Gustavo Ogarrio La imagen y el nombre de Pelé estuvo presente en los partidos que disputó Brasil en el Mundial de Qatar. Sin embargo, la selección verde-amarela fue eliminada por Croacia, en penales. No pudieron dedicarle los jugadores brasileros a Pelé la Copa del Mundo de 2022. Nunca vi jugar a Pelé, pero mi padre cuenta que él sí lo vio en un torneo pentagonal internacional, en un partido entre el Santos de Brasil y el América y que ganó el equipo brasileño por goleada, 5 a 0, con dos goles de Pelé, esto en el Estadio de CU en 1959; se podían escalar las piedras del recinto para brincarse a las gradas sin pagar boleto cuando se agotaban las entradas. Sin embargo, pienso que me hubiera gustado despedirme de Pelé como lo hizo el escritor António Lobo Antunes de Frederico Barrigana, el portero que fue su ídolo en la niñez. Lobo Antunes tampoco vio jugar en vivo a Barrigana, solamente lo seguía a través de los diarios y de las crónicas radiofónicas de sus partidos: “El dolor de no haber presenciado nunca un solo partido del gran Frederico Barrigana me acompañó toda la vida”. Un día en Angola, en 1973, en plena guerra a la que Lobo Antunes había sido enviado como médico, al pasar por un campo de futbol en un “intervalo de dramas guerreros”, vio a “un hombre de cierta edad, calvo y barrigón, pateando con ropa deportiva a la meta defendida por un mulato con raya abierta a navaja en la maraña de rizos de su pelo”. Algunos niños le gritaban a Barrigana. Lobo Antunes, “incrédulo, después extasiado”, presenció las enseñanzas futbolísticas del portero retirado a los críos de la guerra: “poseído por un espíritu misionero y de una devoción pedagógica que me transportaron y enternecieron… Nunca lo admiré tanto como ese día”. Uno debería tener el derecho de destruir conscientemente la imagen de sus ídolos, de verlos patear el balón en la soledad de la guerra…en el ocaso de todas las vidas.