Loret de Mola, el remiso Jorge A. Amaral Carlos Loret de Mola publicó una investigación sobre la corrupción en Petróleos Mexicanos durante el sexenio pasado, con audios y documentos, y a raíz de ello, la Secretaría de la Función Pública lo emplazó para que en 7 días hábiles entregue toda la información que tenga a efecto de que el gobierno de la República lleve a cabo las infestaciones pertinentes y proceder contra aquellos exfuncionarios coludidos en actos de corrupción. Lo que dice el periodista, entre otras cosas, es que cuando se publicó lo referente a los sospechosos bienes de Manuel Bartlett, el gobierno federal en ningún momento se comunicó con él para que le facilitara información, ni mucho menos lo emplazó a hacerlo, lo cual deja ver un sesgo político, ya que en el caso que denuncia, al tratarse de exdirectivos de Pemex, y ahora que andan tras los huesitos de Emilio Lozoya y que el sempiterno Romero Deschamps está pisando la tabla, tener más evidencias (que ya las tienen) les cae como anillo al dedo. Pero si se trata de Bartlett, uno de los personajes más oscuros en la historia reciente de este país, el gobierno federal no lo molesta porque, como dicen los seguidores del presidente: es bueno, muy capaz y experimentado, y sobre todo, es un converso de la Cuarta Transformación. O dicho de otro modo: es tan experimentado que sabe estar en el lugar indicado a la hora indicada, por eso desde la década de los 80 ha sido intocable. Dice Loret de Mola que él no les va a hacer el trabajo pasándoles información, pero quizá es la prueba que se necesita para reivindicarse ante los obradoristas que lo acusan de chayotero (aunque en realidad acusan de eso a cualquiera que no sea de Notimex o de páginas de Facebook como el El Burro Político, o como se llame). Quizá Loret de Mola deba reconsiderar su postura y ver este emplazamiento como una oportunidad para hacer un auto de fe y congraciarse con la Cuarta Transformación, digo, nunca se sabe cuándo se necesitarán indulgencias. ‘Pasa todos los días’ Lo sucedido en Aguililla pone en evidencia lo que se ha dicho y escrito ad nauseam: la seguridad en este país se ha relajado danto, que ya parece una broma. Y es que no se explica uno cómo es que a una zona controlada por criminales armados hasta los dientes mandan policías estatales mal armados y con preparación deficiente, como tampoco es fácil explicar por qué el apoyo tardó en llegar, tanto, que los delincuentes hasta se dieron el tiempo de dejar letreros con amenazas y firmas. Por eso no es de extrañar la reacción de los familiares en el acto luctuoso en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad Pública, donde el gobernador recibió airados reclamos de familiares de los agentes caídos. No me quiero imaginar lo que los familiares le hubieran dicho a Olga Sánchez Cordero, la secretaria de Gobernación, cuando afirmó que cosas como esta suceden todos los días en todo el país, y no porque no sea cierto, sino porque ese comentario no refleja más que indolencia, incluso desprecio, por las víctimas. Pero en este asunto no se le puede cargar todo el peso de los muertos al gobierno del estado, ya que las instancias federales tienen mucho que ver ahí, ya que si antes, con la política de guerra al crimen organizado, este tipo de eventos se registraba, ahora que el paradigma es llegar al corazón de los delincuentes mediante un mensaje de paz y amor, ahí está el resultado. Veremos qué más tiene que pasar para que el gobierno federal decida entrar de lleno al combate a los cárteles, porque parece que movieron la coma y ellos más bien entendieron “abrazos no, balazos”, y por eso la vorágine de violencia y barbarie en todo el país. En contraste con lo anterior, tenemos lo sucedido el martes, en Tepochica, Guerrero, donde militares abatieron 14 delincuentes. Hay quienes dicen que el Ejército hizo uso desproporcionado de la fuerza en este hecho, pero al tratarse de criminales armados hasta los dientes, valdría preguntarse por todas las ocasiones que los delincuentes hacen uso desproporcionado de la fuerza, de cómo han masacrado a policías y soldados en emboscadas y ataque es instalaciones oficiales. Aunque lo de Tepochica es el baño de sangre para el Ejército en tiempos de la 4T, aunque al parecer hay una violación a los derechos humanos, preguntemos al pueblo sabio si estuvo mal, claro, con la atenuante de que el pueblo sabio, de haberse dado este hecho en tiempos de Calderón o Peña, hubiera sido implacable, pero bueno, ese ya es otro tema. Es cuánto.