Dime, mi Dios, qué voy a hacer con dos mujeres y un camino. Bronco Jorge A. Amaral La primera parte de la función en este circo ha terminado; en ambas pistas, los payasos, los changos, los malabaristas, saltimbanquis, los domadores de fieras y demás personajes circenses se van tras bambalinas para que el público se compre sus golosinas, sus palomitas y su pan para la función política de la designación de candidatas. Desde un principio el Frente Amplio por México (FAM) ha sido una farsa. Ese discurso de rescatar a México, de que se unen para detener la sangrienta tiranía de un dictador, de que tienen el deber de hacer frente al malo, malisisísimo, malvadérrimo y horrorosísimo Stalin macuspano, entre toda la sarta de idioteces que Silvano Aureoles, “Alito” Moreno y Marko Cortés esgrimen, en realidad no han sido sino actos de manipulación para mantener a sus adoctrinados firmes, pensando que defienden al INE, que luchan contra el comunismo y todo eso que les han hecho creer los líderes de los partidos y grupos conservadores para mantener vivo el rencor y así seguir vigentes. La farsa del Frente fue quedando más al descubierto cuando el PRD empezó con el berrinche porque Silvano Aureoles había quedado fuera de la carrera, lo mismo que un taciturno Miguel Ángel Mancera, al grado de que hasta amenazaron con salirse del Frente, pero luego regresaron así, bien perdonavidas, muy dignos ellos, diciendo que anteponen sus intereses y que lo que les importaba era la unidad. No hay político que la baile sin huarache, el PRD en realidad nunca tuvo la intención de salirse del Frente, sólo chantajearon para conseguir posiciones en el equipo de campaña y a la postre en el gobierno emanado de la pandilla tripartidista, y por eso, aunque Silvano es un priista fiel a los principios revolucionarios del general Plutarco Elías Calles, muy honorablemente se inclinó políticamente ante la panista Xóchitl Gálvez en señal de reconciliación, y sabía lo que hacía, por eso él y su amigo petista Paco Huacus eran los únicos sonrientes en la foto. El alfil de la cúpula de la oposición siempre fue Xóchitl Gálvez, porque necesitaban una candidatura más fresca, más bonachona y carismática que a un bien preparado Enrique de la Madrid, una experta política como Beatriz Paredes o un lacrimógeno Santiago Creel. Además, siempre fueron conscientes de que del otro lado lo más posible es que la contienda sea contra una mujer, así que en el Frente también necesitaban un perfil femenino, pero que mediáticamente pudiera mermar a una forzada y acartonada Claudia Sheinbaum, quien será muy doctora y consentida de López Obrador, pero en la plaza, en el discurso, en las redes sociales, ostenta menos carisma que un cenicero. Tan falso resultó el Frente, que a Beatriz Paredes le cerraron el paso desde su partido, la metieron en cintura y la hicieron declinar por la panista, pero esto ya está generando algunas fisuras en el PRI a nivel nacional; sin embargo, como su nombre lo dice, es un partido institucional y sus liderazgos por lo regular saben disciplinarse y marchar derechitos, como buenos hijos del Maximato, sabiendo, al igual que el PRD, que solos no son competencia para Morena, que aún tiene el aura del lopezobradorismo y que por lo mismo es fuerte. Ahora el Frente, mandando al carajo todo el gasto (con recursos públicos) que implicó tener todo listo para la consulta, dice “nel, ya está, es doña Xóchitl, ni le muevan que se nos cae”, y con ello, como siempre, con decisiones tomadas desde la cúpula, mandan al demonio a sus militantes y deciden que ya sin consulta, hoy domingo la panista sea ungida como “responsable de la Construcción del Frente Amplio por México”, eufemismo creado para hacer pendejos al INE y al Tribunal Electoral no llamándole proceso interno de precampaña para elegir candidato presidencial, pues hay que recordar que no hubo mítines proselitistas, sino “foros” de participación ciudadana. Guiño, guiño. Pero del otro lado tampoco venden piñas, porque ya empezaron con reclamos, enojos e inconformidades, pues por un lado Marcelo Ebrard acusa que hay irregularidades en el proceso interno, pero usa un call center para realizar llamadas promocionales en su favor en las zonas donde