Guerrero, Michoacán, Ovidio… ni por dónde empezar Jorge A. Amaral Esta semana, en Guerrero, un grupo armado irrumpió en un jaripeo y comenzaron a disparar. Ahí una persona murió. Horas después, se difundió un video en el que sujetos encapuchados interrogan a dos personas, al parecer relacionadas con el primer hecho, y exigen al presidente Andrés Manuel López Obrador que intervenga, pues, señalan, en Guerrero hay alcaldes y demás políticos que operan para la delincuencia. Eso no es nuevo, puesto que en estado vecino es sabido que presidentes municipales, legisladores y demás funcionarios son puestos en esos cargos por la influencia de los criminales, quienes de esta manera se garantizan moches de recursos públicos e impunidad para seguir operando. Pese a lo que se expone en el video, no hubo pronunciamiento del gobierno federal, que está más ocupado en la rifa del avión y demás cuestiones que a la hora de la hora sólo sirven para marcar la agenda y distraer a la opinión pública de asuntos serios, urgentes y, algunos, hasta penosos. El estado de Guerrero está lleno de células delictivas y no se ha movido un dedo para erradicarlas, y mientras tanto, pueblos enteros tienen que salir desplazados ante el miedo, ya que los hombres armados llegan a las comunidades y se llevan a familias enteras o las masacran en su propio domicilio, y aunque todo mundo sabe quiénes son y dónde están los responsables, el obvio que nadie va a denunciar, porque saben que si lo hacen serán los próximos en morir asesinados. Nada contra Ovidio El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, dijo este viernes que no hay una orden de aprehensión contra Ovidio Guzmán, hijo del Chapo; lo único que se tiene es una orden de extradición. ¿Cómo es posible que un delincuente mexicano buscado por Estados Unidos no sea buscado por el gobierno mexicano? Fácil, no hay una denuncia en su contra, y si la Fiscalía General de la República está esperando a que alguien presente una denuncia contra el hoy célebre hijo de Guzmán Loera, se le va a ir el sexenio entero. La declaración de Alfonso Durazo resulta lamentable porque significa que los procesos de judicialización son sumamente lentos, y muchas veces no omisos, cuando a intereses de más arriba conviene, y sabemos quién tiene el verdadero poder en este país, pues si antes del fallido operativo para detener a Ovidio Guzmán sólo era una sospecha, ahora es una triste y vergonzosa certeza. Quizá el gobierno mexicano está esperando a que Ovidio se entregue a cambio de algún beneficio, o que, como ha sucedido en tantas ocasiones, un narcotraficante rival dé el pitazo de que en tal parte estará el narcojunior, entonces van a llegar por él y, como va a tener en su poder una pistola, buscarán procesarlo por portación de arma de fuego y hasta algunas dosis de droga, luego de lo cual saldrá libre pues no es un delito que amerite muchos años de cárcel, y si el gobierno de Estados Unidos hace bien su trabajo de presionar al de México, como con el caso de los migrantes, entonces se le extradite por los cargos que se presenten en su contra en aquel lado del Bravo. Lo anterior sólo es un escenario, porque ya ve usted que, en este país, del plato a la boca se cae la sopa, y de su casa al helicóptero se libera al capo. Blindaje como tela de cebolla El pasado lunes, como ya es de dominio público, cuatro hombres armados irrumpieron en un local de maquinitas en Uruapan. El saldo ya lo sabemos: 9 muertos, es decir, 5 adultos y cuatro menores de edad. No es la primera vez que una masacre se registra en esa ciudad, pero sí es la primera en que las víctimas son niños y adolescentes, y cuando digo víctimas no me refiero a “daños colaterales”, como producto de balas perdidas o que quedaron en un fuego cruzado. No, esta vez las víctimas fueron asesinadas de forma deliberada y con dolo. Después de esos hechos, el gobernador Silvano Aureoles salió a dar un mensaje, en el que, entre otras cosas, afirmó que se reforzaría la seguridad. Lamentablemente, se ha vuelto costumbre que cada vez que sucede algo de esta naturaleza, las autoridades estatales afirman que se intensificarán operativos, que