Inés Alveano Aguerrebere ¿A usted le gustaría poder usar un automóvil, sin tener que pagar tenencia ni mantenimiento? ¿Acceder a él siempre que lo necesite, y que esté limpio, y con gasolina? ¿Y qué le parecería la idea de que el vehículo se adapte a sus necesidades? Es decir, si un día necesita trasladar cosas pesadas, otro día requiere espacio para más de 5 pasajeros, ¿o si desea incluso un vehículo para carretera? Todo eso es posible desde hace unos años. A las empresarias del negocio no les gusta llamarlo así, pero son autos compartidos (igual que los hoteles son camas compartidas); digo empresarias, porque la que lanzó Zipcar es una mujer. Existen varias empresas en todo el mundo: Sharenow, Mywheels, Hely, Snappcar, Greenwheels, Car2go, Carrot, etc. Este sistema de autos compartidos existe en muchas ciudades del mundo. Yo lo utilicé en Boston, una vez que tuvimos que salir de la ciudad, y no había transporte público hacia el destino. Debido a que funciona en base a plataformas digitales, los trámites no se parecen en nada a la renta formal de autos. No hay filas, no hay papeleos, y lo más atractivo, es que puedes encontrar un auto cerca de tu ubicación, es decir, hay por toda la ciudad. Por supuesto, se paga por una membresía. Pero es una nada, comparada al costo de poseer un auto. Puedes reservar el vehículo (tamaño, tipo, etc), en el momento en que lo desees. La gasolina corre a cuenta de la empresa. La renta se paga por hora, o por kilómetros recorridos. El auto se desbloquea vía satelital, por lo que no se requiere llave. Se pueden leer en internet, testimonios de muchas personas que decidieron dejar de poseer un auto. Evidentemente son aquellas que han buscado vivir cerca de sus ocupaciones cotidianas y/o que utilizan la bicicleta como medio de transporte. Dado que no requieren el auto en sus viajes diarios, es un absurdo poseer uno. Sería como tener un hijo tonto en Harvard… Lo que más me llama la atención de esta novedad de mezcla entre tecnología y propiedad, es que el vehículo al que una persona puede acceder es versátil. Es decir, puede ser desde un auto compacto, sport o de lujo, hasta una camioneta de pasajeros, o incluso de carga. En una ciudad que funcione bien para todas las personas; que nos brinde calidad de vida y nos cuide la salud a nivel individual y pública, el vehículo debería ser la última opción. En primer lugar, el diseño de la ciudad y la movilidad debería inducir de manera natural los viajes a pie, en bicicleta (o en silla de ruedas eléctrica), en segundo lugar, debe garantizar un transporte público de calidad y con carriles exclusivos y en última instancia debería impulsar estos sistemas de autos compartidos, para que sean un bien que no se quede estacionado el 95% del tiempo, como ahora sucede con nuestros autos…