LA CASA DEL JABONERO | Evite la decepción

En una época en que las redes sociales propagan la información de forma vertiginosa, los estrategas han sabido reclutar a millones de cibernautas como soldados de sus ejércitos digitales

Jorge A. Amaral

Otis pegó con todo en las costas de Guerrero y, contrario a la costumbre presidencial, AMLO no fue de inmediato a ensuciarse los zapatos, sino que primero encabezó la mañanera. Eso le abonó encarnizadas críticas.

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Sabiendo que ya los opositores y su ejército estaban haciendo bolitas de gusto porque no se presentaba en Guerrero, AMLO decidió ir, lo malo es que se le atascó la camioneta en el lodazal. Alaya la hora que se tomó esa foto, porque de inmediato las tropas digitales de la oposición compararon la camioneta atascada con el actual gobierno, al tiempo que los soldados del régimen ponían a un López Obrador caminando en el lodazal para ensalzarlo.

En esa polémica, millones de usuarios en redes sociales volvieron a ser soldaditos de un bando y otro, porque creen que están ejerciendo su derecho a criticar al mal gobierno o consideran que hacen su labor al defenderlo, pero sólo son víctimas de la manipulación.

A veces uno escucha personas decir que están decepcionadas de AMLO porque esperaban más del presidente. Pero esa decepción no es su culpa, como tampoco lo es haber visto en AMLO una especie de salvador. Tampoco es culpa de las “tías panistas” tener tanto odio al presidente y su movimiento. Ambos bandos han sido manipulados, adoctrinados y programados para atacar y defender mientras los líderes le sacan partido a la polarización sin siquiera ensuciarse las manos.

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En su libro “La falsedad en tiempo de guerra: las mentiras de la propaganda de la Primera Guerra Mundial”, publicado en 1928, el británico Arthur Ponsoby expone cómo las naciones en guerra aprendieron a engañar a sus enemigos, como recomienda Sun Tzu en “El arte de la guerra”, pero también a sus propios ciudadanos a fin de que la guerra parezca justificada. Para eso, el autor traza el “decálogo de la propaganda de guerra”.

Hace casi 100 años que ese libro de publicó y las máximas siguen vigentes, incluso si vemos el conflicto armado entre Israel y Hamás. Pero ese decálogo no sólo está presente en conflictos bélicos, sino en el plano político, en una época en que las redes sociales propagan la información de forma vertiginosa, los estrategas han sabido reclutar a millones de cibernautas como soldados de sus ejércitos digitales.

Veamos el decálogo en términos de política mexicana:

1) “No queremos la guerra, sólo nos estamos defendiendo”. Cada mañana el presidente tunde a los medios críticos. Según su lógica, no los desacredita, más bien los refuta y demuestra que no informan la verdad. Insiste que es el presidente más atacado en la historia de México. Por otro lado, los opositores llevan años diciendo que AMLO divide al país, que fomenta el odio y la cacería de brujas. Mientras tanto, la gente de a pie se hace pedazos en redes sociales para sostener lo que diga el presidente y lo que digan los opositores.

2) “Nuestro adversario es el único culpable de la guerra”. López Obrador lleva años culpando de todos los males a los gobiernos neoliberales: corrupción, violencia, delincuencia, impunidad, pobreza y todas las plagas que azotan a México, pero no asume su parte como cabeza del actual gobierno. Por otro lado, los opositores no reconocen que la narcoviolencia no nació con AMLO, sino que inició en los 80 pero magnificada a partir del año 2006. Mientras los cadáveres se multiplican, el presidente culpa a sus antecesores y los opositores culpan al presidente, aunque tengan entre sus filas a legisladores que pueden incidir en reformas para garantizar más justicia y menos impunidad, pero es mejor despotricar en redes sociales.

3) “El líder adversario es malvado”. “AMLO es un peligro para México”, “Enrique Peña nos llevó al despeñadero”, “la 4T (así, con mayúscula) es una transformación de cuarta”, “detrás de los opositores están Claudio X y Carlos Salinas”. Son mantras que se repiten todos los días a todas horas hasta implantarse en el subconsciente del ciudadano promedio, por lo que tarde o temprano habrá de elegir un bando, a quién lo manipule mejor.

