Jorge A. Amaral El asesinato de Aristóteles Sandoval, exgobernador de Jalisco, es una muestra perfecta del nivel de impunidad de que gozan los criminales, quienes en este país pueden hace lo que les venga en gana sin temor alguno pues saben, primero, que nadie denunciará así vea cómo matan a alguien, y segundo, en caso de ser denunciados, tienen el poder para corromper a cualquier funcionario y pronto salen libres, si es que la investigación no se queda atorada entre toneladas de papel. El fenómeno de la violencia es cada vez más alarmante, y ante ello, las autoridades sólo entran a la tanda de culpas y reproches y, lo que es peor, terminan hasta politizando los asuntos de seguridad. En Michoacán a diario vemos ejecutados, todos los días nos llegan noticias de enfrentamientos en distintos municipios, un día sí y otro también se reciben alertas de personas desaparecidas y basta meterse un poquito a las redes sociales para perder la cuenta las balaceras y atentados que quedan registrados. A la hora de los cuestionamientos se entra en el juego de la papa caliente y siempre es culpa de alguien más: si se pregunta al gobierno federal, acusa que no hay suficiente colaboración del estado en cuestión, sobre todo si su gobernador es de la Alianza Federalista; si se le pregunta al gobierno estatal, dirá que la Federación no destina suficientes recursos y esfuerzos para atender la violencia, eso si el gobernador no es afín al presidente, porque si lo es, dirá que es la herencia de administraciones pasadas. Si se pregunta a un alcalde, dice que son temas estatales o federales, porque a los agentes municipales no les alcanza para enfrentar a los cárteles, y eso es cierto. En fin, entre que si el gobierno federal no hace lo suficiente y su estrategia es todo menos eficiente, mientras los gobiernos estatales carecen de recursaos y policías o los que tienen están coludidos con la delincuencia, y en tanto los presidentes municipales no tienen dinero, armamento, patrullas ni elementos preparados y suficientes, el pato lo sigue pagando la población, que vive como en los tiempos de Felipe Calderón: sumida en el miedo y la zozobra por no saber en qué momento llegarán a pedirle la cuota, a qué hora del día se registra una balacera, en qué parte de la colonia se oyen balazos o quiénes son los fulanos esos que van en una camioneta de lujo con vidrios polarizados. Con la cantidad de muertos y la inoperancia de las autoridades, el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, aunque a sus seguidores les cueste trabajo reconocer, se está calderonizando por los niveles de violencia, pero también se está peñanietizando por las omisiones y sólo responder cuando la presión mediática es insostenible. Así, en tanto llega el momento en que las autoridades de todos los niveles hagan su trabajo de manera honrada y eficiente, en tanto no esté garantizado el derecho a la seguridad y la justicia, procure no pitarle al carro que se le cerró y boletar para otro lado si ve que en la esquina de su cuadra alguien está vendiendo droga, porque si la policía se puede tardar horas en llegar o de plano no presentarse, los criminales son rápidos y expeditos en su actuar. El perredizado Morena En Morena aún no se define quién de los 28 suspirantes será el agraciado para representar al partido en la elección estatal de 2021 y ya empezaron con las inconformidades. Esta semana, militantes encabezados por el siempre aguerrido Juan Pérez se manifestaron en el comité para para señalar intenciones de dedazo en la selección del candidato. El malestar se entiende pues hay personas, como Juan Pérez, que desde un principio han estado con Morena, desde antes de que fuera partido, y siempre hicieron labor de convencimiento para ganar agremiados a lo que en su momento era una asociación civil, pero llegó el registro y con ello la elección de 2018, y de inmediato aquello se llenó de conversos, aquellos amarillos que ya no tuvieron cabida en el PRD o vieron que ese cascarón ya no se iba a levantar y decidieron hacer maletas. Así fue como al día de hoy Morena es el partido de los experredistas, quienes podrán decir que apoyan a Andrés Manuel y todo eso, pero muchos de ellos, hay que decirlo, es gente que sólo anda en busca