Inés Alveano Aguerrebere Esta semana cumple años una de las personas más importantes de mi vida. No sólo literal, sino también metafóricamente hablando. Un hombre que no sólo me dijo cómo vivir, sino que me puso el ejemplo. Tanto en valores, como en estilos de vida cotidianos. En casa, a comer bien (primero conforme a la pirámide alimenticia y después siguiendo el plato del buen comer) y afuera, a usar la bicicleta como medio de transporte, a compartir auto en los viajes hacia la escuela, a realizar algunos trayectos caminando, a manejar con precaución. Con él viajamos en tren, en bus, en barco y en avión. Siempre eligiendo el medio conforme el destino y el número de viajantes. Me ha enseñado a ser solidaria, gentil, generosa, amable, empática, analítica, crítica, observadora, a luchar por mis sueños, a ser perseverante. También a ser humilde, a reconocer y aprender de mis errores. A actualizarme constantemente siguiendo el “estado del arte” en la ciencia. A no juzgar a las personas, pero sí el contenido de lo que los medios de comunicación nos ofrecen: periódicos, revistas, películas, series, etc. Me ha apoyado en mis proyectos personales, familiares y sociales. Me ha brindado su punto de vista sabiendo que, de cualquier forma, yo tomo decisiones informadas pero independientes. Me enseñó el valor de aprender una lengua extranjera, sin dejar de reconocer que soy privilegiada por poder hacerlo. Gracias a él aprendí a valorar las historietas, y a conocer dibujantes e ilustradores: de libros infantiles, pero también de tiras políticas. Con él conocí el humor de Les Luthiers y aprendí sobre música clásica. Su vida profesional me ha mostrado también que se puede amar lo que se hace, y hacer lo que se ama. A ser responsable, comprometida y formal, pero también honesta y hasta relajada: a incluir el humor. Su búsqueda de sacar adelante a una familia numerosa le llevó a mostrarme que se vale diversificar. Que comprometerse con una sola ocupación a veces no será suficiente y que, en este mundo desigual, prepararse académicamente no garantiza que tengas un ingreso digno. Definitivamente ha habido otras cosas que he aprendido sin él, como a andar en bici, o a viajar sin miedo. Sin embargo, es indudable la huella que ha tenido su presencia en mi persona. Llevo ya 8 años escribiendo/hablando sobre la ciudad que es posible. Aprendiendo a comunicar con historias lo que he estudiado desde hace más tiempo. Mucho se trata de cómo las urbes pueden ser más amables para la sociedad cuando se impulsa el uso de la bicicleta en los traslados diarios. ¿Quién hubiera pensado que mi papá con su programa “ciclismo en marcha” hace más de 20 años en la Radio Nicolaita, estaba mostrándome un camino que yo habría de continuar? No lo sabíamos entonces, pero fue innovador. Sus ideas sobre la importancia de elegir la bicicleta para movernos dentro de las ciudades hoy en día están en boga. Por supuesto que ahora se trata mucho más de infraestructura y políticas públicas y ya no tan sólo de un ejercicio de la voluntad, es decir: una elección individual. El mejor ejemplo personal que me ha puesto, es usar la bicicleta en los traslados cotidianos. A utilizarla sin importarme si los demás me juzgarán (mal) por ello. Esta semana, aprovecho este espacio para decirle ¡Feliz cumpleaños, papá!