4) “Defendemos una causa noble, sin intereses particulares”. Todos los días lo vemos reflejado: por un lado, quienes dicen que, “por el bien de México, primero los pobres”, y por el otro, los miles de personas que han marchado para defender al INE o recientemente al Poder Judicial, y posiblemente lo hicieron de buena fe, pero quienes los azuzan no persiguen causas nobles ni fines ciudadanos: sólo están haciendo política, estirando y aflojando la cuerda para presionar al gobierno. Y por otro lado, los personajes del régimen que se apuntan a defender la “transformación de México”, no buscan que el legado de AMLO sea transexenal, sólo van por el siguiente cargo mientras millones de personas se destrozan en redes sociales.

5) “El enemigo comete atrocidades a propósito, en nuestro caso fueron errores”. Cuando Felipe Calderón emprendió la guerra contra el narco los muertos empezaron a salir a raudales y el mandatario sólo los consideró “daños colaterales”, porque los malos eran los narcos, no los policías y soldados corruptos. En la actualidad se sigue recordando el sexenio calderonista, pero AMLO marca la agenda y descalifica a quienes muestran la narcoviolencia actual. Hoy no hay agentes de la Guardia Nacional corruptos, son casos aislados que “ya se están investigando”, y si los soldados ejecutan a civiles de forma extrajudicial, eso no habla de todas las Fuerzas Armadas, como en tiempos de Calderón, donde los policías de García Luna trabajaban para el Cártel de Sinaloa. Al final estamos igual o peor.

6) “El enemigo utiliza armas prohibidas e ilegales”. Por un lado, se acusa que el presidente usa su poder para acabar con los organismos autónomos, como el INE, o desmantelar a los demás poderes de la Unión, como el Judicial, ya que así tendrá pleno control del aparato de Estado, ya que es un dictador y nos lleva al comunismo. En contraparte, se acusa que la derecha usa a organizaciones patrocinadas por organismos internacionales sólo para mantener sus privilegios y golpear al gobierno, porque son conservadores que se oponen a la Cuarta Transformación (así, con mayúsculas). Al final tenemos a unos dándole en la torre a lo que tanto costó construir y a otros diciendo que defienden pero sin defender nada: el Poder Judicial se defiende con la ley en la mano y legislando, no manipulando a la gente para que salga a marchar.

7) “Sufrimos pequeñas pérdidas, las del enemigo son enormes”. No importa si el país se está cayendo a pedazos, AMLO usará la mañanera para presumir el alto nivel de aceptación ciudadana que tiene. Pero a la oposición tampoco le importa, sólo usará sus plataformas para presumir que el país se le estará cayendo a pedazos al presidente y les da gusto, porque garantiza que en 2024 se acabará esta “dictadura”.

8) “Artistas e intelectuales de renombre apoyan nuestra causa”. Si un famoso o un personaje muy estimado apoya la causa, ésta se legitima ante la ciudadanía: si un fan de Julión Álvarez ve que el cantante se toma fotos con AMLO, pensará que AMLO no es tan malo, lo mismo si alguien que lleva años leyendo Nexos ve que Héctor Aguilar Camín despotrica contra el régimen, pues “por algo será”.

9) “Nosotros luchamos por una causa sagrada”. Unos dicen que por el bien de México, primero los pobres, otros dicen que el INE no se toca, hay quienes luchan por el derecho de las mujeres a decidir, otros señalan que defienden a la familia y los valores. Hay quienes destacan a Emiliano Zapata como un gran luchador, otros dicen que Porfirio Díaz modernizó a México. Todos están en el error y en lo correcto al mismo tiempo, depende de quién los vea. Para cualquier ciudadano ambos extremos son disparatados, depende de quien lo manipule.

10) “Quien arroja dudas sobre nuestra propaganda, ayuda al enemigo y es un traidor”. Es bien conocido el ejemplo de medios como Proceso o periodistas como Aristegui, que siempre fueron críticos hacia el gobierno y mientras criticaron a administraciones priistas y panistas estaba bien, eran medios comprometidos, pero hoy que hacen lo mismo con AMLO son chayoteros, vendidos, traidores. Lo mismo con funcionarios: cuando Olga Sánchez Cordero se ajustó a los designios de AMLO, “ah, es que la magistrada sabe, no es cualquier gente”, pero ahora que defiende los fideicomisos del Poder Judicial, “es una traidora a la patria”.

Bueno, ese es el decálogo para manipular a la ciudadanía, ahora que ya lo conoce, ojalá que nunca ningún político lo decepcione, a sabiendas de que no hay nada que esperar de esa especie, sólo que hagan su trabajo, lo cual no es ningún mérito. Es cuándo.