La casa del jabonero

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Más que la ‘Migra’ mexicana

Jorge A. Amaral

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La decisión de mandar a la Guardia Nacional a resguardar la frontera sur de México para impedir el flujo migratorio de centroamericanos que buscan llegar a Estados Unidos ha sido blanco de duras críticas y cuestionamientos. Por un lado, se dice que en realidad lo que el gobierno de México está haciendo es el trabajo sucio de Estados Unidos, que nuestro país, con esta medida, se ha convertido en el muro que Trump ha querido construir, y que aparte se le hizo el favor de recorrerlo más al sur. Por otro lado, hay quienes señalan que la medida es atinada, ya que era necesario adoptarla para salir avante en la negociación sobre los aranceles con Estados Unidos.

Desde hace muchos años, básicamente desde que el neoliberalismo se posesionó del poder, allá por 1982 con Miguel de la Madrid, la política del gobierno de México hacia Estados Unidos ha sido a ratos benévola, a veces asertiva, otras veces sumisa y casi siempre rayando en el servilismo, sólo que a los panistas y priistas hasta ahora les molestó, hasta ahora que no son sus partidos los que gobiernan ven ultrajada la soberanía nacional, y por otro lado, los seguidores de Andrés Manuel López Obrador por primera vez no esgrimen el calificativo de “vende patrias” al titular del Ejecutivo.

Y es que las buenas conciencias acusan que, además de hacerle el trabajo a Estados Unidos, el gobierno mexicano está faltando a tratados internacionales en materia humanitaria, dicen que con la medida se están violentando los derechos de los migrantes centro y sudamericanos, que con la Guardia Nacional verán complicado su acceso al país y su libre tránsito hasta la frontera norte.

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Lo que los miembros de las caravanas buscan es llegar a los límites con Estados Unidos y pedirle a ese país asilo político, pero sabemos que el gobierno de Trump los va a rechazar porque no le interesa recibir más migrantes, en gran medida por las posturas anti migratorias del presidente, entonces sucede lo que se ha venido dando: cientos de migrantes varados en México, que no quieren regresar a sus países de origen porque perderían todo el trecho avanzado.

El error fue quizá dejar que las caravanas empezaran a entrar a México, sólo que al saliente gobierno de Enrique Peña, como ya se iba, le importó un rábano, y la administración actual se ha visto muy laxa en esa materia. Cierto, el gobierno mexicano siempre ha recibido con los brazos abiertos a los refugiados de otros países, y el ejemplo más claro es el de los españoles llegados a México cuando en aquel país estaba la Guerra Civil. Pero también han llegado muchos centro y sudamericanos que buscaban escapar de los regímenes autoritarios y las guerrillas en sus países. Pero ahora ya no tenemos esa situación, ahora en esos territorios lo que priva son las consecuencias de malos gobiernos, que históricamente han tenido a sus ciudadanos en condiciones sumamente precarias, con grupos supuestamente guerrilleros pero que no son más que delincuencia organizada, con el cáncer de la Mara Salvatrucha invadiendo países enteros. A lo que voy: los actuales migrantes no son refugiados políticos, no son desplazados por motivos bélicos o por revueltas internas; no, son personas que huyen de la pobreza, la marginación y la narcoviolencia, y esos son problemas de sus gobiernos.

Además, supongamos que se concreta la primera idea del presidente López Obrador de darles visas humanitarias, ¿qué más va a hacer con esos miles de personas? El gobierno mexicano no va a poder suministrar alimentación, servicios médicos y educativos, viviendas y empleo para todos.

A lo que voy con lo anterior es a que el gobierno de México no está preparado para afrontar una crisis humanitaria con miles de refugiados que, a menos por la vía legal, no tienen ninguna posibilidad de llegar a territorio estadounidense. Por eso, más allá de posturas partidistas o de querer ser muy políticamente correctos, siendo muy realistas, es mejor cerrar la frontera para con ello controlar el flujo migratorio.

Ahora lo que toca es también combatir a las mafias de coyotes y traficantes, que son quienes más se han beneficiado con la migración de centro y Sudamérica, y por coyotes y traficantes me refiero no sólo a los de los cárteles de la droga que controlan los territorios, sino los institucionales, esos que trabajan para corporaciones policiacas y el Instituto Nacional de Migración y que al mismo tiempo están al servicio del crimen organizado, de otra manera, tener a la Guardia Nacional simplemente como la Migra mexicana no traerá más que problemas por la corrupción y el riesgo de que se den abusos a los derechos humanos hacia estas personas que, al igual que los mexicanos que se van a Estados Unidos, no hacen más que buscar algo mejor para ellos y sus familias, pese a los riesgos. Es cuánto.