Tamaulipas, entre el terror y el menosprecio Jorge A. Amaral Ya el gobierno de Tamaulipas alertó sobre el narcoterrorismo en que incurren algunos grupos delictivos que operan en la frontera con Estados Unidos. Y es que recordemos que Tamaulipas, desde hace años, ha sido uno de los territorios más violentos del país por las luchas entre cárteles. Claro que los señalamientos del gobernador panista fueron minimizados y hasta negados por la titular de la Secretaría de Gobernación, quien dijo que no comparte esa visión; en tanto que el presidente López Obrador dice que la estrategia, cualquiera que sea, va a seguir. A saber… Como contexto, baste mencionar que este año es hasta ahora el más violento del que se tenga registro, al sumar, de enero a octubre, 29 mil 574 víctimas de asesinato y feminicidio en el país, superando las 28 mil 868 contabilizadas en el mismo periodo de 2018. Si a eso se suman las 2 mil 991 muertes violentas del mes de diciembre de 2018, mes en el que asumió el cargo López Obrador, se rebasan las 30 mil víctimas. En promedio se cometen al día más de 100 asesinatos en este gobierno. El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó esta semana que en octubre ocurrieron 2 mil 933 asesinatos (homicidios y feminicidios), 12 más que en septiembre, mes en el que se alcanzaron 2 mil 921. Si no fuera por la delincuencia organizada, Tamaulipas estaría realmente privilegiado con sus más de 300 kilómetros de frontera con Estados Unidos, sus 17 cruces internacionales (en total son 32), cinco ciudades fronterizas: Miguel Alemán, Reynosa, Río Bravo, Matamoros y Nuevo Laredo; la costa en el Golfo de México, con más de 420 kilómetros, además de su colindancia con estados estratégicos del este y el noreste, como Veracruz y Nuevo León. Lo malo es que todo esto lo ha hecho atractivo también para la delincuencia organizada, que ha dejado poblados convertidos en auténticos pueblos fantasma, además de que sus carreteras pueden llegar a ser trampas mortales. Hubo un tiempo en que el estado gozaba de cierta tranquilidad, cuando el Cártel del Golfo controlaba el territorio para el tráfico de cocaína a Estados Unidos. Lo malo fue cuando, en los primeros años de este siglo, tras la captura de Osiel Cárdenas Guillén, el brazo armado, Los Zetas, se independizaron, con lo que la violencia que ese grupo de exmilitares implementó, disparó los índices de inseguridad. El que hubiera dos grupos criminales enfrentados en el estado trajo una ola de violencia y diversificación de actividades delictivas como secuestros, feminicidios, el cobro de piso, extorsiones a empresarios de diversos giros, secuestro de migrantes nacionales y extranjeros, narcobloqueos, enfrentamientos armados, algunos con gran espectacularidad; robo de hidrocarburos y miles de desplazados que se fueron huyendo de la violencia. Esta situación hizo que la mayoría de los 43 municipios tamaulipecos se convirtieran en zonas de alto riesgo. A últimas fechas hemos visto cómo la violencia se recrudece, esto debido a que ya son varios los grupos armados que se disputan el estado, lo que ha hecho que la violencia, que hasta 2018 se había venido conteniendo, para este año se disparara, como en otras entidades del país, y por poner un ejemplo, en la primera semana de enero de este año se registró una jornada violenta que dejó 30 muertos en sólo 48 horas. Y es que es complicado un contexto en el que tres de las agrupaciones criminales más violentas mantienen la disputa: Los Zetas, con sus brazos armados Sangre Zeta, Grupo Operativo Zeta, Comando Zeta, El Círculo, El Extranjero, Unidad Zeta, Néctar Lima, Grupo Delta Zeta y Fuerzas Especiales Zeta. El Cártel del Noreste, que surgió como brazo armado de Los Zetas con operaciones en Coahuila, Nuevo León, Guanajuato, Tabasco y Quintana Roo. En los recientes enfrentamientos, según la prensa tamaulipeca, ha actuado de manera independiente con su brazo armado, la Tropa del Infierno. Cártel del Golfo, el más antiguo de los cárteles mexicanos, que actualmente opera por medio de Los Metros, Los Rojos, Grupo Lacoste, Grupo Dragones, Grupo Bravo, Grupo Pumas, Grupo de Apoyo Ceros, M3, Los Fresitas, Los Sierra, Los Pantera, Ciclones y Los Pelones (estos últimos también operan en Quintana Roo). La disputa entre estas organizaciones se concentra en los municipios de Nuevo Laredo, Tampico, Reynosa, Matamoros y Ciudad Victoria, principalmente. Si se provoca terror, hay terrorismo Recientemente, la Tropa del Infierno, el brazo armado del Cártel del Noreste, lanzó a través de las redes una seria amenaza a los habitantes de Nuevo Laredo: “Sobre aviso no hay engaño mierdas al que se le vea jugandole (sic) de reportero le partiremos su puta madre y si les va bien los quemamos, nosotros somos la Tropa del Infierno y la muerte nos teme a nosotros y nos respeta como se debe”, Esto se dio en un contexto de balaceras y narcobloqueos por toda la ciudad, que mantuvieron a la población aterrorizada en tiendas de autoservicio, en sus casas o donde la contingencia los agarró, y pese a las amenazas, hubo quienes compartieron videos de lo sucedido, con todo y que en ocasiones anteriores, los pistoleros del Cártel del Noreste han detenido, golpeado y desnudado a ciudadanos a quienes obligan a caminar por las calles con leyendas pintadas en su cuerpo señalando que eso les pasó por compartir fotos o videos. El presidente tiene razón cuando dice que la violencia sólo produce tristeza y dolor, eso es indiscutible, pero entonces, ¿por qué no combatir decidida y frontalmente la violencia que generan los grupos delictivos, acompañado ello de las acciones sociales que su gobierno plantea? Es cuánto.