Gustavo Ogarrio “Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística”, de Yásnaya Elena Aguilar Gil (Editorial Almadía, México, 2020), es un libro absolutamente peculiar en el ámbito de la literatura de nuestros días. Es más que una recopilación de artículos: son ensayos políticos con una dimensión estética en los que se conceptualiza y narra un proceso de resistencia ante el lingüicidio; ante el ataque sistemático contra la diversidad lingüística en nombre de una imposible nación monolingüe. Desde 2015 emprendimos los compiladores de los textos de Yásnaya (Ana Aguilar. Julia Bravo, Valentina Quaresma y quien esto escribe) una ardua labor de registro, comprensión y selección de textos que se articulaban de manera casi natural con este propósito de resistencia. La lectura de los textos que desde 2011 Yásnaya publicaba en la revista Este País significó una desconcertante y estimulante invitación a repensar "temas" que ya estaban resonando en nosotros y que, de alguna manera, tenían cercanía con procesos de autonomía como el de la Cherán K'eri, en Michoacán. Por ejemplo, la necesidad inaplazable de una autocrítica a las referencias con las cuales entendíamos los procesos políticos y culturales; el absurdo del canon literario monolingüe, de cualquier canon, pero también la crueldad del Estado a la hora de defender su monopolio de la política y de la lengua. Ahí estaban, viviendo, respirando, hablando con una firmeza y ternura inusitadas, las otras historias de nuestro ningún país, las historias concretas de luchas que no aceptaban idealización posible, con todas sus contradicciones, pero que es indudable que sobrevivían gracias a un sentido de comunidad y de solidaridad muy complejo, a veces no tan fácil de distinguir a simple vista.