INÉS ALVEANO AGUERREBERE No es la primera vez que escucho a una persona defender los estacionamientos de autos con la argumentación de que abogan por la accesibilidad de las personas con discapacidad y las personas mayores. Pero vivir en Países Bajos me ha dado la imagen visual que los desmiente. ¿Les conté que acá hay muchas personas que se mueven libremente por la ciudad, en sillas de ruedas eléctricas? Las he visto haciendo compras en los “mercados sobre ruedas”, y también utilizando las ciclovías. En Morelia conozco a una persona con discapacidad que usa una camioneta (acondicionada especialmente) para moverse. Y ello le da muchas libertades. Sin embargo, no es mayoría. Hay muchos ciudadanos que nunca salen de sus casas, debido a que la ciudad no les permite ser independientes. Después de estar un tiempo en Europa, una amiga estaba asombrada de cuántas personas con discapacidad había. Ella llegó a creer que había más que en México. Finalmente comprendió que lo que sucede, es que esas personas están afuera de sus casas, en la ciudad, y se les puede ver, lo que no sucede en ciudades que no son accesibles para que estas personas se muevan con independencia (sin auto). Estoy segura que acá en Ámsterdam, hay las personas con discapacidad y/o adultas mayores privilegiadas con auto e incluso chofer. Sin embargo, tampoco es el caso de la mayoría de la población en estas condiciones de vulnerabilidad. Si se mueven por toda la ciudad con independencia, es gracias a que el transporte público, las banquetas y las ciclovías, se los permiten. Para nada tiene que ver la infraestructura para facilitar el tránsito o estacionar autos particulares. Por otro lado, tampoco es la primera vez que escucho que las medidas para calmar la velocidad de los vehículos, provocan contaminación, afectando por consiguiente la salud de la población. En un panel nacional sobre velocidad y seguridad vial, un hombre del público manifestó que los topes o pasos peatonales a nivel de banqueta, causan mayores emisiones, dado que los vehículos deben frenar y después volver a acelerar. Tiene sentido, ¿no? Seguramente es cierto. A primera vista, pareciera abogar por la salud de la población. Ya se ha conocido que la contaminación provoca o agrava no solamente los problemas respiratorios, sino también los males cardiacos y circulatorios. Sin embargo, si realmente le preocupara la salud de la población, estaría buscando maneras para que haya: 1. Mejor transporte público (más eficiente, más digno y menos contaminante) y 2. Mayor utilización de la bicicleta (el ejercicio físico de moverse cotidianamente en ella disminuye considerablemente los riesgos de padecer enfermedades crónico degenerativas relacionadas con la falta de actividad física como la diabetes y la hipertensión). Me parece que estas personas que dicen hablar por la población vulnerable, ancianos, personas con discapacidad y/o enfermos potenciales, realmente lo que están tratando de defender es su apego a sus propios autos y a manejarlos como la industria automotriz les prometió que sería. Muchas decisiones que se han tomado “en nombre del progreso”, o con la fachada de favorecer a las personas de escasos recursos tienen en el fondo lo mismo. Personas defendiendo sus propios intereses o creencias, aparentando (o quizás creyendo ingenuamente) que representan a las demás. No es fácil pensar diferente, salirse del estatus quo.