Gustavo Ogarrio Juan Gelman: “Mi patria es la lengua”. Efraín Huerta: “¡Oh país mexicano, país mío y de nadie! / Pobre país de pobres. Pobre país de ricos. / ¡Siempre más y más pobres! / ¡Siempre menos, es cierto, / pero siempre más ricos! / Amoroso, anhelado, miserable, opulento, / país que no contesta, país de duelo”. Wislawa Szymborska: “Con patria o sin ella, / lo importante es lanzarse a correr. / Para empezar no está mal eso de la justicia. / Después ya corre solo”. Ramón López Velarde: “Navegaré por las olas civiles / con remos que no pesan, porque van / como los brazos del correo chuán / que remaba la Mancha con fusiles. / Diré con una épica sordina: / la patria es impecable y diamantina”. Rosario Castellanos: “No, no es la solución / tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy / ni apurar el arsénico de Madame Bovary… Debe haber otro modo que no se llame Safo / ni Mesalina ni María Egipciaca / ni Magdalena ni Clemencia Isaura. / Otro modo de ser humano y libre. / Otro modo de ser”. Javier Valdez: “salir cada mañana a buscar una verdad para que sepan que los muertos están vivos en busca de sus difuntos”. Juan Rulfo: “Hemos vuelto a caminar. Nos habíamos detenido para ver llover. No llovió. Ahora volvemos a caminar. Y a mí se me ocurre que hemos caminado más de lo que llevamos andado”. Eduardo Galeano. “La patria imposible: En 1791, otro amo de tierras y esclavos envió una carta desde Haití: —Los negros son muy obedientes, y siempre lo serán —decía…Y esos negros muy obedientes humillaron al ejército de Napoleón Bonaparte, que había invadido Europa desde Madrid hasta Moscú”. Ningún país es mi país…mi país es ninguno cuando se abren consumados los pechos de ese dolor intrépido. Jaime López: “México, creo en mí”.