se desplegará ene cantidad de elementos policiacos estatales y federales para apoyar a los locales en las tareas de vigilancia. En realidad esto ya es tan parte de la costumbre, que ya perdimos la cuenta de cuántas veces se ha dicho. En el caso de Uruapan de esta semana, solamente faltó el acto protocolario en el que el gobernador y el alcalde dan el banderazo al despliegue operativo de agentes policiacos. Esta vez sólo hubo una rueda de prensa en la que una reportera cuestiona al mandatario michoacano sobre los resultados de otros despliegues policiacos, y además le recordó al gobernador su promesa de campaña de hacer de Uruapan la ciudad más segura, junto a Morelia y Lázaro Cárdenas. El gobernador, visiblemente molesto, la interrumpe y le reprocha que vive en el pasado, que se fije en el presente. Lo malo es que nadie le ha dicho al gobernador que el estado de cosas actual no se dio por generación espontánea, sino que es producto de años de abandono institucional, desde antes de iniciada su administración. Las condiciones de inseguridad que hoy privan en Michoacán, así como en otros estados, son derivadas de una serie de corruptelas de distintos funcionarios de todos los niveles, de no atender problemas como el desempleo, la falta de oportunidades, la precariedad de los salarios y demás problemáticas que se dejaron crecer en todos los ámbitos y a todos los niveles. Cierto, la violencia en el estado no empezó en el gobierno de Silvano Aureoles, ni terminará en este periodo, pero ha tenido desde 2015 para reducir los índices delictivos de la entidad y, aunque se ha hecho el esfuerzo, no ha sido suficiente, pues recordemos que la delincuencia es una hidra, y las cabezas se multiplican constantemente. Si vemos el presente, como sugiere el gobernador, el panorama es desolador, y si vemos el pasado, éste es doloroso, por eso la vista al futuro es nebulosa e incierta, porque no sabemos hasta qué punto la violencia puede escalar. Dice el gobernador que ahora sí habrá resultados, lo malo es que su administración prácticamente ha entrado a la cuenta regresiva y esos resultados no se atisban por ningún lado. Los michoacanos llevamos años viendo un despliegue operativo tras otro, una larga sucesión de blindajes de la seguridad en diferentes municipios, pues un tiempo fueron los límites con Jalisco y Guerrero, luego fueron en Morelia, también hubo en la capital del estado, en Zamora y en Uruapan y en realidad no se ha visto nada. Tantos blindajes hemos visto, que parecen tela de cebolla, pues no importa cuántos agentes se desplieguen, al día siguiente continúan apareciendo los ejecutados. De las valentonadas hay que pasar a los hechos, a que realmente los michoacanos nos sintamos seguros de estar en una plaza comercial sin que se desate una balacera, de que podemos estacionar nuestro carro en una calle sin temor a que al regresar ya no esté, y que si esto sucede, tener la esperanza de que lo recuperaremos. Los michoacanos estamos urgidos de no sentir temor cuando vemos circular un carro o camioneta de modelo reciente, con cristales polarizados y sin placas. Los michoacanos necesitamos la certeza de que nuestros hijos no morirán en una masacre. Es cuánto. Postdata de pregunta seria Ante la situación de desabasto de medicinas que tanto se ha documentado y que el gobierno ha negado ad nauseam, con las carencias en los servicios médicos, con gobernadores que se resisten a firmar su adhesión al Instituto de Salud para el Bienestar, que llegó a desarmar al Seguro Popular. ¿Realmente está México preparado para el nuevo coronavirus? Lo digo por un detalle que me llamó la atención: en China, específicamente Wuhan, donde se dio el brote del virus, en diez días se construyó un hospital para atender los casos; mientras tanto, en México, en Michoacán, especialmente en Morelia, los nuevos hospitales Civil e Infantil llevan años en construcción y nomás no los terminan. No es lo mismo, lo sé, pero nos permite darnos una idea. Postdata de última hora Mientras escribo esto, el viernes a las 23:00 horas, me llega la nota de que en Uruapan acaban de matar a un hombre afuera de un Oxxo. Salud y buen domingo.