Pensiones

La teoría económica dice que los fondos de pensiones sirven también como una de las reservas de dinero más importantes para financiar proyectos de inversión y productivos en cualquier economía.

Jaime Darío Oseguera Méndez

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define que la seguridad social significa contar con un ingreso básico para solventar situaciones que se desprenden del desempleo, enfermedad y accidente laboral; vejez y jubilación e invalidez y responsabilidades familiares. Una comunidad donde los individuos cuentan con estos satisfactores, tiene mejores niveles de bienestar.

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Los sistemas de pensiones son un indicador del desarrollo de un país. Muestran la planeación para el futuro, mediante los recursos que aportan los trabajadores para garantizarse un ingreso cuando hayan decidido retirarse, y al hacerlo, tener la capacidad de cubrir sus necesidades básicas.

La teoría económica dice que los fondos de pensiones sirven también como una de las reservas de dinero más importantes para financiar proyectos de inversión y productivos en cualquier economía.

La preeminencia de la política liberal de los últimos años en la economía ha llevado a que esos fondos sean manejados por particulares. En nuestro caso a través del sistema financiero. Son los bancos quienes hacen uso de este tipo de fondos junto con algunas empresas filiales a los mismos. Son contadas las excepciones de las empresas ajenas al sistema financiero a quienes se les ha permitido manejar el dinero de las Afores.

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Y es que se trata de un mundo de dinero que, en general, se maneja con gran opacidad. Las proyecciones definen que el sistema de pensiones en el país, pasa por un momento delicado. Los principales estudios sobre el tema establecen que el año 2005 aumentó la demanda de recursos para cubrir los requerimientos de pensiones en el país.

El cambio en la composición demográfica del país es uno de los principales elementos de la crisis que se avecina. La base de la pirámide ha ido disminuyendo porque hay menos jóvenes y en promedio la población tiene menos hijos.

Por otro lado, el aumento de la esperanza media de vida provoca que haya más personas que reciben su pensión por un periodo más largo de tiempo. Esta dualidad aumenta las presiones del gasto; aquellos trabajadores activos que mantienen el sistema aportando sus cuotas, representan cada vez un porcentaje menor del total.

Lo grave del asunto es que este fenómeno seguirá creciendo. La población en nuestros países está envejeciendo. Son más los que necesitan pensiones y menos los que aportan. En el futuro será aúna más delicado.

En plena época electoral Morena ha lanzado sus iniciativas para modificar lo que en conjunto se denomina el Sistema de Pensiones para el Bienestar.

En la justificación de motivos se dice que el objetivo es complementar los pagos para los trabajadores a quienes se les ha disminuido su pensión a lo largo del tiempo. Es el grupo de población que se jubiló con una pensión que parecía suficiente para mantenerse y ha venido disminuyendo en términos reales a lo largo del tiempo. Hoy es notablemente insuficiente.

La iniciativa establece que “los recursos que se transfieran al Fondo de Pensiones para el Bienestar serán utilizados por el gobierno para complementar las pensiones de aquellos trabajadores cuyo monto de jubilación sea menor o igual al salario promedio mensual de los empleados afiliados al IMSS”.

En la iniciativa, los beneficiarios serían los trabajadores que están afiliados a las cuentas individuales de Afore, siempre y cuando haya dinero para repartir. Aquí esta el meollo del asunto. Tendrán que haber cotizado desde julio de 1997 en el IMSS o desde abril del 2007 en el ISSSTE.

Si avanza la iniciativa, el requisito será que se pensionen cumpliendo las semanas cotizadas requeridas y, muy importante, que la pensión que reciben sea menor o igual al salario promedio de los trabajadores afiliados al IMSS.

Se trata de crear un fideicomiso e irle aportando dinero del gobierno y de las Afores. De inicio “el Fideicomiso estaría integrado por aproximadamente 40 mil millones de pesos que el gobierno federal tomará de los ahorros de los trabajadores mayores de 70 años que hayan cotizado en las Afore y no reclamen sus recursos antes de esa edad”.

También se contempla algo importante: el fondo deberá integrarse por recursos de los adeudos los estados y municipios con el ISSSTE por conceptos de cuotas y aportaciones.

Todo suena razonablemente bien en un sistema financiero donde son más comunes los abusos de los bancos que el buen servicio que ofrecen. Nadie parece supervisarlos. Operan en la anarquía e impunidad. Tendría que haber una mayor transparencia si les damos nuestro dinero para que lo administren y en general nos hacen cuentas mochas. Hay que poner un límite.

Es importante decir que el sistema de jubilaciones se mantiene del gasto público. El gobierno paga más del noventa porciento de la gran bolsa de pensiones. Solamente el 7,3% del total sale de las aportaciones obrero-patronales.

Lo que se dice poco es que en nuestro país existen decenas de modalidades de pensiones que son diferentes y se encuentran fragmentados, por lo que en realidad se requiere es una política de Estado, para mantener la viabilidad de un sistema laboral que ya está colapsando en entidades o instituciones como las Universidades o los municipios.

Y vienen otras discusiones. En Francia por ejemplo, el debate tiene que ver con disminuir la edad para tener derecho al retiro y la duración de la jornada laboral, además de aumentar el derecho de vacaciones. Justamente con la idea de que la jubilación sea una etapa de la vida que permita seguir realizando otras tareas, en una edad donde los jubilados aún se encuentren gozando de buena salud.

Lo que ha generado grandes dudas de la iniciativa es esta idea de concentrar grandes cantidades de dinero en entidades públicas. En el pasado se demostró que padecieron de corrupción, falta de transparencia y abusos. No fueron eficientes. Como ahora que no parecen serlo los competidores privados.

Parece que estamos condenados a que nos roben; sea el gobierno o los particulares. ¡Qué drama!