CIUDAD POSIBLE |En bici me asaltan…

A pesar de la hostilidad que siento de algunas personas en auto, y de los asaltos de que soy objeto a diario, no dejo de disfrutar mis trayectos en bicicleta.

Inés Alveano Aguerrebere

Cada vez que salgo en bicicleta me asaltan…

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Cuando salgo en bicicleta por la mañana, me asalta el olor a pan recién hecho. Al transitar sola, o con mis hijos por las calles de Morelia, me asaltan los árboles o bugambilias que florecen.

Nunca falta que también me asalte el olor de una fábrica de ates. Entonces, no me queda más que saborear el membrillo, la guayaba, la manzana.

Cada vez que salgo en bicicleta para llevar a mi hijo mayor a la escuela, nos asalta la brisa fresca. La cretinita nos hela la nariz y las orejas.

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Si recién ha llovido, en bicicleta me asalta el olor a tierra mojada y a bosque. Los árboles desprenden aroma a pino en agradecimiento por el agua que los baña y los alimenta.

Me asalta también el olor a cocina económica, a carnes asadas, a caldos de camarón, a tacos ahogados, a tacos de barbacoa, de tripa y de cualquier variedad mexicana…

Cuando voy en bicicleta, me asalta la risa de los niños y niñas que caminan y me asaltan también los gestos de los viejitos que platican sentados a la sombra.

Una vez, incluso me asaltó un conejo que salió intempestivamente de una casa. Pero supongo que era de otra ciudad, porque ya no lo he visto.

De vez en cuando me asaltan los huele de noche con su aroma inconfundible, pero no dejo de pedalear, aunque debo aceptar que me desconcentran.

A pesar de la hostilidad que siento de algunas personas en auto, y de los asaltos de que soy objeto a diario, no dejo de disfrutar mis trayectos en bicicleta.

Y eso que los últimos días, la cosa se ha puesto peor. Ahora me han asaltado las sonrisas de las personas.  Las muy infames, hacen brincar a mi corazón. Me hacen creer que desean también subirse a una bicicleta. Y disfrutar, como cuando eran niños.

Es difícil salir en bicicleta y que no te asalten.