se levantarán las encuestas. Mientras tanto, Claudia Sheinbaum anduvo en caballo de hacienda durante sus recorridos, gastando oficialmente poco menos de 4 millones de pesos (de los 5 millones asignados a cada corcholata), pero ya ve que todos tienen amigos que ponen pintas y espectaculares y ni siquiera avisan. De las llamadas corcholatas, Adán Augusto López se curó en salud y dijo que él gastaría de su propio dinero, no aceptando recibir recursos del partido, así que, si se gastó 15 o 20 millones eran de él, y, aun así, quizá por ser dinero propio, gastó menos de Sheinbaum: 2 millones 392 mil pesos. Incluso Marcelo Ebrard, con todo y que tuvo eventos bien producidos y comió de todo por todo México, reportó gastos por 2 millones 317 mil pesos. Quien si se le acercó en gastos a Sheinbaum fue Ricardo Monreal, el “senador con doctorado”, quien gastó 3 millones 507 mil pesotes, pero pues es recurso público, qué importa. En fin, todo apunta a que Claudia Sheinbaum será la candidata morenista, y si la oposición y el mismo López Obrador siguen inflando a Xóchitl Gálvez, podría ser el debut y despedida de Morena en el gobierno federal, porque, al igual que en la oposición, no están quedando los mejores perfiles políticamente hablando, sino los más populares. Repasando a las corcholatas, no había mucho para dónde moverse: sobre Claudia Sheinbaum pesa la línea 12 del Metro, lo mismo que sobre la espalda de Marcelo Ebrard, que además tiene en su haber la mansedumbre oficial hacia el gobierno de Estados Unidos. Ricardo Monreal es en el Senado un mercader bibliográfico, ganando millones de pesos con la publicación de sus libros, además de que el estado donde él y su hermano tienen su feudo, Zacatecas, está sumido en la narcoviolencia por ser uno de los frentes en la guerra entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación. Adán Augusto, recién salido de la Secretaría de Gobernación, tiene en su contra la magra estrategia federal para combatir a la delincuencia organizada. Por su parte, Manuel Velasco, del Partido Verde, pues ahí está, existiendo, siendo esposo de Anahí y ya, pero su partido no es bien visto en el espectro morenista por haber sido satélite tanto del PRI como del PAN. En cuanto el aspirante petista, Gerardo Fernández Noroña, en todos los años que lleva de carrera política nunca se le ha sabido una corruptela o un conflicto de interés, nunca se ha visto envuelto en escándalos más allá de sus intervenciones en tribuna y sus discusiones con otros legisladores, pero él no llegará. Sus recorridos fueron austeros, sin espaldarazos de gobernadores. Sólo él, su equipo y la militancia que lo apoya. Ni modo, era el único digno del voto de quien esto escribe. Llámeme ingenuo, idealista o tarugo, pero siempre he tenido predilección por los antihéroes. Así, al igual que en el Frente Amplio por México, en el lado oficialista todo parece estar cantado y seguramente después de emitidos los resultados habrá algunos desgarres en la estructura, con un Marcelo Ebrard que se sentirá carranceado por su partido en el proceso para elegir al “coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación”, otro eufemismo creado para hacer pendejos al INE y al Tribunal Electoral no llamándole proceso interno de precampaña para elegir candidato presidencial, pues hay que recordar que, igual que en el Frente opositor, aquí tampoco hubo mítines proselitistas, sino asambleas informativas. Guiño, guiño. Tal será la farsa, que, por ejemplo, en Michoacán, donde hay un padrón electoral de 3 millones 577 mil votantes, los organizadores de las encuestas morenistas sólo contemplan preguntar a 600 michoacanos, 150 por casa encuestadora, si es que a Quadratin no le echaron mentiras las “fuentes cercanas”. Por todo lo anterior, mi pronóstico es que la Presidencia de México a partir del próximo año estará ocupada por una mujer y eso es bueno, pero habría que preguntarse, sin apasionamientos estúpidos, si la panista y la morenista son las más capaces y preparadas de sus respectivos bandos. Claro que si como tercera opción tenemos al ultraderechista Eduardo Verástegui, da igual cuál de las dos quede, cualquiera es mejor que tener al Francisco Franco mexicano. Es cuánto.