Gastar en subsidio o invertir en vivienda

Los menores tiempos de traslado también le significaron una reducción en el gasto semanal en gasolina. Haciendo cálculos sencillos, se gastaba la mitad (mil 600). Vaya, con eso alcanza a una familia de 3, para ir al cine y a comer, por lo menos 3 veces al mes.

CIUDAD POSIBLE

Inés Alveano Aguerrebere.

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Sofía le llama hogar a la casa situada a 17 kilómetros del centro de la ciudad capital; en otro municipio, cerca del aeropuerto. No vive en un pueblito: su colonia está en área conurbada. Al salir de su casa, ha preguntado a su mamá cómo es que ya es hora de ir a la escuela –si todavía es de noche-.

A pesar de que entra a las 8:15 am, su traslado hacia el kínder comienza a las 6:50 am. Sofia y su madre pasan un poco más de 2 horas al día dentro del automóvil, sin contar los demás traslados cotidianos.

Ana llena el tanque de su sedán aproximadamente cada 3er día. Con un gasto estimado de 800 a la semana (¡3,200 al mes!).

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Hace poco, ambas estuvieron viviendo en un departamento situado mucho más cerca de su escuela. Al papá de Sofía le habían asignado un puesto de seguridad pública que sólo le permitiría estar con su esposa e hija a la hora de comer, lo que hubiera sido imposible de hacer en el HOGAR, por los tiempos de traslado.

Dado que no requerían manejar una hora hacia su casa, el tiempo por las tardes les alcanzaba para acudir a clases de iniciación a la danza (Sofía) y de aeróbics (su mamá). Para llegar a tiempo a la escuela, sólo necesitaban salir a las 7:55 de la mañana. Yo las veía felices, a pesar de no contar con la mayoría de sus pertenencias, que dejaron en casa.

Los menores tiempos de traslado también le significaron una reducción en el gasto semanal en gasolina. Haciendo cálculos sencillos, se gastaba la mitad (mil 600). Vaya, con eso alcanza a una familia de 3, para ir al cine y a comer, por lo menos 3 veces al mes.

Sofía, Ana y Oscar tuvieron la fortuna de probar cómo se siente vivir cerca. También tienen la suerte de contar con dos automóviles que les evita un calvario cotidiano para los traslados en transporte público. Bajita la mano, alguien viviendo en la misma zona cerca del aeropuerto, debe salir dos horas antes, para llegar al mismo destino.

Ellos se encuentran dentro del porcentaje de familias que no se ha visto obligado a abandonar sus hogares porque les salió “más caro el caldo que las albóndigas”. 5 millones de familias en todo México reconocieron por diversas razones, que la casa que habían logrado obtener con crédito Infonavit, que les había prometido calidad de vida, “ser dueños” y otros beneficios, se convirtió en una carga. Cinco millones abandonaron sus casas (y quizás regresaron a la situación en la que estaban anteriormente; vivir con la suegra, rentar, etc…)

Cada año, el Presupuesto de Egresos de la Federación indica cuánto dinero se “invertirá” en energía (por ejemplo, subsidio a la gasolina, entre otros). Y a la fecha, las personas que lo deciden no han meditado si vale la pena gastar dinero en que las familias puedan ir y venir diario grandes distancias, en lugar de subsidiar el que puedan vivir más cerca.

Recuerdo que hace un tiempo, el gobierno federal ofreció focos ahorradores a cambio de los “normales” (incandescentes). Las cuentas eran sencillas: con el dinero que se ahorraría el gobierno en subsidio de luz en nuestros hogares, derivado del ahorro energético por el cambio de focos, aquellos que prácticamente regalaron a la población se vendrían pagando automáticamente en cuestión de meses.

Es evidente que muchas familias se han comprado una casa en fraccionamientos alejados de su trabajo y escuela de sus hijos, debido –en parte- a que su presupuesto no les alcanza para una de igual tamaño dentro de la ciudad. Yo me pregunto, si se usara la misma lógica que con los focos ahorradores, ¿no le saldría más barato al país, y más benéfico para las familias, subsidiar una vivienda cercana a los destinos cotidianos?

Por otro lado, si muchas familias tuviéramos mil 600 disponibles al mes, ¿qué haríamos con ellos? Seguramente, mucho se gastaría a nivel local o nacional (si se ahorra, alcanza para vacaciones). ¿Cuántos empleos estaríamos fomentando, en lugar de seguir gastando en gasolina?

P.D. El caso pertenece a una familia con estudios de licenciatura y estabilidad laboral, lo que les ha permitido mantener ese estilo de vida (ir y venir diariamente en automóvil propio). Hay muchos miles que se han resignado a seguir viviendo lejos, pero cuya situación es mucho menos afortunada (menores de edad, que se quedan a cargo de sus hermanitos desde la madrugada hasta entrada la noche, etc).