Inés Alveano Aguerrebere Cada 22 de septiembre se conmemora el día mundial sin auto. Urbes de todo el mundo lo honran con una diversa variedad de actividades; desde cerrar ciertas calles al acceso en automóvil, hasta prohibir el uso del auto privado en toda la ciudad, iniciando en la madrugada e incluyendo gran parte de la noche. Todo comenzó en el año 2000, en Bogotá, Colombia. Nuestra ciudad hermana en Latinoamérica fue la primera en alentar todos los demás medios de transporte por un día (laboral). Aquellos a los que solemos llamar sustentables, y que desde la aprobación de la ley general de movilidad y seguridad vial en México (2022) deberían ser prioridad en la agenda pública. Budapest, la capital de Hungría, lo festejó un día de julio en el 2005, apoyado por diversas organizaciones ecologistas. Yakarta, Indonesia lo conmemora desde el 2007 cerrando su avenida principal al paso de los automóviles y alentando a la población a hacer sus actividades cotidianas sin auto, además de promover la movilidad activa (a pie o en bicicleta). En septiembre del 2007, en Kaohsiung, una ciudad de Taiwán, se brindó gratis el servicio de transporte público durante una semana para desincentivar el uso del automóvil. La capital de nuestro vecino país del Norte, Washington D.C. conmemoró por primera vez el día mundial sin auto el martes 29 de septiembre del 2009. La administración de la ciudad brindó reparaciones gratis de bicicleta, clases de yoga y formó grupos que fomentaran estilos de vida saludables y el desarrollo sostenible. China impuso una prohibición por dos semanas, al uso del automóvil propio, con el objetivo de lograr un cielo más limpio y un aire más puro. También cada año, en Bruselas, habitantes y visitantes disfrutan todo el ambiente urbano sin autos, para recordar que caminan hacia una ciudad que esté lista para no depender del automóvil. Con todos estos ejemplos, usted puede notar que el mundo entero, incluyendo los países desarrollados, está caminando hacia un nuevo paradigma. Uno en el que el uso del automóvil propio no sea la elección primaria como medio de transporte. Uno en el que sea posible que el medio se elija conforme el propósito del viaje, el destino, los tripulantes, las ganancias directas e indirectas (en velocidad, salud o en economía), etc. A 20 años de la primera conmemoración del día mundial sin auto, falta tener ejemplos de ciudades mexicanas. Pocas personas en el gobierno se atreven a tomar decisiones arriesgadas o poco populares, aunque sea sólo un día del año. Si bien el porcentaje de la población que se mueve en auto cotidianamente es bastante menor al 50 por ciento, son muy escandalosos y enérgicos los ciudadanos que se ven orillados a experimentar lo que se siente moverse sin auto. Las personas que se oponen al cambio. Bien decía Jaime Lerner, alcalde que gobernó Curitiba por un periodo de 22 años, que el auto es como la suegra: “debemos tener buena relación con ella, pero nuestra vida no tiene por qué ser como ella dice”. Invitemos al auto a quedarse en las ciudades, de una manera tal, que tengamos una sana convivencia, pero no se vuelva (como lo ha hecho) un tirano.