LA CASA DEL JABONERO | Lo que el Estado no da

Es un hecho que no tenemos el tan prometido sistema de salud como el de Dinamarca que dijo AMLO que tendríamos.

Jorge A. Amaral

Durante esta semana, el doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción en Salud del gobierno federal, el otrora aclamado zar anticovid en México pero luego ampliamente criticado por el manejo de la pandemia y sus posturas más políticas que sanitarias, salió a lanzar duras críticas hacia los consultorios anexos a farmacias, diciendo que durante la pandemia fueron responsables de muchos decesos y que en realidad no se preocupan por la salud de los ciudadanos, sino que la consulta, o como en algunos lugares se anuncia, “asesoría médica”, no es otra cosa que una táctica de estas empresas para vender medicamentos, algo así como lo que hacen algunas ópticas, que con tal de vender el armazón le ponen lentes aunque en realidad no los necesite.

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Bueno, como era de esperarse, lo dicho por el exnovio platónico de muchas señoras lopezobradoristas no fue bien recibido, primero, por el sector y médicos especialistas que le reprocharon que tales acusaciones no se sustentan en una base científica, sino que obedecen al modelo de comunicación lopezobradorista de criticar todo. Pero también fue vilipendiado por la oposición, que ya sabe usted que no tiene otro quehacer que desgarrarse las vestiduras frente a todo lo que del gobierno federal venga.

No haremos caso de lo que la oposición diga, los políticos de cualquier color no tienen autoridad moral, y menos si en el pasado formaron parte del gobierno, ya sea federal o estatales; más si fueron funcionarios en esos estados donde el sistema de salud y el extinto Seguro Popular fueron saqueados por montos de miles de millones de pesos.

Pero además, no haremos caso de lo que la oposición diga porque, ya sabe usted cómo son esos muchachitos respondones y majaderos: si el presidente habla de defender a Pemex, los panistas salen a querer venderlo; si desde el gobierno federal se le baja a la violencia, ellos dicen que ya pactó con los narcos; si AMLO dota de más atribuciones al Ejército, dicen que va a militarizar el país y que más violencia no resolverá la violencia. Carajo, si AMLO dice que se va a combatir la triada dengue-Zika-chikungunya, la oposición saldrá a defender los derechos de los mosquitos, amenazados por un gobierno comunista, socialista, autoritario, dictatorial y oscuro. Por eso nos centraremos en otros aspectos que a don Gatell y su pandilla se le pasaron.

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Aclaro: no estoy promocionando, nunca he recibido beneficio económico o material alguno a cambio de lo que estoy a punto de escribir ni de nada de lo que he escrito durante todos estos años. Esta columna sólo tiene tres compromisos: decir lo que pienso en honor a la verdad, que le guste a Alejandra y que usted disfrute la lectura o al menos le dé en qué pensar o de qué reír.

Farmacias Similares es una empresa perteneciente al Grupo Por un País Mejor, y se constituyó el 9 de septiembre de 1997 por Víctor González Torres. Según su página de internet, la financiada de la cadena de farmacias es “ofrecer productos y servicios de salud a los estratos más desprotegidos del país”. Actualmente la cadena tiene más de 7 mil sucursales y franquicias en todo el territorio nacional y en Chile. Imagínese usted, con toda esa presencia, a cuánta gente da trabajo. Sí, ya sé lo que está pensando, que son empleos mal pagados y el personal tiene jornadas muy largas, pero ubiquémonos: en este país son miles de empresas las que pagan poco, a menos que se tenga un buen puesto, porque la precariedad laboral en México es una realidad palpable, y créame, cuando hace hambre, cuando se han repartido solicitudes y currículums por todos lados, aunque se gane poco, conseguir empleo es una bendición.

Pero además de las consultas y los medicamentos, Farmacias Similares ofrece servicios de análisis clínicos, desde servicios de laboratorio hasta exámenes cardiacos, y eso a un precio mucho menor al que cobran otras empresas del ramo y mucho más rápido que si usted se espera a que lo programen en el ISSSTE o el IMSS, y son estudios de calidad, al grado de que especialistas suelen recomendarlos si ven que el paciente no es pudiente.

Pero también, no sé si usted ha visto que en las farmacias venden peluches del Doctor Simi. Bueno, le platico que esos peluches los elabora una empresa de Puebla, cuya plantilla laboral está conformada en un 90 por ciento por personas con algún tipo de discapacidad, ya sea motriz o intelectual, y lo que en la farmacia cobran por los muñecos se va íntegro a esta empresa para que siga ofreciendo trabajo a personas para las que la inclusión laboral es un reto.

Finalmente, este grupo empresarial cuenta con distintas fundaciones que brindan apoyo a los sectores desprotegidos, ya sean personas en extrema pobreza, gente con discapacidad o niños en condiciones de vulnerabilidad.

Por otro lado, Farmacias del Ahorro comenzó a operar en Chiapas en 1991, a raíz de que los empresarios Antonio Leonardo Castañón y su padre, Maximiliano Leonardo, se unieron para modernizar su cadena Farmacias Regia. Hoy tienen casi 20 mil empleados en todo el país y cuentan con 849 farmacias propias, 192 franquicias y brindan servicios a 874 sucursales, además de 4 centros de distribución y un Macro CEDIS en Lerma, Estado de México.