del siguiente cargo, como ya lo he dicho en múltiples ocasiones. En fin, creo que es muy pronto, pensé que esto tardaría unos 4 años más pero me falló el pronóstico: Morena ya se perredizó, y todo por no poner filtros para que a los puestos de influencia no llegara gente que traía bien arraigadas las mañas del sol azteca, como el cabildeo cupular, el pago de favores políticos, el influyentismo, la demagogia o el hacer creer a los líderes que se tiene gran poder entre las bases cuando lo único que hay de por medio son decenas de boletines y entrevistas pagadas regados por todos los medios locales. Es lamentable por la gente que creyó que un nuevo partido era lo que México necesitaba, y una pena por quienes han creído que todos en Morena serán tan rectos y honestos como presume Andrés Manuel López Obrador. Con esto se comprueba algo que siempre he sostenido: los partidos políticos son como las religiones: no son malos, todos persiguen algo positivo desde su muy particular postura ideológica, lo negativo está en quienes integran su cúpula. Con esta perredización de Morena a ver cuánto dura el gusto de ser partido hegemónico, porque al paso que van y con los resultados del actual gobierno federal, puede que les venga encima el voto de castigo y Morena quede como debut y despedida, aunque, claro, eso dependerá de hasta qué punto el presidente mantenga a la fanaticada besando el suelo que pisa. Al tiempo. Las dos pandemias Si bien México ha sido muy golpeado por la pandemia de COVID-19, lo que más ha afectado es la otra, la de la irresponsabilidad y la necedad. De nueva cuenta en la Ciudad de México y el área conurbada con el Estado de México hay semáforo rojo, y con ello el cierre de negocios y suspensión de actividades no esenciales, y déjeme decirle que Michoacán, en específico Morelia y otros municipios como Lázaro Cárdenas, va que vuela. Es común que en las redes sociales, quienes son detractores del presidente y el gobierno federal en turno critiquen el mal manejo de la pandemia por parte de la administración de AMLO, pero no nos hagamos tontos, porque las autoridades, tanto federales como estatales, han hecho lo que han considerado para reducir los niveles de contagio (la politización de las acciones ya es un tema que prefiero poner en otro recipiente), pero la gente no entiende. Aquí entre nos, y no le vaya a decir a nadie, si viera usted la cantidad de mensajes que llegan a esta casa editorial de gente que manda imágenes conspiranoicas, de personas que mandan memes diciendo que si la pandemia es un invento del gobierno, que si no existe, que si la vacuna es para controlarnos y toda una sarta de estupideces. Si usted viera todo eso, se quedaría como su servidor: sin saber si reír o llorar. No importa cuántas veces López-Gatell diga cuáles son las medidas sanitarias, no importa cuántas veces salga Silvano Aureoles a decir que evitemos fiestas, reuniones, verbenas, eventos y demás. La gente es necia y sigue disfrutando, y más en este mes, como si no hubiera un mañana. Lo malo es que, como dice el dicho: ven que el chango es alegre y todavía le aplauden. Si el Ayuntamiento hubiera desistido de la decoración navideña en el Centro de Morelia y más bien hubiera acotado los horarios y aforos en bares y cafés, quizá no habría mucho que hacer en el Centro y con eso la gente no se congregaría como en romería. Pero el primer cuadro no se pudo quedar sin foquitos, lámparas y nacimiento, y la gente no se puede quedar sin ir a turistear. Lamentablemente no sólo se ponen en riesgo los necios que van de pasero al Centro, sino que el riesgo se lo llevan a sus casas, a sus trabajos, con sus padres, sus abuelos y toda la gente con la que conviven, y por eso que no le extrañe que en enero el número de contagios se dispare. Si en el mes de enero se dispara cantidad de contagios, déjeme decirle, no será culpa de los gobiernos, será culpa de nosotros por irresponsables y necios. Esta vez no concluiré diciendo “es cuánto”, esta vez termino diciendo: suerte con eso. Postdata con ponche a solas Esta Navidad, quédese en casa, evite fiestas y centros comerciales, no vaya a celebraciones religiosas. De todos modos la Navidad es para compartir en familia. Pásela bonito pero sea responsable.