en paz. Fue domingo y como me dejaron solo, me fui a Capula y frente a la plaza de la tenencia, disfruté, en la fonda de doña Came, un menú provincial y tradicional: caldo de gallina, con todo y huevera, sopa de arroz, mole y tortillas, blancas y azules o moradas, de comal. Inigualable. Agradable, Bueno, Sabroso y Barato. Y me llené de espíritu franciscano. Resuelta esa cuestión de mi vida, después de cubrir mi rutina de andariego, me planté ante el televisor para ver el llamado debate entre candidatos a la presidencia de la República y lo que vi, pensé, enjuicio. De entrada, me pareció muy rígido el formato y mucha gente para tan poco tiempo. Supongo que partidos, candidatos, instituciones y el INE lo evaluaron y deben proponer cambios. En realidad no fue un debate. Una cosa es querer y otra es ser. Pintó, pero no fue. Se lucieron los moderadores. AzucenaUresti, resaltó, aparte de su madurez como periodista e inteligencia, con su natural belleza y juventud y junto con DeniseMaerker, opacaron a Sergio Sarmiento. Ahí estuvo, es cierto, pero fue un muerto, un zombi, una sombra. Y ellas – no Sarmiento – picaron a los novillos, a los bureles, que no entraron a las suertes. Gracias a ellas, esos 124 minutos pintaron ser un inicio de debate, mas ahí quedó…había un corsé – esa distribución de tiempo y las “minibolsas-colchoncitos” que, por lo escaso de los tiempos, no fueron redituables - que deben flexibilizarlo. Por otro lado, siendo cinco los protagonistas o le dan otro formato o más tiempo o recortan los espacios entre debate y debate y se organizan y realizan más cantidad de debates en los días oficiales de campaña política, y con un solo tema cada ejercicio. Curiosamente, las principales cadenas televisivas - Televisa y Azteca TV – más una creciente, emergente, MILENIO TV, estuvieron presente. Curiosamente, se dice, porque no hay forma confiable de comprobarlo, que fue visto por más del 60% del padrón; visto por TV, TV cable de cualquier tipo, internet, redes sociales, etc., lo que anuncia que, la televisión y los dispositivos móviles de comunicación electrónica y sus aplicaciones, entraron en la política mexicana por la puerta grande para quedarse. Ciertamente están los medios impresos, pero eso quedará para las corrientes y liderazgos de opinión, porque la información –voz e imagen – será, y ya es, instantánea, en tiempo real y masificada. La televisión y las aplicaciones de los dispositivos móviles, es, y son, en la política electoral de nuestro país, la herramienta del presente y del futuro. Es más, las instituciones republicanas electorales nacionales – Federal y estatal – deberán aceptarlos, y a los debates, herramientas políticas y considerar que la política se realizará-ejercerá mediante la televisión, mayoritariamente y en el calendario de las campañas políticas programar 5, 6 o más debates – en función del tipo de elección que se realice, con mayor tiempo de duración ante las cámaras. Se ve, se piensa, se enjuicia y se decide. Otra curiosidad: específicamente, no estaban partidos políticos, salvo uno,Morena, pero los tradicionales, corporativamente, estaban ausentes. Lo que muestra y demuestra que los partidos políticos o se renuevan totalmente desde sus bases o desaparecerán; en nuestro país se está replicando=sucediendo lo que pasó en Francia, Estados Unidos, Italia, Alemania, Inglaterra, Barcelona, en donde los electores hicieron a un lado a los partidos políticos tradicionales, se unieron los individuos=minorías, crearon una corriente, inicialmente, fuera del partido, le dieron forma legal, se registraron y ganaron o, no ganaron los tradicionales, pero las minorías condicionaron a la más grande de ellas y se coaligaron para gobernar, como en Alemania y en Barcelona. Ese podría ser el futuro político apartidista, pero los partidos deben evaluarse y, obligados, cambiar: o renovarse o morir, como podría suceder con algunos ahora, el 1° de julio; en este caso sería una muerte anunciada. Para completar la forma, la candidata Margarita Zavala se vio sumamente deslucida, opaca – aunque en gustos se rompen géneros - no debió de asistir en color negro; tal vez un rosa o ceniza de rosas le habría quedado mejor a su imagen. ¡Ah, con pelo brillante! Dio la imagen de descuido, de ama de casa, con todo respeto para las amas de casa; Jaime, El Bronco, Rodríguez Calderón, muy bien vestido, y en colores apropiados para la imagen de hombre fuerte, duro, bronco; Andrés Manuel, muy sobrio, sumamente sobrio y con la corbata chueca yarrugada del nudo y en su seguridad generó-mostró desprecio a los otros, que para él son pirruris. (Epigmenio Avilés no cuido SU imagen para la teleaudiencia. Tremendo error. Ahí perdió frescura y naturalidad, además de confianza y credibilidad. Mostró que es vulnerable). Ricardo Anaya y José Manuel, los mejor vestidos y con mejor imagen; color de traje, camisa y corbata, muy aceptables; los nudos de sus corbatas bien hechos y sin arrugas, lisitos, lisitos. Curiosamente, Anaya y Meade fueron en quienes se notó su esmero en la preparación de ese acto de comunicación, los más preparados, los que midieron sus tiempos y sus palabras y hasta sus gestos y con los respaldos en gráficas y anuncios, a modo y aceptablemente diseñados: cumplieron, su cometido: comunicar. En cuanto a fondo, cada uno traía y sabía lo que quería, pero le fue más difícil vender su mensaje a Margarita Zavala y a Jaime, Bronco, Rodríguez; a Ricardo Anaya le ayudó bastante la voz y los ademanes y la actitud: de fajador, combinación del Púas Olivares y del Toluco López, pero no pudo ser el Chucho Castillo o el Vicente Saldívar que deseaba. José Antonio Meade, fue un Fili Nava, Babe Vázquez, y hasta un CasiusClay, pero no pudo ser ni el Ratón Macías, ni el Julio César Chávez, ni el Mohamed Ali o el Mike Tyson, que deseaba: le faltó punch. No sabe vender. No le ayuda su voz. Andrés Manuel entró y se mostró sobrado, acaso muy tranquilotranquilo y hasta alardeó de algo que no sabe si así será: tener el 48% de la simpatía e intención del voto. Desconozco quién ganará la elección, pero sé que este debate, que ya es historia, no será definitivo; lo será más el segundo y mucho más, mortal, el tercero, pero sí entiendo que Margarita Zavala y Jaime, El Bronco, Rodríguez Calderón no la ganarán, pero podrían negociar su capital político; la lucha será entre tres personajes Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Ricardo Anaya y entre dos posiciones: neoliberalismo y nacionalismo utópico, dadas las circunstancias del momento. Y será una elección muy terciada. Deduzco que, histórica, política y partidistamente Peña Nieto desea que gané su candidato y él sabe que para que gane - ¡No hay otra!- él debe recibir las duras críticas y agudos juicios de Meade sobre su administración: inseguridad, micro economía, política ecómica=gasolinazos, corrupción e impunidad y Meade, como ciudadano, como Macron- Francia - y Macri – Argentina -, debe abanderar, con punch, el hartazgo y cansancio sociales, disputándole a Andrés Manuel la iniciativa del hartazgo, insatisfacción y coraje sociales y el monopolio de la crítica. Sólo así ganará Meade, sino lo hace, perderá y quedará como un pusilánime, como veleta. Finalmente, la preguntas de la esfinge: ¿quién ganará o el hartazgo o el miedo? ¿Qué harán INE&TEPJF si la FEPADE procede contra Anaya y el Bronco?