Jaime Darío Oseguera Méndez | ¿El fin del libre comercio?
Las decisiones que ha tomado el Presidente Donald Trump sobre el aumento de aranceles a las importaciones de Estados Unidos, ponen un desafío al sistema económico mundial tal y como los conocemos a la fecha.


Las decisiones que ha tomado el Presidente Donald Trump sobre el aumento de aranceles a las importaciones de Estados Unidos, ponen un desafío al sistema económico mundial tal y como los conocemos a la fecha.
El comercio mundial ha venido creciendo de manera persistente desde los ochenta. Fue el inicio del entusiasmo creado por la globalización económica, la llegada de nuevas tecnologías como el internet y las computadoras personales, que le dieron un giro a la forma de vida experimentada hasta ese momento.
En 1971, hace medio siglo, el comercio representaba el 26% del producto de los países de la OCDE, que se asumen como los más desarrollados del mundo. Ya para 1990 llegó al 39%. En esas dos décadas se fortaleció el sistema de promoción del libre comercio a través de foros multilaterales como el GATT que después de convirtió en la Organización Mundial de Comercio (OMC).
El Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés) tenía la función de promover el libre comercio para mejorar el nivel de vida de la población, utilizando de mejor manera los recursos naturales de todos los países mediante la producción y el intercambio de mercancías.
La tendencia previa del sistema económico mundial desde la posguerra hasta los ochenta, fue en general proteccionista. En nuestro país se llamó pomposamente como la época de la “sustitución de importaciones”, porque se planteó la política de industrializar al país a través del desarrollo productivo interno para no depender de las mercancías, productos y servicios de otros.
La mayoría de las naciones en el mundo establecieron políticas similares buscando dinamizar sus mercados internos para no depender de las grandes corporaciones o de los países más industrializados.
Sin embargo en la década de los ochenta el intercambio mundial se potenció como consecuencia del desarrollo de nuevas tecnologías en la información, el transporte, la logística y la producción industrial en general. Se vio además el incremento notable en la producción de servicios que aceleraron la idea de que los países no deberían cerrarse al comercio sino al revés, el intercambio provocaría crecimiento económico del cual eventualmente se beneficiarían los países en el escenario macroeconómico y las personas como resultado del aumento en el empleo y los beneficios del desarrollo a través del comercio.
Globalización y libre comercio se volvieron sinónimos. De hecho la globalización se define como el aumento generalizado del comercio mundial. Ya para el año 2000 el comercio representaba la mitad del Producto Interno Bruto de los países y en el 2012 aumentó al 60% donde se ha mantenido a lo largo de la siguiente década.
Ideológicamente se extendió la idea del libre comercio entre las tendencias dominantes de la teoría económica y las políticas públicas. Más intensamente después de la caída del bloque soviético, cuyos integrantes fueron forzados y orientados a abrir sus fronteras para recibir la producción de los países industrializados.
Otro antecedente importante fue el Tratado de Maastrich firmado en 1992 mediante el cual se creó la Unión Europea con la finalidad de “promover un progreso económico y social equilibrado y sostenible, principalmente mediante la creación de un espacio sin fronteras interiores, el fortalecimiento de la cohesión económica y social y el establecimiento de una unión económica y monetaria que implicará, en su momento, una moneda única.”
En el fondo subyace el interés económico de crear una zona de libre tránsito de mercancías que potenciara las capacidades de cada región. El mundo lo vio como un desafío importante y los foros multilaterales promovieron la idea de que el intercambio comercial entre países debería tener menos aranceles para que pudieran producir de acuerdo con sus ventajas competitivas.
La euforia por el triunfo del liberalismo llevó a Fukuyama a escribir su influyente ensayo “El fin de la historia y el último hombre” en el que proclamaba el triunfo del liberalismo como ideología dominante, ante el fracaso del modelo soviético incapaz de generar bienestar económico para sus habitantes.
Este pretendido triunfo del liberalismo político, también lo fue del libre intercambio de mercancías y de la economía de mercado por encima de los sistema de planificación centralizada o de las economías con alta intervención del gobierno en la economía.
Se extendieron los Acuerdos bilaterales y multilaterales de libre comercio con la idea de disminuir los aranceles o impuestos al intercambio de mercancías beneficiando la producción nacional de los países firmantes.
En el caso de nuestro país, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte promovió que las mercancías sujetas al beneficio de la reducción de aranceles y el trato preferente sin cuotas ni cupos o limitantes de comercio, tuvieran un componente nacional, es decir que se produjeran en la zona de libre comercio, justamente para incentivar la llegada de nuevas inversiones a los países.
México ha sido sin duda alguna uno de los países más beneficiados con el libre comercio, por nuestra vecindad con el mercado de consumo más grande del mundo.
El libre comercio estableció un nuevo orden económico internacional y benefició a todos los países del orbe. Como en todos los procesos económicos hay ganadores y perdedores. Se han beneficiado ciertamente las grandes corporaciones pero también la producción agropecuaria y el sector terciario de la economía, los servicios.
El aumento de los aranceles de los Estados Unidos provocará una disminución en el crecimiento de la economía mundial pero difícilmente llevará a una reversa en el proceso de globalización, crecimiento tecnológico e intercambio comercial. Tal vez frene un poco el vertiginoso crecimiento del comercio pero de ninguna manera lo detendrá por completo. La historia de la humanidad es la del comercio. Primero se irá Trump y sólo después, mucho después, desaparecerá el libre comercio.