A diario, quien pone los temas de discusión y en la agenda pública es el presidente Andrés Manuel López Obrador. Sus ruedas de prensa matutina lo siguen posicionando, y cada acción que realiza el efecto en su popularidad lo sigue llevando a “las nubes”. No hay poder humano que logre lo contrario, a pesar de los evidentes y cantados detractores que salen a diario a denostar sus posicionamientos y sus estrategias. México está en el ojo del huracán. El juicio que se le sigue a Joaquín Guzmán Loera en Nueva York, el desabasto de gasolina en nueve estados del país que ya está dejando pérdidas millonarias para los sectores que generan empleo y mueven la economía del país, y la reciente creación de la Guardia Nacional son los temas que se mueven. Sin embargo, el primero queda rebasado por la problemática que viven miles de personas, y por la serie de escándalos que se han generado en torno al negocio de la gasolina en el mercado negro. Sobre la nueva corporación policial, poco se discute entre la sociedad. Pareciera que hay desinterés, pese a la preocupación que externan en el mundo pues aseguran que es la antesala de la militarización del país. Los casos de corrupción ya no sorprenden a México. Las acusaciones que se ventilan en los tribunales en los Estados Unidos y que realizan los narcotraficantes en contra de expresidentes de México, exfuncionarios federales, militares y diplomáticos, pareciera que ya son parte del día a día. Causa mayor escándalo en el vecino país, en donde el caso se sigue al pie de la letra. Es más, le duele más al país que los antecesores de López Obrador hayan sido omisos con el robo de gasolina, que en su vinculación a los sobornos del líder del Cártel de Sinaloa. No se debe descuidar la agenda pública, lo que dice el presidente de México, y los temas que le duelen a los ciudadanos.