Según la columnista Ángeles Aguilar, en su artículo del 28 de septiembre del año pasado en el portal La Razón, tomando datos ofrecidos por Rafael Selvas, director de Operación de la empresa, la cadena de farmacias, si de por sí ya era fuerte en ventas en mostrador, con la pandemia hubo de modernizarse, con lo que su personal se amplió a mil 800 repartidores y mil 200 operadores telefónicos para tomar pedidos ya atender dudas. Pero la atención en línea se amplió a la asesoría médica, así, entre consultorios físicos y virtuales, la cadena cuenta con 2 mil médicos, ya que también empezó a ofrecer servicio de pruebas COVID-19.

Ahora bien, según la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), sólo las farmacias afiliadas y que pertenecen a distintas empresas atienden a un promedio de 200 mil pacientes diarios, pero la cifra llega a un total de 340 mil pacientes al día.

En la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2021 se reporta que el 23.3 por ciento de los mexicanos fue a consulta al IMSS; el 22.2 por ciento acudió a consultorios de médico privado en domicilios particulares; 16.4 por ciento recurrieron a un centro de salud u hospital de la Secretaría de Salud; 19.9 por ciento usaron los servicios de un consultorio adyacente a farmacia (CAF); el 5.5 por ciento recibió la atención en un consultorio dentro de un hospital privado y 3.2 por ciento, en otros servicios privados.

De los pacientes de los consultorios en farmacias, el 89 por ciento recibió su receta y el 70 por ciento gastó un promedio de 450 pesos, que fue de las cosas de López-Gatell criticó: “Básicamente el personal de salud está bajo presión porque tienen que hacer recetas de múltiples medicamentos, porque ese es el interés principal, no es dar consulta, no es resolver problemas de salud”, acusó.

Pero también hay que ser honestos y reconocer que, como en todo, esto se presta a irregularidades, ya que se estima que en México hay hasta 32 mil consultorios que carecen de la documentación requerida para operar y que expide la Cofepris, como licencia o aviso de funcionamiento, según datos que la Unión Nacional Interdisciplinaria de Farmacias, Clínicas y Consultorios le proporcionó a El Financiero.

Por eso, más que denostarlos, la autoridad debe aumentar sus esfuerzos para que no haya consultorio sin verificar, y si usted va a uno, debe revisar que lo tengan a la vista.

Y es que el gobierno, a menos que se ponga autoritario, no puede hacer nada por impedir que la gente acuda a estos consultorios, donde, si usted tiene una lesión leve, algún mal respiratorio o intestinal, es mucho más rápido que ir a un hospital y más barato que ir a un consultorio privado, y le pongo un ejemplo: imagínese que está resfriado, quizá con algo de fiebre. Claro, si es derechohabiente, puede ir al IMSS o al ISSSTE a echarse toda la mañana para ser atendido porque, aunque se sienta de la patada, no es una emergencia, lo mismo que si va al Hospital Civil o al Infantil, y si en otras ciudades es como en Morelia, que los hospitales están ya en otro municipio. Al malestar súmele el trayecto y el pago de pasaje, o la gasolina si tiene carro. Ahora pensemos en alguien que no tiene seguridad social, y que se va a echar alrededor de 50 pesos sólo en ir a un Centro de Salud, donde a lo mejor le dan la medicina, a lo mejor no. Si esta persona es de escasos recursos, ya valió, porque sólo en lo del pasaje se va a gastar lo que en Simis le van a cobrar de consulta, y claro, va a tener que comprar la medicina, pero al ser similar o genérica, no es tan cara como la de patente.

El párrafo anterior fue para ejemplificar por qué estas farmacias hacen enojar al doctor López-Gatell: reflejan las debilidades del sistema de salud en México, que a veces no tiene plena cobertura (si es fin de semana, en Copándaro se puede morir de un catarro, por ejemplo) o no tiene el abasto de medicamentos. Le sumamos la negativa del personal a irse a comunidades alejadas o zonas de riesgo por los lamentables hechos en que médicos y demás personal han sido víctimas de la violencia.

Entonces, si no es un problema grave, que requiera atención de un especialista, el médico de Similares, la del Ahorro, la Guadalajara o alguna otra va a cubrir una necesidad que el Estado mexicano no está satisfaciendo, porque es un hecho que no tenemos el tan prometido sistema de salud como el de Dinamarca que dijo AMLO que tendríamos.

En fin, López-Gatell no debe enojarse con el Doctor Simi ni con sus pacientes. Son empresas que cobran por sus servicios, claro, como cualquier negocio; no le van a atender un cáncer ni le van a quitar la diabetes, por supuesto (eso es imposible); después de la consulta debe uno surtir su receta, obvio, pero de esta forma el médico pachoncito y las demás empresas del ramo le quitan mucha carga al sistema de salud, a veces precario y siempre burocratizado, brindando a miles de mexicanos lo que el Estado no da. Es cuánto.